Los datos desmienten a los antivacunas: no ha habido más muertes repentinas

Ángel Paniagua Pérez
Ángel paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El número de decesos por ictus e infartos es menor que antes del covid tanto en Vigo como en el resto de la provincia de Pontevedra

29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos dos años, cada vez que se ha conocido la muerte por enfermedad de alguna personalidad pública los grupos antivacunas han tratado de arrojar sospechas de que la vacuna contra el coronavirus estaba detrás. Ocurrió, por ejemplo, con la cantante Rafaella Carrá o con el teniente fiscal del Supremo, Juan Ignacio Campos. Sucedió también a nivel local, como cuando falleció la exalcaldesa de O Porriño, Eva García de la Torre (59 años), hace justo un año, por un infarto. Los grupos contrarios a la vacunación contra el covid-19 suelen ironizar acerca de estas muertes repentinas. En sus foros, lo llaman repentinitis. Pero los datos desmienten que tal cosa exista. 

El Instituto Nacional de Estadística publicó recientemente el número de fallecimientos que se produce en España según la causa de la defunción. Un análisis de los decesos vinculados a causas de muerte repentinas deja claro que los fallecimientos inesperados no solo no han subido, sino que de hecho han bajado.

El INE ha publicado los datos definitivos de todo el 2021. En el 2019, el año anterior a la pandemia de covid-19, perdieron la vida 1.283 personas por causas relacionadas con una muerte repentina, que se detallan más adelante. En el 2021, el año en que se vacunaron contra el coronavirus 2,3 millones de gallegos (el 94 % de los mayores de 12 años), fueron 1.139, un 11 % menos.

También ha publicado los datos provisionales de los primeros seis meses del 2022, en los que fallecieron por estas causas 555 personas. En el mismo período del 2019, fueron 662. Es un descenso del 16 %.

Sin contar el covid-19, el ictus es la principal causa de fallecimiento por una enfermedad concreta. En el 2021 perdieron la vida 547 personas por un infarto cerebral. En el 2019, 605. El número total de fallecidos en la provincia de Pontevedra por todas las causas creció un 5 %. Los decesos crecen desde hace años por el envejecimiento de la población y, además, está el covid, que antes no existía y que mató a medio millar de personas. Lo esperable, pues, sería que los ictus creciesen un 5 %, pero bajaron un 10 %.

La tendencia continuó en el 2022. En los seis primeros meses murieron 262 personas por esta causa. En el 2019 habían sido 301. Ha bajado un 13 %.

«Estas teorías de que hay más casos ictus por las vacunas anticovid han hecho muchísimo daño, incluso dentro del sector sanitario», aclara el responsable de la unidad de ictus del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, el neurólogo José Luis Maciñeiras, «nosotros tenemos los datos exactos y sabemos que estamos viendo el mismo número de ictus que el año anterior y que hace dos». Tratan a 700 enfermos cada año, una cifra estable en los últimos ejercicios.

Más que por la vacunación, los especialistas están en alerta para investigar los posibles riesgos que pueda dejar la propia infección por el coronavirus en la aparición de infartos cerebrales.

Infartos y muertes súbitas

A los infartos de miocardio también se les ha atribuido sin pruebas un origen vacunal. En los primeros seis meses del 2022 murieron 107 personas por un infarto agudo de miocardio en las áreas sanitarias de Vigo y Pontevedra. Habían sido 125 en el primer semestre del 2019, antes del covid y su vacuna. Estadísticamente son un 14 % menos, aunque en números absolutos la diferencia es pequeña y puede ser casual. Lo mismo ocurre con los datos definitivos por años completos: 239 en el 2021 frente a 236 del 2019, una variación inapreciable.

Existen otras patologías cardíacas de aparición repentina. Hay un concepto que el INE llama «paro cardíaco, muerte sin asistencia y otra causa desconocida de mortalidad», lo que muchas veces se conoce como muerte súbita porque alguien fallece de forma repentina y sin una causa clara. Pues bien, en la primera mitad del 2022 perdieron la vida por esta razón 29 personas en la provincia de Pontevedra; en el mismo período del 2019 fueron 45. Es un 80 % menos, aunque no está claro por qué. Los datos de año completo se repiten: 42 en el 2021, 95 en el 2019, más del doble. El efecto de la vacunación no se ve.

Hay otros dos casos de fallecimiento que se podrían considerar repentinos. Uno es la muerte súbita infantil. Desde el 2016 no se ha registrado ningún caso. El otro es un concepto más amplio que son las enfermedades isquémicas del corazón, sin contar el infarto, como puede ser la angina de pecho. Entre enero y junio del 2022 murieron 157 personas, frente a 191 del año 2019, así que bajó. En los datos de año completo, en el 2021 murieron 311 y dos años antes, 347. No hay duda.

«Todas las vacunas tienen efectos secundarios y para el que le toca pueden ser graves, pero no hemos visto mayor mortalidad», reflexiona el presidente de la Fundación Española del Corazón, Andrés Íñiguez, que dirige el servicio de cardiología del área sanitaria de Vigo. Entre esos posibles efectos secundarios descritos están la miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y pericarditis (la inflamación de la membrana que recubre el corazón), con una incidencia de entre uno y diez casos por cada 100.000 personas y con buena evolución.

El jefe de servicio de cardiología recuerda que en el 2020, cuando empezó la pandemia, mucha gente dejó de ir al médico y esto pudo impactar en la mortalidad por diversas patologías, también la cardiovascular.

El origen de la «repentinitis», un término inventado

El término repentinitis no es nuevo. La herramienta Google Trends permite confirmar que en el año 2005 ya había búsquedas de esta palabra. A partir de noviembre del 2021, once meses después de que comenzase la vacunación contra el covid-19, se produjo un resurgir de esta palabra, popularizada por grupos antivacunas para asociar sin pruebas las muertes repentinas de personas con su estatus vacunal. Twitter es el sitio web con más búsquedas de este término inventado.

Enfermedades cardiovasculares e ictus: bajan los fallecimientos, no los casos

Las muertes por enfermedades cardiovasculares llevan años descendiendo muy ligeramente, pero constituyen un grupo muy numeroso, el segundo después del cáncer. En la provincia fallecieron en el año 2021 un total de 2.624 personas por este grupo de patologías. Dos décadas antes eran solo un centenar más. Andrés Íñiguez señala que, sin embargo, cada vez se diagnostican más problemas cardiovasculares. Si este fenómeno no provoca más defunciones, opina, es porque «los cuidados han mejorado mucho».

En el ictus se nota un cambio mucho mayor. En el año 2000 murieron por esta causa 943 personas en la provincia de Pontevedra. En el 2010, 725, que es un 23 % menos en una década. En el 2021 fueron 547, otro 25 % menos en una década. José Luis Maciñeiras explica que una subida o bajada puntual en un año puede ser aleatoria, pero que cuando se consolida una tendencia se puede explicar por una mejor atención a esta enfermedad. Ocurre igual que con el corazón: los casos no bajan, las muertes sí.

El Cunqueiro implantó una unidad de ictus en el año 2015, para tratar a todos los pacientes de forma homogénea y con recursos especializados. El hecho de dedicar a esta patología recursos específicos y de que los tratamientos hayan mejorado puede explicar esta caída.

Además, con la unidad se generalizó una técnica que se llama trombectomía mecánica, en la que un neurorradiólogo extrae con un catéter el trombo que tapona un vaso sanguíneo del cerebro. «Estos son casos graves que podrían acabar en muerte, y muchas se evitan», constata Maciñeiras. La trombectomía se hace en Vigo para el sur de Galicia.