El programa que probó la residencia de Vigo se extenderá a toda Galicia
07 may 2023 . Actualizado a las 02:10 h.«Dispara a los invasores», ordena la pantalla. Y Sagrario dispara con contundencia. Dirige una nave espacial básica, blanca y rosa, con un cañón a cada lado. Los invasores son verdes y aparecen en la parte superior de la pantalla. Ella se inclina para mover su nave a un lado o a otro y, cuando está debajo del invasor, levanta el brazo derecho o el izquierdo. Del cañón correspondiente emerge un disparo láser que acaba con el invasor. Cuando termina aparece el resultado: se los ha cargado a todos.
Sagrario Piñeiro (62 años) podría estar en una sala de videojuegos arcade, pero está en el Complexo Residencial de Atención a Persoas Dependentes (CRAPD) Meixoeiro, la residencia más grande de Galicia, con 454 usuarios. Sagrario se desplaza en una silla de ruedas y el videojuego es en realidad su fisioterapia. Usa la realidad virtual, una herramienta que la Consellería de Política Social probó de forma piloto en esta residencia y en otras dos y que ahora quiere llevar a todos los centros públicos de Galicia como herramienta de rehabilitación.
El fisioterapeuta José Blanco explica que estos juegos sirven para trabajar cuestiones como la propiocepción —saber cómo y dónde están las partes del cuerpo en cada momento—, el fortalecimiento de los miembros superiores, la coordinación, el equilibrio o el control del tronco, entre otros.
Cuando acaba con todos los invasores, Sagrario empieza con otro juego. Está delante de una pantalla que tiene una cámara, similar a las de videoconsolas como la Wii o la XBox, que detectan el movimiento del usuario y lo trasladan a órdenes concretas. Ahora, Sagrario es una esquiadora que va en un trineo y debe esquivar obstáculos. No se le da mal. Para finalizar la sesión, se pone con el reto de parar balones, los azules con la mano derecha y los verdes con la izquierda. «¡Eh!», protesta a la máquina cuando cree que no sigue los movimientos que lo ordena. No es que se pique si no gana, «me pico cuando la máquina no me reconoce las manos», aclara.
El fisioterapeuta, que también guía terapias clásicas, sigue con las bondades de este sistema: «Fideliza a los usuarios, porque como es lúdico trabajan sin darse cuenta, no es lo mismo que repetir veinte veces una sentadilla», dice el fisioterapeuta.
Y, sin embargo, ahí está Susi Castro (56 años) haciendo sentadillas sin parar. En la pantalla aparece una tortuga en el fondo marino. Unos peces de colores circulan de derecha a izquierda y la tortuga debe pisarlos antes de que abandonen la pantalla. Esto la obliga a levantarse y sentarse constantemente en un banco, para que la tortuga obedezca sus órdenes. Su destreza es buena, pero la máquina se lo pone cada vez más difícil.
«Podemos personalizarlo para cada uno según sus características, por ejemplo si tiene una hemiplejia o solo puede mover la cabeza, y también subirlo o bajarlo de nivel», explica la fisioterapeuta Teresa Alonso mientras ayuda a Susi motivándola. «Si estás con ellos, lo hacen mejor», dice, y a continuación se dirige a la usuaria: «¡Venga, muévete, que te come el buzón!». Es ya el siguiente juego: un avatar se mueve por una calle a una velocidad considerable y debe ir esquivando buzones, contenedores y sillas.
Susi dice que acude todo lo que puede a esta terapia. También hace bici. En la residencia mantienen la rehabilitación clásica. Hay usuarios que la siguen y en torno a 30 están también con el programa de realidad virtual. No es tanto una cuestión de edad como de las características de cada usuario. El CRAPD Meixoeiro consta de dos complejos, ambos para personas con dependencia. En el grande, el más cercano al hospital, hay usuarios con todos los grados posibles, desde personas encamadas hasta otras con deterioro cognitivo leve. Tienen muchos pacientes neurológicos (enfermedades neurodegenerativas como el párkinson, pero también secuelas de ictus). No todos se beneficiarían de la realidad virtual.
El centro empezó a utilizarla hace un año. Su experiencia y ha llevado a Política Social a iniciar una licitación para comprar equipos para toda Galicia.
«Esta herramienta», dice el director de la residencia, Óscar Arroyo, en referencia a la realidad virtual, «es un medio, no un fin: conseguimos el objetivo, que es que sigan la terapia de rehabilitación, les estimulamos a que lo hagan sin verlo como algo obligatorio y llegamos a más usuarios».
«Es una herramienta para conseguir un nuevo modelo de cuidados sociosanitarios»
El programa de rehabilitación con realidad virtual que lidera la Dirección Xeral de Maiores e Atención Sociosanitaria se inserta dentro de una estrategia mayor. «Es una herramienta más para conseguir un nuevo modelo de cuidados sociosanitarios que sea personalizado, proactivo, predictivo, profesionalizado, participativo y poblacional», detalla el subdirector xeral Alfredo Silva, que inició el proyecto. «Se trata de hacer innovación en la vida real», dice.
Además de la rehabilitación física tiene una segunda pata, que es la cognitiva. Consiste en el uso de juegos en ordenadores con pantallas táctiles o bien en tabletas para mantener activos a los usuarios que tienen un deterioro cognitivo leve, que puede estar provocado por una demencia en fase inicial. La residencia dispone de una pequeña sala en la que la psicóloga María Calle ayuda a los usuarios con los videojuegos. Una señora trata de memorizar las palabras que le va mostrando la pantalla. Unos segundos después, el ordenador le pregunta cuáles eran y ella las señala en la pantalla táctil. «Trabajan funciones cognitivas, cálculo, memoria, orientación, razonamiento...», detalla la psicóloga.
Hay unos 30 usuarios que, si no tuvieran esta herramienta, seguirían otra terapia más clásica, con fichas. Seguramente, también más aburrida. «Mucha gente de entrada no quiere venir, pero ven a otros, que son capaces y que les gusta, y vienen», dice Calle. Encuentra una ventaja fundamental en las nuevas tecnologías: «Pueden hacerlo ellos solos y así les damos independencia y autonomía». En la sala hay otro ordenador al que los usuarios conectan unos auriculares y ponen películas o escuchan música para relajarse. Siempre está ocupado.
Los medios para la rehabilitación cognitiva con realidad virtual son limitados, de momento. «Vamos a hacer una ampliación de la sala de rehabilitación cognitiva», dice el director, «porque vamos a recibir una inversión potente en equipamiento».
La responsable asistencial del CRAPD, Eva Bouza, explica que si reparten más tabletas a los residentes «pueden seguir los programas en cualquier lugar y a cualquier hora, y así se benefician más». Ese es el objetivo final. Destaca que estas herramientas ofrecen información sobre las destrezas del usuario, que de otra manera sería más complicado recopilar y que permite al equipo del centro hacer un seguimiento más estrecho de cada residente.