La namoreira vive en una segunda primavera tras el verano
03 sep 2023 . Actualizado a las 21:49 h.Se llama Armeria marítima, pero es mucho más conocida como Herba de namorar o namoreira (o el menos utilizado Clavelina de mar). Es una pequeña planta, que apenas alcanza los 10 centímetros de altura formando una pequeña mata de unos 30 centímetros de extensión con unas hojas muy estrechas y compactas siempre verdes. Sus pequeñas flores, al final de un largo tallo, pueden ser de varios colores: blanco, rojizo, rosado o lila. Como su nombre indica, se trata de una planta adaptada a los ambientes casi imposibles, por lo que la podemos encontrar en el borde litoral, rocas, playas y acantilados marinos donde soporta la salinidad, la escasez de nutrientes, el clima extremo, la sequía y todo lo que mataría a otras plantas.
Ese es su secreto, como el de sus primas de la flora litoral: aguantar lo que otras no aguantan para poder desarrollarse donde encuentran menor competencia. En teoría, estos días ya tendría que perder sus flores, pero hace años comprobamos en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de As Illas Atlánticas que tiene una segunda floración en otoño. Cosas del cambio climático y su influencia en la fenología (adaptación a las estaciones) de las plantas. En su hábitat cumplen un papel ecológico fundamental, al crear pequeños espacios con microsuelo fértil que ayuda al resto de vegetación y existe una relación directa entre las Armerias y otras plantas de los acantilados marinos con los excrementos de las gaviotas, de donde pueden conseguir los nutrientes esenciales para asentarse.
El nombre de herba de namorar, o namoreira, tiene como base la tradición que decía que si conseguías introducir una flor de namoreira en el bolsillo de la persona amada (sin que se diera cuenta, esto era importante), dicha persona se enamoraría de ti irremediablemente. El proceso era irreversible, por lo que era recomendable la prudencia y elegir la persona adecuada. Otro de sus nombres comunes, empreñadeira, nos situaría en una fase más avanzada de la relación amorosa. Como tradición es bonita, aunque con algún pero. La cultura no es un proceso estático, sino que evoluciona y cambia en paralelo a los cambios de la sociedad. Quizás determinadas costumbres arraigadas en la cultura popular deberíamos revisarlas en función de una ciudadanía cada vez más sensibilizada con la problemática ambiental.
Seguramente hace muchos años, con una población de namoreiras que ocupaba prácticamente todo el litoral y pocas personas recolectándolas para hacer el ritual del presunto enamoramiento, el impacto ambiental de esta actividad sería asumible. Pero actualmente la Armeria marítima es cada vez más escasa, al igual que su prima Armeria pungens (namoreira das praias, casi desaparecida de la que subsisten algunos ejemplares en las Cíes), en paralelo a la destrucción de sus hábitats y la cantidad de personas que las arrancan por simple diversión aumenta exponencialmente.
Mucho mejor que nos enamoremos de la belleza de las herbas de namorar en su sitio, vivas y vivaces en la naturaleza, donde deben estar, y si nos permiten un consejo complementario… no se enamoren de alguien que arranca plantas silvestres amenazadas.