La isla acoge un campamento con gente de otros países único en España
08 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«Lo que hacen en el conservatorio está muy reglado, muchos chavales acaban aquí buscando algo que encaje mejor con ellos. Otra manera de enseñanza, con desparpajo, más lúdica... ¡Lo importante es divertirse tocando!», explica Alfonso Franco. Es el director de Galicia Fiddle, la asociación cultural sin ánimo de lucro y promotora del curso de verano San Simón Fiddle. Su objetivo es promover el uso de instrumentos de cuerda tradicionales, combinando actividades musicales con otras de ocio y baile como foliadas. «¡Y hacer comunidad, por supuesto!» añade.
El campamento comenzó el lunes con medio centenar de participantes y terminará el domingo tras un gran concierto. Desde la organización confirman que el interés es cada vez mayor. De hecho, «tenemos un aforo completo», confirma Gabriela García, trabajadora en el evento.
La actividad está dirigida a niños de entre 7 y 18 años. Reconocen que desde sus inicios, en el 2012, la mayoría de los participantes son gallegos, aunque cada vez tienen interesados que llegan desde otros lugares. «Este año, por ejemplo, colaboramos con escuelas de música portuguesas, nos han enviado casi 20 estudiantes, también los hay de otras partes de la península, llegan desde Madrid o Granada incluso», expone García.
Este curso de verano promueve principalmente la música tradicional gallega. Además, cada año la organización invita a representantes de un país que cuenta con un instrumento de cuerda en su tradición musical. Este 2022 es el turno de Brasil y su rabeca, un tipo de violín.
En años anteriores les tocó a Marruecos, Europa del Este, Italia, y otros. No se trata solo de que haya representantes de esos países, sino que incluso en sus composiciones intentan combinar la música tradicional gallega con la de esos lugares. En temas como Aurtxo Polita (una canción de cuna vasca) o el Pasodoble de Paulino (una partitura típica gallega), los integrantes de Galicia Fiddle ya muestran cómo juntar distintas tradiciones en una sola canción. Quién sabe si en esta ocasión no se unirá una bossa nova brasileña con un alalá gallego.
Esos dos temas figuran en A Canteira, el disco recopilatorio de la asociación, fruto de la formación de aquellos que pasaron en años anteriores por el campamento de San Simón y que demuestra un diálogo musical y cultural que es fundamental en la filosofía del campamento.
«Todos nos lo estamos pasando fenomenal, niños, profesores y staff, somos casi como una familia. Uno de los días se celebra una cena de gala y todos tenemos que llevar trajes típicos brasileños. Los pequeños tienen muchísima ilusión», explica Franco.
Pero la asociación no solo centra su actividad en este campamento para niños. Este lunes concluyó también Encordass, un encuentro de cuatro días para adultos en la misma isla, que el resto del año tiene poca actividad.
Pero es un espacio único. «Es un lujo y un privilegio estar rodeados de mar y en plena naturaleza», dice el director. La primera edición surgió después de que acudiera a un campamento similar en California. «Pensé: si hasta en América le dan valor a nuestra música, tendremos que hacerlo también aquí», confiesa. Además, el campamento infantil conlleva una gran preproducción. «Cada año vamos aumentando la logística. Todo es dar un paso tras otro. Tenemos a profesionales del violín dando clases con nosotros. Nuestro objetivo es consolidar San Simón como referente alternativo en la enseñanza musical tradicional», concluye el director.
Alfonso Franco reflexiona: «Somos el único campamento de este estilo en España, es una pena, pero también es un orgullo saber que nuestro trabajo es importante. Si no lo hiciéramos nosotros ¿Quién lo haría?».