El crecimiento de los trastornos de la conducta alimentaria

Valeria Salazar VIGO / LA VOZ

VIGO

Nicolás Pedrafita, nutricionista.
Nicolás Pedrafita, nutricionista. Oscar Vázquez

«Los jóvenes tienen a mano una cantidad de información que los hace estar más desinformados»

16 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se están disparando entre los jóvenes. «Tienen a mano una cantidad de información que los hace, paradójicamente, estar más desinformados, ya que no poseen ni el criterio ni el conocimiento para saber qué fuente es la correcta», dice el nutricionista Nicolás Piedrafita. Por esta sobreexposición a estímulos informativos, «hay chicos de 12 o 13 años que están preocupados por la suplementación alimentaria o que directamente la consumen».

A esto se suma el adelanto de la pubertad que detectan los médicos en los últimos años, que puede desembocar en una temprana preocupación por el físico.

Los especialistas detectan un aumento de los casos desde el confinamiento con el que en la primavera del 2020 se intentó frenar el avance del covid-19. En realidad es algo generalizado en la salud mental: no parece haber una correlación directa con el coronavirus, pero los profesionales de este ámbito detectan una explosión de casos que las cifras de ingresos y consultas confirman. Al fin y al cabo, los TCA son enfermedades mentales, con una casuística amplia, en las que el paciente tiene una alteración psicológica que le lleva a variar su relación con la comida, desde una obsesión por el peso hasta la restricción de ingestas o los atracones de comida. El coronavirus pudo potenciar situaciones de ansiedad o depresión que, en algunos casos, desembocasen en TCA.

Piedrafita está especializado en el ámbito deportivo. Comenta que ahora los chicos llegan antes a los gimnasios, a veces obsesionados con su imagen, sobre todo si pretenden lograr un estado físico como el de los adultos. «En chicas que compiten en categorías de peso es donde más lo veo, y se ven cosas como raparse el pelo para poder dar el peso».

Ana Rodríguez, psicóloga.
Ana Rodríguez, psicóloga. Irene González

Además, ya no solo son enfermedades femeninas. La responsable de psicoterapia de la Asociación de Bulimia y Anorexia de Pontevedra (ABAP), Ana Rodríguez, explica que «ahora hay un auge entre los chicos». Lo relaciona con la publicidad masiva que se presenta sobre cremas, productos adelgazantes o gimnasios.

Chicas y chicos

Esta especialista explica que las chicas suelen buscar una bajada de peso masiva, mientras que los chicos procuran un aumento de la musculatura. No siempre es así. «También existen casos de chicos o niños que por un pasado con sobrepeso y bullying o abusos, se han pasado al otro extremo intentando alcanzar un ideal corporal irreal», dice.

Ricardo García-Mayor, endocrino.
Ricardo García-Mayor, endocrino. C

En primavera y verano suelen aflorar más los TCA. No es que haya más, sino que se visibilizan, dice el endocrinólogo Ricardo García-Mayor. «Estas situaciones se empiezan a gestar después de las Navidades, un momento de excesos calóricos que la mente suele gestionar con una necesidad posterior de compensación y purga», detalla. Tras las fiestas comienzan los anuncios previos a la operación bikini, que se va fortaleciendo con los meses con todo tipo de productos.

La presión social para adelgazar es constante. «Hay productos para adelgazar diseñados para casos muy concretos, que se han popularizado y ahora se venden para cualquier cosa y a cualquier persona, sin ningún tipo de supervisión médica», dice el facultativo.

Yolanda Seoane, psicóloga.
Yolanda Seoane, psicóloga. XOAN CARLOS GIL

¿Cómo se puede evitar un TCA? Es un asunto complicado, porque en realidad suele haber varios factores de fondo, externos e internos. Según la psicóloga Yolanda Seoane, «la clave está en tener un entorno social y una vida emocional saludable».

Los tratamientos incluyen el la terapia psicológica y la nutricional. Lo primero es dictaminar si existe riesgo vital. Si es el caso, los médicos tienen que ingresar al paciente, porque su vida corre peligro y es fundamental garantizar una correcta ingesta de alimentos, voluntaria o involuntariamente. Lo siguiente es la parte psicológica. Cuando no hay riesgo vital, ambas comienzan a la vez.

El tratamiento

A veces tiene que intervenir también un psiquiatra, si hay intentos de autolesiones o una obsesividad descontrolada o bien otros problemas mentales de fondo, como una depresión profunda. Hay psicofármacos que pueden potenciar el apetito o bien lo contrario, de modo que son una herramienta útil.

Seoane detalla que en el aspecto psicológico, lo principal es que estas personas acepten la enfermedad, ya que, no es lo mismo trabajar con un joven que sabe que no está bien, que trabajar con uno que cree que sus pensamientos son la realidad. El papel del psicólogo es deconstruir la mentalidad rígida del paciente, sesión a sesión. Por otro lado, desde el punto de vista nutricional, lo que se busca en cada consulta es crear una organización y planificación de las ingestas según las rutinas y horarios del joven. A partir de aquí, se van incluyendo alimentos poco a poco. Además, se intentan realizar ingestas cada tres horas para mantener los niveles de glucosa controlados, ya que los picos y bajadas generan sentimiento de apetito.