La ruta por A Guarda se dispara un 75 % mientras que la de Tui cae un 2 %
27 ago 2023 . Actualizado a las 03:34 h.Los caminantes prefieren la costa. Los datos de la Oficina del Peregrino revelan dos realidades muy distintas para las rutas jacobeas que entran por Portugal. El Camino por la costa ha crecido un 75 % respecto al ejercicio pasado, que fue el segundo del atípico e histórico año xacobeo, en el que se fulminaron los históricos. Con fecha del 23 de agosto, y sin ferri en el Miño, son ya 32.296 las personas que llegaron a Santiago caminando o pedaleando por la ruta costera, que toca techo al haber superado en julio el máximo con el que cerró todo el 2022. Sin embargo, la tradicional que entra por Tui (municipio que se mantiene, eso sí, como el segundo en el total de los lugares de procedencia de los 290.548 peregrinos que llegaron a Santiago hasta ahora) ha caído un 2 % respecto al 2022. Otra de las curiosidades es que el 75 % de los usuarios de la ruta de la costa son extranjeros, frente al 63 % de los 58.756 que fueron por Tui y el 54 % de la media.
Las cifras son igualmente reveladoras si se comparan con el cómputo global ya que Camino ganó un 3 % de peregrinos este año y la mayoría de rutas perdieron afluencia tras el Xacobeo, incluyendo el Camino Francés, que es el primero en cantidad de público y que cayó en un 3 %. El Camino Portugués aporta el 21,7 % de los peregrinos, pero el de la costa ha pasado de un 6,8 % el año pasado al 11,39 de este.
Albergues de Tui como Ideas Peregrinas o Jacob´s Hostel confirman una ocupación del 90 % en julio, que es menor de lo esperado pero consideran que este verano se han retomado los viajes internacionales y que el equilibrio volverá en otoño.
Playas en vez de un polígono industrial: «Acertamos eligiendo esta variante»
El paisaje o las facilidades para refrescarse son algunos de los motivos por los que los peregrinos prefieren la variante costera del Camino portugués. «Es la primera vez que hacemos el camino, pero estoy seguro de que hemos acertado eligiendo esta variante», comenta Dani Encinas, un madrileño que empezó la ruta en Oporto y que hace noche en un hostal de la plaza de O Berbés.
La mayoría de los peregrinos, están fascinados por los paisajes que ofrece esta ruta jacobea. «Nunca vi un lugar donde el color verde de los árboles se juntase con el azul del mar», dice impresionada Norma, una joven alemana que está haciendo el camino con cuatro amigos.
Otros, veteranos de la peregrinación, lo comparan con las demás variantes. «Hice el francés dos veces, el primitivo y el portugués en su recorrido original. Es la primera vez que hago la variante por la costa y a pesar de cambiar tan solo dos etapas, ya es mi ruta preferida», explica Tania Lorenzo.
Zonas como la del polígono industrial A Granxa, en O Porriño, son las que intentan evitar los caminantes. Aparte de las obvias diferencias estéticas entre un parque empresarial y una senda pegada al mar, el camino costero refresca a los viandantes en días de calor como los de la última semana. «La brisa del mar se agradece y de vez en cuando paramos a darnos un baño para refrescarnos», dice Miguel Pérez, un lucense que define el trayecto de la costa como «el más adecuado para el verano».
La segunda etapa de esta variante del Camino portugués une Baiona con Vigo. En su llegada a la ciudad olívica, que suele cuadrar con la hora de comer, los peregrinos buscan un bar para probar los productos de la zona. «Mira cómo venimos», dice el gaditano Pablo Alonso, haciendo alusión al cansancio de la caminata. «Ahora una caña y una buena mariscada», añade el andaluz.
El Camino portugués por la costa se ha convertido en un nuevo motivo para visitar Vigo y aumentar su potencial turístico.