Miles de personas abarrotan el Casco Vello en la primera fiesta pospandemia, que abarca un mayor espacio
27 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Miles de vigueses corroboraron que había muchas ganas de disfrutar la Festa da Reconquista da Vila de Vigo tras dos años, obligados por la pandemia, en barbecho. Desde mediodía hasta la noche, el Casco Vello rezumaba ayer alegría. Lugareños y foráneos ocuparon todos los rincones de lo que fue el origen de la actual ciudad, que no eran pocos. La asociación vecinal del barrio histórico, organizadora del evento, ha ampliado el número de calles con puestos y palcos, como Carral y Cánovas del Castillo. Esta última estaba transfigurad, su habitual aspecto semidesértico y de paso mutó en parada y canto.
La fiesta de este año ha adquirido unas dimensiones desconocidas. Las obras en la Porta do Sol han llevado a los organizadores y creadores del evento a ganar cancha en las Avenidas, donde se alza un escenario para las representaciones.
También ha sido un acierto la descentralización de las zonas de actuación. Los vecinos del Casco Vello idearon una serie de torreiros en distintos lugares de la zona vieja para que los grupos musicales dispongan de un espacio cómodo y los espectadores puedan apreciar sus actuaciones en idénticas circunstancias. El único pero que se le puede hacer a la fiesta es que sigue sin reconquistar la parte alta del Casco Vello, quizá debido a la histórica frontera marcada hace más de cien años por la creación de la calle de Elduayen, y más ahora, que las obras dificultan la comunicación entre ambas zonas.
Por lo demás, muchos artesanos, cada vez con productos más cuidados, y mucho que echarse a la boca. Sigue habiendo choripán, pero la oferta gastronómica se ha diversificado e incluso se podía ver en algún punto una paellera gigante.
Otro éxito de la asociación vecinal es haber ganado adeptos entre quienes acuden a la fiesta vestidos a la usanza antigua. Casi todo el mundo que lo hace muestra un mínimo cuidado por aproximarse al vestir de 1809.
En el punto opuesto está la pervivencia de un error histórico en el atrezo. El escudo situado en la parte alta de las reproducciones de las puertas de la antigua villa es posterior al que tenía Vigo durante la Reconquista. Hasta 1813, la localidad tuvo un escudo oficial conformado por un castillo y una concha. A partir de ese año, la concha fue sustituida por el olivo. Pero todo se suple con ganas de pasarlo bien y rememorar episodios de la lucha del pueblo contra las tropas francesas. Ayer, la gente parecía hacerlo. Incluso se vio al escritor Pedro Feijoo tocando un instrumento en una de las actuaciones que tuvieron lugar frente al Náutico.