Antonio Besteiro comerció durante medio siglo en su tienda del Casco Vello. Se enfrentó a unos atracadores y tenía pendiente un juicio por sumisión química durante el covid
22 mar 2023 . Actualizado a las 01:13 h.Antonio Besteiro Boán (1940) era natural de Taboada, en Lugo, pero pasó medio siglo en Vigo comerciando con moneda antigua. Un detalle como el simple cambio en una numeración de una estrella en una peseta de las de Franco podía suponer miles de euros de valor. Según relataba en una entrevista a La Voz, él emigró a Suiza en 1967, trabajó en el ferrocarril reparando vías del tren y en el tiempo libre se fue interesando por la numismática y aprendió cosas sobre monedas antiguas, un interés más allá del coleccionismo. En su oficina del Casco Vello de Vigo atesoraba 200.000 monedas de casi todos los países del mundo. Este numismático se haría famoso en el 2014 porque a sus 73 años desarmó a un atracador y le pegó con su propia pistola, que resultó ser una imitación de plástico aunque él no lo sabía. No podía sospechar que en su vejez, otros asaltantes disfrazados de sanitarios volverían a ponerle en peligro a él y su esposa mediante una sumisión química en el confinamiento.
En julio del 2014, sufrió uno de sus mayores sustos en el atraco a su pequeña tienda Numismática Besteiro, sita en la calle Sombrereiros. El vendedor tenía una pieza estrella, «la más querida», que quería enseñarle a un amigo. Era la obra de medio siglo de trabajo dedicado a las monedas de coleccionismo. Justo en ese momento, aparecieron dos atracadores con malas pintas y se enfrentó a ellos porque el año anterior ya había sufrido otro robo. Los sospechosos fingían ser clientes que querían comprar monedas valiosas pero, como el vendedor desconfiaba, le apuntaron con una pistola y le exigieron «todo el oro y el dinero». Uno de ellos golpeó con el revólver en la ceja al numismático pero, al verse empapado de sangre, se cegó, arrebató el arma y la rompió a golpes. Los asaltantes huyeron asustados.
El 8 de abril del 2020, él y su esposa, ya retirados, sufrieron otro asalto cuando estaban confinados en su casa de Vigo por la pandemia de covid. Unos falsos sanitarios ataviados con batas blandas les drogó haciéndoles creer que iban a pincharles para hacer un test de coronavirus. Cuando la esposa se desmayó, le interrogaron a él. Les desvalijaron y huyeron con un botín de 4.000 euros y joyas. En enero del 2021, los implicados volvieron y acompañaron al marido a sacar 3.000 euros a una sucursal pues sabían que estaba aquejado de un deterioro cognitivo y era vulnerable pero los oficinistas sospecharon y no abonaron el reintegro. Cuando fueron detenidos, los sospechosos, pertenecientes a un clan familiar, llevaban un álbum de monedas en su coche y alegaron que se lo querían vender al anciano. El juicio se iba a celebrar hace dos meses en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo pero se aplazó. Antonio Besteiro falleció ayer a los 82 años pero la jueza leerá su testimonio en el juicio.