
A sus 38, la futbolista porriñesa Carmi Martínez saca 20 años a algunas compañeras
08 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«O outro día, estaban coa media de idade do equipo. Xa lles dixen: ‘Enfastíoa eu!». Son palabras de Carmen Martínez Novas, Carmi (O Porriño, 1984), como es conocida en un ámbito futbolístico en el que lleva, con algún parón, más de 20 años. Son los que saca a varias de las que son sus compañeras este año en la UD Mos, que empieza este fin de semana la liga con un vestuario donde está ya representada la generación del 2006. «Xa digo que podía ser a nai de case todas», comenta ella.
Porque, como señala, ha pasado de dar patadas al balón «no medio de todos os homes» en el patio del colegio cuando «non estaba nada ben visto», a hacerlo con las que podrían ser sus hijas, recalca. Estar rodeada de gente tan joven hace inevitable que eche la vista atrás a cuando ella tenía esas edades. «Sempre digo que oxalá tivese 20 anos menos para poder xogar ao fútbol coas oportunidades que teñen elas agora. Daquela, non as había», lamenta.
Sin referentes futbolísticos femeninos ni tampoco nadie en su familia que jugara —aunque luego lo haría también su gemela—, Carmi recuerda que el fútbol le empezó a atraer a base de ver el masculino por la tele. «Lembro os típicos torneos polos barrios e logo xa estiven moitos anos no fútbol sala: no Guillarei, Porriño, Salceda, Ponteareas, Mos...», repasa su dilatada trayectoria.
Tras la pandemia, sin embargo, decidió dejarlo. Priorizó su trabajo de operaria de automoción, donde entonces era eventual, y coincidiendo con el ascenso del Mos a categoría nacional, más exigente y que implicaba más desplazamientos, echó el freno. En ese momento compaginaba fútbol 11 y sala y estaba algo «saturada». El año pasado, el entrenador del Mos, Telmo González, que la conoce hace años, la llamó para volver. Obtuvo la negativa por respuesta para el Mos, pero sí se animó a retomar el fútbol sala con el Chapela.

«As ganas nunca marcharon»
Este año, la llamada de Telmo para contar con ella en el equipo amarillo se repitió y, esta vez, la respuesta fue afirmativa. «Botaba de menos o fútbol, as ganas de facer algo que che gusta nunca marchan», señala. Y ella habla del fútbol con devoción. «Non creo que me quitase nada nestes anos, nin tempo. Porque investilo en algo que che divirte e che fai desconectar, que che axuda a esquecer que tiveches un día duro, non é perdelo», reflexiona.
Lo único malo, apunta, son las lesiones. Y constata que, a su edad, es más complicado recuperarse de ellas. «Sempre tardas máis ca unha compañeira de 14, 15 ou 16 anos. Aparte de que co traballo, non descansas», apunta a modo de inconvenientes. Pero a cambio, puede aportar experiencia. «Supoño que as rapazas pensarán que fai esta con tantos anos xogando canda elas. A diferenza de idade é moita, pero penso que eu podo aportarlles o meu gran de area. Eu ensinareilles unhas cousas e elas ensinaranme outras a min», valora.
A lo largo de estos años, ha sido testigo de la evolución del fútbol femenino desde que casos como el suyo llamaban la atención hasta la normalización. «Cando eu era nena, os pais dicían que para as nenas, as bonecas, e para os nenos, o balón», comenta. Con todo, en su casa siempre la apoyaron a seguir jugando. E insiste en que solo le ha traído cosas buenas: «Deume moitas alegrías e permitiume coñecer a moita xente que me aportou moito. O deporte faiche crecer, madurar e, no meu caso, divertirme moito». En ello sigue.
