Povisa estrena en Galicia la mamografía con contraste para diagnosticar mejor el cáncer

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Ana Rocha y Francisco Tardáguila, con el mamógrafo de última generación
Ana Rocha y Francisco Tardáguila, con el mamógrafo de última generación XOAN CARLOS GIL

Un nuevo aparato permite detectar tumores más pequeños, hacer menos pruebas y biopsiar las lesiones; solo dos hospitales de España disponían de él

08 feb 2023 . Actualizado a las 18:18 h.

El Hospital Povisa acaba de poner en funcionamiento un nuevo mamógrafo que incorpora una tecnología que no se utilizaba en este tipo de pruebas. Se trata del contraste, una sustancia que los radiólogos administran al paciente y que permite visualizar con mayor claridad dónde puede haber un tumor. O que, como dice el jefe del servicio de radiología del centro sanitario, Francisco Tardáguila, «ilumina las lesiones, puedes ver más lesiones y más pequeñas». Su uso era frecuente en otro tipo de estudios, pero no en la mamografía.

«Las lesiones crean nuevos vasos y el contraste realza estos vasos; por lo tanto, te indica dónde están esas posibles lesiones», expone la radióloga responsable del área de mama, Ana Rocha. Esto permite señalar posibles tumores que antes no se veían. El nuevo aparato hace los dos tipos de prueba, sin el contraste y con él, y las integra. Con ambas piezas, los profesionales obtienen más información que antes, con el objetivo de diagnosticar más, mejor y con menos estudios.

Hasta ahora, solían practicarse mamografías convencionales, biopsias para analizar las lesiones y confirmar o descartar que fuesen cancerígenas, y resonancias con contraste cuando se necesitaba más precisión. La mamografía con contraste empieza a extenderse, pero de momento no se ha generalizado. «Solo lo tienen dos hospitales en España, el Sant Joan de Deu de Barcelona y el Gregorio Marañón de Madrid», destaca Tardáguila, en cuya trayectoria es reconocible una búsqueda permanente por incorporar las últimas tecnologías.

Cuando se detecta un tumor, el estudio se amplía. Buscan más lesiones en la misma mama y también en la otra. Esta información es esencial para planificar el tratamiento. «Intentamos hacer pocos estudios y acortar el tiempo para reducir la incertidumbre, que es lo más duro», dice Rocha.

En este sentido, el aparato de última generación incorpora otra novedad, que es la posibilidad de hacer biopsias, algo que no tenían las otras máquinas españolas. En la misma prueba, se acopla una aguja a la máquina y se extrae el tejido presuntamente tumoral, que luego se analiza en el laboratorio para confirmar el diagnóstico. Antes, este paso solía hacerse guiándose con un ecógrafo; ahora se ahorra este paso y se gana precisión, ya que hay lesiones que solo se ven con la mamografía con contraste.

De momento, Povisa está empezando. La máquina costó unos 250.000 euros, se instaló el 23 de diciembre y ya han hecho estudios, pero el equipo de radiólogos tiene que definir sus usos. La mamografía es una prueba que se utiliza con frecuencia en mujeres sanas, para diagnosticar de forma precoz los cánceres. Sin embargo, este nuevo aparato se va a reservar a aquellas que tengan síntomas o alguna prueba anterior.

Ana Rocha cree que de momento no se puede prescindir de la resonancia. Esta prueba es muy precisa, pero más incómoda para la paciente, que habitualmente es mayor: dura más tiempo (20 minutos frente a siete), tiene que estar tumbada boca abajo y permanece dentro del tubo de la máquina. La mamografía con contraste sí se usa como alternativa a la resonancia en las mujeres que no pueden someterse a esta porque llevan marcapasos o padecen claustrofobia. En la usuaria general se va a seguir haciendo resonancia. De momento, ya que no hay literatura científica suficiente. Pero Rocha cree que «en el futuro la resonancia se limitará a determinados casos».

Un área donde los profesionales se especializan cada vez más

Ana Rocha expone los hitos que ha experimentado el mundo de la mamografía. Comenzó con las pruebas analógicas. Después llegaron las digitales. Si esta prueba es comparable a una fotografía, la revolución fue el siguiente paso, la tomosíntesis, que es un conjunto de imágenes con una sola prueba, similar a un tac. Povisa fue uno de los primeros hospitales en disponer de esa tecnología. Ahora llega el contraste.

Tárdaguila destaca que el Grupo Ribera Salud, propietario de Povisa, ha hecho de la mama un área estratégica de trabajo y ha promovido que los radiólogos, cirujanos o anatomopatólogos que se especializan en esa área se dediquen a ella en exclusiva. El año pasado Povisa operó 180 cánceres de mama, que es el más frecuente en las mujeres.