Preservar la maternidad para después de un cáncer, una opción en auge

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

El equipo de la Unidad de Reproducción del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo con Emilia Ocón a la izquierda de la imagen.
El equipo de la Unidad de Reproducción del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo con Emilia Ocón a la izquierda de la imagen. Oscar Vázquez

16 mujeres se han sometido a ciclos de fecundación de óvulos congelados

21 ago 2024 . Actualizado a las 14:23 h.

La sanidad pública de Vigo ya ha hecho ciclos de fecundación in vitro a 16 mujeres que habían sufrido un cáncer o alguna otra enfermedad que afectaba a su capacidad reproductiva. Se conservaron sus ovocitos mientras ellas se sometían al tratamiento oncológico y, después, cuando ya estaban curadas, se utilizó ese material reproductivo conservado con el objetivo de que pudiesen ser madres.

«A las pacientes oncológicas que van a recibir quimioterapia o cirugía, o bien que tienen alguna otra patología que afecta a su capacidad reproductiva, se les ofrece preservar su fertilidad», explica la embrióloga Digna Rodríguez, del laboratorio de la unidad de reproducción asistida del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), ubicada en la calle Pizarro, en el edificio anexo al antiguo Hospital Xeral. Si la paciente quiere, se le da un tratamiento para estimular la ovulación, con el fin de que genere ovocitos que se conservarán congelados para cuando ella haya superado el tratamiento y quiera ser madre.

«Cada año nos derivan unas diez pacientes oncológicas», dice la ginecóloga Emilia Ocón. Preservar las muestras o no es algo voluntario y hay algunas mujeres que prefieren no hacerlo.

Este servicio se ofrece desde el 2019. También se ofrece a los hombres que son diagnosticados de cáncer. En los varones el proceso es mucho más sencillo técnicamente: ellos llevan la muestra en un bote; ellas tienen que medicarse y luego ir a quirófano. De ellos se conservan tres muestras; de ellas se intenta llegar a generar doce ovocitos, pero no siempre es posible.

Oscar Vázquez

Ese material puede utilizarse más adelante o no. Si se emplea, es mediante de ciclos de fecundación in vitro, en los que se busca que los espermatozoides fecunden los óvulos en el laboratorio. Así se hizo, por ejemplo, en el caso de Mónica Fernández, cuya historia contó La Voz recientemente: su novio, Esteban, había conservado su semen cuando le diagnosticaron un cáncer; años después falleció y ella ha logrado quedarse embarazada con ese material.

Pero en aquella ocasión Esteban conservó su material reproductivo en la clínica IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad), a la que se derivaban todos los casos antes de que la sanidad pública empezase a ofrecer esta prestación. Como la técnica es reciente en el Chuvi, hay personas que almacenaron su material genético en IVI y aún lo tienen en esa clínica, que además tenía un programa gratuito para pacientes oncológicas. El Sergas permite recuperar ese material para hacer la transferencia.

La única limitación posterior es la edad de la madre: 40 años. Es el tope que se permite dentro de la sanidad pública gallega para cualquier caso de fecundación in vitro, aunque la ley no pone limitaciones. «La edad femenina es el factor que más influye en la tasa de embarazo. Los 40 años no son una cuestión economicista, sino de eficacia de la técnica», argumenta Emilia Ocón. La ginecóloga detalla que cuando la mujer tiene menos de 35 años, en el 40 % de los casos la implantación es exitosa y acaba en parto. Cuando supera los 40, baja hasta el 12 %.

Uno de los retos de la unidad de reproducción asistida es la conservación del material genético. Ha incorporado nuevos equipamientos para conservarlo mediante la técnica de la vitrificación —se hace con nitrógeno y, a diferencia de la congelación, no genera cristales por lo que se conserva mejor—. En general, guardan material reproductivo de mujeres (30 ovocitos) y de hombres (500 muestras, así como embriones que sobran de los ciclos (2.200).

Emilia Ocón, de brazos cruzados en el centro de la imagen, con parte del equipo de la Unidad de Reproducción del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo.
Emilia Ocón, de brazos cruzados en el centro de la imagen, con parte del equipo de la Unidad de Reproducción del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo. Oscar Vázquez

«Lo ideal sería no tener más de seis meses de espera»

Uno de los grandes problemas de la fecundación in vitro es la lista de espera. «En la primera consulta hacemos el diagnóstico de la esterilidad, esta suele tardar dos meses», dice la ginecóloga Emilia Ocón. «Después, si se indica la fecundación in vitro, la demora es de once o doce meses. Lo ideal sería que no pasase de seis, pero llegamos a tener dos años», explica. Ella se dedica a tiempo completo a la unidad, y otras dos ginecólogas están a tiempo parcial. Hacen 400 ciclos de reproducción cada año.

La unidad quiere utilizar ovocitos de donantes

La unidad de reproducción asistida del Chuvi es la referencia para las áreas de Vigo y Ourense. Sin embargo, el programa de preservación de la fertilidad en las mujeres solo se ofrece para las pacientes de Vigo. Las de Ourense siguen teniendo que ir al IVI, una clínica con la que el Sergas firma conciertos. «Nos gustaría poder ofrecérselo también a las pacientes de Ourense», dice Digna Rodríguez. Para eso necesitan más dotación de medios y de personal, porque ahora la unidad está a tope de trabajo y los congeladores tienen muchas muestras almacenadas.

Otra de las técnicas que quiere implantar la unidad es la fecundación in vitro con donación de óvulos. Actualmente sí se hacen embarazos con semen de donante. El material reproductivo se compra en empresas de fuera de Galicia, ya que en esta comunidad no hay ningún banco de semen. Se emplea ante problemas de esterilidad masculina y también en casos de mujeres sin pareja que quieren ser madres.

La unidad ha hecho la propuesta de comprar ovocitos. Se destinarían a las mujeres que tienen una esterilidad que ninguna de las técnicas existentes logra vencer. «Hay unas indicaciones clínicas muy estrictas, con causas como menopausias precoces, fallos ováricos, reservas muy bajas o nulas...», detalla la embrióloga. En esos casos, la fecundación in vitro se hace con el ovocito de donante y luego se implanta en el útero de la gestante. El embarazo se desarrolla con normalidad.

Estos casos son pocos pero ya existen. Y se derivan a la sanidad privada. El año pasado, por ejemplo, hubo ocho mujeres derivadas para un tratamiento de este tipo. «Nos gustaría mucho ofrecerlo nosotras y ser capaces de desarrollar todas las técnicas que existen», dice Digna Rodríguez.