
Los traficantes diversifican su actividad importando alijos de cocaína transoceánicos: reciben portes en contenedores descargados en el puerto procedentes de Sudamérica o fabrican planeadoras ilegales en naves industriales del perímetro de la ciudad
09 ene 2023 . Actualizado a las 23:01 h.Pablo García, 34 años, residente en Samil, está considerado el último representante de la nueva hornada del narco gallego que entró en prisión. Antes, en el 2021, cayó por gestionar dos chalés dedicados a la explotación sexual, también en Vigo. García, a mayores, se dedicaba a la compra y venta de barcos pesqueros para faenar frente a la costa atlántica de África. La operación Sugar Brown evidencia que no todo lo que entraba en las redes era peixe. Se le acusa de ser el armadanzas de los 3.300 kilos de cocaína decomisados a finales de diciembre a bordo del Simione, con bandera de Angola; un destartalado barco que Garcia fletó en Senegal para salir al encuentro de este alijo suministrado por proveedores sudamericanos para introducirlo en Galicia.

Pero las investigaciones realizadas en el 2022 contra esta lucrativa tipología del crimen organizado evidencian que Vigo es un escenario de peso que va más allá de reuniones puntuales entre empresarios de la coca que eligen la ciudad para cuadrar sus intereses. El I+D+i del narco asentado en Vigo diversifica las oportunidades: desde la construcción en serie y de tapadillo de narcolanchas en naves industriales, hasta la llegada de contenedores preñados de perico camuflado en mercancía legal. A mayores, fundamental, la ría; un campo de juego perfecto para zarpar a bordo de bólidos semirrígidos impulsados por motores fueraborda que suman cientos de caballos de potencia.
Operación Sugar Brown
Nace y finaliza en Vigo. Más allá de las gestiones atribuidas a Pablo García en África, este treintañero hacía de Vigo su despacho junto al considerado su mano derecha: José Rodríguez Rodríguez, también vecino de Vigo, septuagenario y un clásico del narcotráfico patrio que lo mismo se mete en una empresa de altos vuelos de cocaína que de heroína. Ambos están en prisión desde finales de diciembre como máximos responsables de los 3.300 kilos encontrados a bordo del Simione por el Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) con sede en Galicia de la UCO y del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) en Pontevedra, ambos de la Guardia Civil. El procedimiento instruido en el Juzgado número 1 de Vigo evidencia que todo se cocía en la primera ciudad de Galicia. Cada plan e indicación eran trasladados por García a Rodríguez, que posteriormente se las hacía llegar a la rama encargada de descargar en lanchas los 3.300 kilos y distribuirlos por tierra.

También en África, por narcotráfico y el año pasado, se arrestó a un vigués que llevaba años desvinculado de la ciudad. Y eso que en su día fue un pujante líder de las bases del PSOE en la ciudad y luego agente de la Policía Nacional hasta su expulsión del cuerpo. Se trata de Miguel Ángel Devesa, cayó en Costa de Marfil y se le atribuye el papel de conseguidor de barcos y de las influencias necesarias para usar este continente como bodega de cocaína sudamericana o facilitar el transporte a España o Europa.
El puerto
Dos alijos de cocaína y uno heroína. El Puerto de Vigo recibe periódicamente un barco de fruta procedente de Sudamérica que supone una patata caliente por el riesgo de incorporar portes de cocaína. Hasta hace más de un año, esa mercancía llegaba a Marín, pero ahora se descarga en Vigo; un riesgo que las autoridades chequean con lupa conscientes del riesgo que implica. Solo este año, entre septiembre y octubre, se decomisaron dos alijos procedentes de Ecuador. El primero pesó 45 kilos, y el segundo, 28, y se constató que ambos portes llegaban del mismo puerto ecuatoriano. En Vigo no hubo arrestos, pese a las evidencias de que ambos alijos serían sacados por personas que trabajan en el recinto, las únicas con acceso a los contenedores.
A mayores, se requisó un alijo de 12 kilos de heroína escondido bajo la aleta delantera de un coche que llegó en ferri procedente de Malta. Lo ocupaban dos mujeres de nacionalidad inglesa, aunque ellas, al hallarse el polvo marrón en el turismo, se hicieron las suecas. Estos tres portes son la prueba de que Galicia en general, y Vigo en particular, es un destino internacional de droga que no siempre entra a lomos de planeadoras o en las bodegas de cualquier tipo de embarcación.

Narcolanchas
50 «bólidos» decomisados. Una nave en el polígono de Cotogrande era el ombligo de la trama desmontada en junio por el EDOA de la Guardia Civil en la provincia. El inmueble, en el exterior, no lucía ningún cartel que evidenciara actividad en el interior, pero la investigación afloró un frenesí laboral para ensamblar las piezas necesarias para construir la fase inicial de planeadoras ilegales, que únicamente se utilizan para el tráfico de drogas marítimo a gran escala. Luego, se acababan de construir en Portugal, país que no tiene las restricciones que sí hay en España y que supone un paraíso para los gallegos y españoles que se dedican a vender estos ejemplares de semirrígidas a organizaciones de narcotraficantes.
Pero lo curioso de esta investigación, bautizada Endurance, es que al frente del negocio no figuran vecinos de Vigo ni de su área, tampoco gallegos, y sí dos catalanes que, por algún motivo, decidieron invertir en esta nave de Mos para implantar su negocio a orillas del Atlántico; tal vez por la proximidad con el limbo luso y la complicidad de otros gallegos, también detenidos e investigados, para llevar a buen puerto su lucrativa empresa. Lo único seguro es que esta operación implicó un balance nunca visto: unas 50 narcolanchas decomisadas entre Vigo, su área y Portugal, destinadas presuntamente a traficar con hachís en el estrecho que separa España y Marruecos.

De San Simón a Cíes
Punto de partida y descarga. La ría de Vigo sigue siendo otro centro de trabajo más para el narco oriundo. En febrero del año pasado se decomisó un fórmula 1 cargado de gasolina cuando su tripulación se disponía a zarpar desde la rampa portuaria de Santa Cristina de Cobres. Su problema fue que hicieron tanto ruido, de madrugada, para descenderla desde el remolque de un camión que despertaron a los vecinos de este tranquilo lugar. Ellos alertaron a la Guardia Civil, que al llegar se topó con el camión y la prueba del delito aún sin entrar en el agua.
El año pasado también se dio por finalizada otra investigación relacionada con el incendio de una narcolancha frente a la costa de Moaña en el 2021. El procedimiento judicial concluye que esa semirrígida calcinada fue echada al agua desde una nave próxima que participaba de una trama a caballo entre O Morrazo y O Salnés, pero que apreciaba la ría de Vigo para hacer de las suyas por la elevada vigilancia que existe de forma perenne en la ría de Arousa.

Tráfico medio
La actividad que no cesa. Esperar vehículos procedentes de Andalucía, cargados de hachís para ser despachados en Vigo o el resto de las Rías Baixas, se ha convertido en un clásico desde hace años. En los últimos meses hubo dos decomisos de 170 y 60 kilos realizados por las UDYCO de Pontevedra y Vigo, respectivamente. Ya la unidad con base en la comisaría de la calle Álvaro Cunqueiro, retiró del mercado a dos hombres que, por separado, podían mover varios kilos de coca a la semana y suministraban mercancía a camellos de la ciudad. Fueron los últimos éxitos de una unidad que ha cambiado internamente para dar paso a un nuevo equipo que ahonde más en el tráfico medio de drogas que existe en la ciudad con mayor población de Galicia.