Alberto Toscano, cirujano de Povisa: «La cirugía de la obesidad es la que cura más cosas»
VIGO
El especialista explica las técnicas que utilizan para personas con sobrepeso y recuerda que su condición no es voluntaria
22 may 2022 . Actualizado a las 00:52 h.Hoy se celebra el Día Europeo de la Obesidad y el cirujano Alberto Toscano, de la unidad de cirugía esofagogástrica y de la obesidad del Hospital Povisa, explica cómo son los tratamientos quirúrgicos.
—¿A quién se opera?
—Cuando el tratamiento farmacológico, la dieta y el ejercicio no bastan, la cirugía puede dar soluciones. Se ofrece a obesos mórbidos, que son aquellos en los que el índice de masa corporal (IMC, el peso entre el cuadrado de la altura) es mayor que 40. Pero a partir de un IMC de 35 y con patologías asociadas también son candidatos. Esas patologías pueden ser la diabetes, la hipertensión arterial, las alteraciones del colesterol o de los triglicéridos... y también patologías sociológicas o psicológicas. La de la obesidad es la cirugía que cura más cosas.
—¿A qué se refiere?
—La esperanza de vida de un obeso mórbido, solo por serlo, baja en 8 años. Los pacientes obesos tienen un aumento de la resistencia a la insulina, así que llega un punto en que cualquier obeso va a ser diabético. Cuando se opera, la diabetes se puede curar incluso antes de que se note la pérdida de peso. Un 80 % de las diabetes tipo 2 no insulinodependientes con menos de diez años de evolución se controlan antes de un año.
—La obesidad tiene relación con muchas otras enfermedades.
—Sí. La Sociedad Española de Oncología Médica la relaciona con cánceres de mama, colon, recto, endometrio o páncreas. De entrada, al obeso no se lo considera enfermo, sino que parece que está así porque quiere. Hay que limar esos estigmas. Ocurre en la obesidad infantil: el cáncer en niños genera empatía, y la obesidad, bullying. El 80 % de los niños obesos son adultos obesos en el futuro.
—¿Qué se considera un éxito en la cirugía de la obesidad?
—Perder un 60 % del exceso de peso en el primer año. Un IMC de 25 es normal. Se calcula para cada paciente cuántos kilos le sobran y se marca ese objetivo. A partir del segundo año se estabiliza en torno al 90 o 95 %.
—¿El objetivo final es llegar a un IMC de 25?
—No, es conseguir que sea saludable. Con 28 puede serlo. Depende de cada paciente.
—¿En qué consiste la operación?
—La hacemos por laparoscopia: con cuatro o cinco incisiones de un centímetro introducimos una cámara y el instrumental. La recuperación es rápida y hay menos dolor. Hay dos tipos: la manga gástrica (en inglés, sleeve) y el baipás. Va a depender de las características de cada paciente.
—Brevemente: ¿qué hacen en cada una?
—La manga consiste en seccionar parte del estómago para reducir su volumen y las hormonas implicadas en la digestión. El baipás consiste en hacer una sección del estómago para que sea más pequeño y puentear una parte del intestino para que una parte no absorba, de forma que quede menos estómago y menos intestino útil.
—¿El objetivo de las dos técnicas es reducir la capacidad?
—No solo. Se ha descubierto que hay hormonas implicadas que regulan la respuesta del cerebro a la comida, y esto se consigue también. Logramos que llegue más cantidad de comida sin digerir a la parte final del intestino y entonces se sacia antes.
—¿Durante cuánto tiempo después de la operación siguen a los pacientes?
—Suelen ser dos años, aunque algunos están más tiempo. Ya antes de la intervención los pacientes tienen que ir a la consulta de psiquiatría, por si encuentran alguna contraindicación. Lo fundamental es lograr una adherencia previa y posterior a la dieta y al control por el nutricionista.
—¿A cuántos pacientes operan cada año?
—Unos 40 o 45 casos.
—¿Cuánto pesaba el mayor de todos los que han tenido?
—220 kilos. Tenía un IMC de 56. Hizo dieta antes de operarse y bajó a 180, luego intervinimos. Hay casos tremendos. Pero hay que concienciarse de que es una enfermedad, no es voluntario.
—¿Es habitual que pidan al paciente que baje de peso antes de operarse?
—Sí. A veces con dietas de ultrabajas calorías. Incluso a veces con el balón intragástrico.
—¿Solo lo usan como paso previo a la cirugía?
—Sí. Lo dejamos entre seis y doce meses. Luego se retira y si no operas, el paciente reengorda.
—¿Hay reintervenciones?
—Son entre un 1 y un 2 %.