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«Me juego la vida cada día para cruzar la calle con silla de ruedas»

La Voz NIGRÁN / LA VOZ

VIGO

Alejandro Martinez

Eugenio Pérez sortea escalones y bordillos en A Ramallosa

12 abr 2023 . Actualizado a las 02:07 h.

«Me juego la vida para cruzar la calle», asegura Eugenio Pérez. Este vecino de Vigo, pero con residencia en Nigrán, advierte sobre los obstáculos que las personas con movilidad reducida han de afrontar en dos de los puntos con mayor densidad de tráfico y personas del municipio en las que el ha de desarrollar su vida a diario. Son puntos negros sobre los que reclama una actuación ya que hay bordillos, escalones e irregularidades en el pavimento «insuperables para las personas en sillas de ruedas y más aún si no son eléctricas como la mía».

Uno de los escenarios es A Ramallosa, en las inmediaciones de la rotonda que distribuye todos los tráficos internos de los tres municipios de la comarca.

«Para llegar de la parada de taxi hasta la sucursal de Abanca te la juegas. Al cruzar hay un seto central infranqueable y además hay bordillos que tampoco se pueden sortear», explica Eugenio mientras intenta hacer el recorrido.

«En el medio de la acera entre el cine y la sucursal, además, hay un árbol y es imposible atravesarlo y seguir por la acera, te bloquea», advierte.

La siguiente zona con barreras arquitectónicas es Praia América. «Todas las aceras del arenal están generalmente mal. Las rampas de acceso para personas con diversidad funcional están con unas pendientes tremendas que solo se puede superar con sillas eléctricas, porque es imposible que puedan subirlas quienes las tengan manuales», señala. Advierte también sobre los bordillos. «A veces, en un mismo paso, cruzas un paso de peatones por el bordillo y al llegar al otro lado te encuentras con que no hay bordillo para poder subir a la acera, como en el caso de A Ramallosa», denuncia este vecino que reclama que se planifiquen medidas para borrar del mapa estos obstáculos. La única alternativa, dice, es subir por la zona de un garaje, «pero como tiene la hendidura para darle la forma del acceso, se monta un guirigay».

Sobre las barreras que, a su juicio, hay que eliminar, habla también de irregularidades en el pavimento. «Lo de las playas es imposible. Por ejemplo, en la mitad de Praia América han puesto un adoquinado en la zona de diez metros para bajar desde la acera y luego llegas a la arena y, a lo largo de toda la playa no hay ningún camino en donde una persona con silla de ruedas se pueda dar un baño», afirma. Indica que si hubiera ese acceso «yo me podría poner en esa zona y bañarme con la ayuda de mi mujer».

Advierte, por otra parte, que la falta de ese camino, dificulta el poder hacer uso de la silla anfibia. «Como no hay una zona habilitada para desplazarla por el arenal, la persona que te lleva se encuentra en el camino con toallas o personas. No entiendo que haya que ir sorteando todos esos obstáculos de la playa», defiende Eugenio. Considera que desde Protección Civil se debería ayudar a los usuarios para poder utilizar este servicio «como se hacía antes de la pandemia, ya que no es de fácil manejo».