Baloncesto En una temporada marcada por las lesiones, el equipo porriñés de Liga EBA tiene cuatro jornadas por delante en las que se juega eludir el descenso
23 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Jenaro Alonso huye de las excusas y se declara el máximo responsable de los apuros clasificatorios que, por primera vez, pasa su equipo, el Porriño Baloncesto Base, desde que ascendió a Liga EBA, hace casi cinco años. Pero lo cierto es que, en ocho meses, no ha podido disponer nunca de sus doce jugadores de plantilla y sus dos pívots han coincidido con lesiones importantes. Contratiempos que les han colocado en la zona baja, aunque el pasado fin de semana respiraron con un triunfo clave ante un rival directo, el Betanzos.
Por encima de todo, el técnico quiere destacar la entrega de su equipo, que trabaja «de manera impecable» cuando, admite, «lo fácil sería borrarse». «No hay un mal gesto, una mala cara, no faltan a un entrenamiento y se esfuerzan como el primer día. Estoy muy agradecido», comenta. Eso le da tranquilidad para afrontar lo que viene: cuatro finales, dos de las cuales son en casa contra rivales directos. «A uno le ganamos en la primera vuelta y con el otro, perdimos de uno en su campo», recuerda.
Este lunes, tras ganar al Betanzos, las caras eran otras. «El equipo sonreía de otra manera. Era un partido complicado en el que, además, ganamos el basket average y en una liga en la que descienden cuatro —ellos son quintos por la cola en este momento— y con posibles arrastres que ya prefiero ni mirar. Me interesa dejar cuatro por abajo y pensar en positivo», sostiene.
A lo largo de estos años, nunca habían perdido tres partidos seguidos como les ha pasado este curso ni habían visitado la zona de descenso. Por eso Alonso asume que está ante su mayor reto. «El aprendizaje es bonito, pero el sufrimiento no se lo deseo a nadie», asegura. Además, él lleva 18 años ligado al club y es perfectamente consciente de lo que significa para la entidad estar en esta categoría. «Conozco el proyecto y su idiosincrasia. Sé lo que ha costado llegar, lo duro y gratificante que ha sido», por lo que la situación de este curso duele aún más.
Jugando con el labrum roto
Han seguido caracterizándose por un proyecto con gente de casa, sin fichajes más allá del área de Vigo, tirando de cantera y de compromiso. En ese sentido, confiesa que Iker Besada está jugando con el labrum del hombro roto a la espera de una operación «porque es todo corazón» y que Lucas Vaquero reapareció el pasado fin de semana sin estar al 100 %. Son solo dos ejemplos.
La plantilla, la grada y la directiva, tres pilares unidos
Jenaro Alonso destaca que en esta temporada difícil para el PBB, la grada ha estado «espectacular», como le caracteriza. Del mismo modo responde la directiva, que en este último duelo, frente al Betanzos, tuvo un detalle que el técnico considera que supuso «un plus» para la victoria. «Llenaron el vestuario de frases motivadoras de los familiares de los jugadores. No puedo más que agradecerles su trabajo, dedicación, ayuda y cómo tratan al equipo», subraya.
El entrenador pone el foco en que los directivos actúan «de forma altruista» y añade que le parece «increíble su grado de implicación». «De ahí también que me sienta tan responsable de las derrotas. Todo son facilidades, cuidan hasta el más mínimo detalle», ensalza. Y no se olvida de sus jugadores. «Es digno de reconocer su trabajo. También el de los juveniles y del sénior B» de los que ha tirado. Ahora, queda camino por recorrer, pero todos reman en la misma dirección.