«Había soñado con ganar el campeonato, pero fue mejor aun», dice su criador de Tui, con el que venció en la categoría de macho negro
13 sep 2023 . Actualizado a las 00:40 h.Jorge Conde Urceira y Dior han ganado el Campeonato del Mundo de Dóberman que se ha celebrado en Eslovaquia. «Somos un binomio», sostiene este joven tudense del criadero Do Baixo Miño y dueño del animal, un espectacular ejemplar de dos años y seis meses que, haciendo gala a su nombre, ha cosechado el oro otorgado por el jurado en el certamen del IDC (Club Internacional Dóberman), fundado en 1978 y con representación en 39 países.
«Dior ha quedado el primero en la categoría de macho negro, por lo que sí, puede decirse que es el mejor del mundo», explica Jorge Conde sin separarse de su fiel compañero, con quien acaba de hacerse en coche los 2.800 kilómetros de distancia que hay entre la finca de Rebordáns en la que ambos viven y entrenan a diario y el país eslavo. Con ellos, además, viajó Erea, que también hizo podio al clasificarse en la tercera posición de la categoría joven de hembra negra.
«Conseguir un IDC era el sueño de mi vida, por lo que lucha todo criador de dóberman», reconoce Conde. Considera que la clave del logro está en «la constancia, el trabajo y la suerte» y con esa filosofía trabaja en el criadero en el que comparte con su padre Luis y su hermana Esther su pasión y amor por los mejores amigos del hombre.
Su progenitor se dedicó durante mucho tiempo, años atrás, a la cría de San Bernardo. Cuando Jorge era pequeño tuvieron algún pastor alemán, pero hace catorce años llegó el primer dóberman a casa, «y nos enamoramos de él, ya no hubo marcha atrás». El recelo a la nueva raza «se fue en cuanto la conocimos porque es excepcional», dice. Tanto es así que el criadero lo comparten cinco dóberman, que son Dior, Erea, Gala, Fox y Fiorella, y también compite con alguno de otras personas. «Lo más importante es conseguir un perro seguro, con un buen carácter y bonito», considera este joven, que respalda la decisión del jurado del IDC. Los expertos valoraron precisamente «la extraordinaria morfología, el movimiento y el gran carácter» de Dior.
Hasta Eslovaquia ha habido muchas horas de trabajo: «A las ocho semanas ya hay que comenzar con los entrenamientos, a estimularlos y a jugar con ellos». En junio superó también con nota la competición de pruebas de trabajo, en Alemania, antesala del campeonato mundial. Entonces, Dior tuvo que demostrar que sabía defenderse y defender, «porque tiene que tener un comportamiento de ataque deportivo». El animal sigue cada una de las explicaciones y movimientos de su criador y parecen mimetizarse. Con ocho órdenes que da en alemán, el perro sabe perfectamente cuándo ha de sentarse, tumbarse, quedar quieto, morder, soltar, caminar a su lado o ir a por la pelota. Cada movimiento tras la orden derrocha esa belleza y elegancia que han avalado el título. Están juntos unas seis horas de media al día compartiendo juegos que son entrenamientos para ambos. El año pasado volvieron del campeonato con el tercer puesto de clase joven y este, como ganador absoluto. «Yo me imaginaba este sueño a veces, pero fue cien mil veces mejor de lo que pude pensar. Cuando vi al juez con la copa, me eché a llorar», desvela.