
La canguesa es la máxima realizadora del líder de Segunda de fútbol sala
03 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Claudia Martínez Gutiérrez (Aldán, Cangas, 1994), Clau «dentro do campo» —matiza ella—, es parte fundamental del liderato de Segunda de fútbol sala femenina que, tras seis partidos que cuenta por victorias, ostenta el Bembrive vigués. La deportista resta importancia a su registro de 16 goles en lo que va de temporada, porque argumenta que es el rol que le corresponde dentro del equipo. Pero, ahora mismo, ella es la cara más visible de un inicio arrollador.
Cuenta la canguesa de 28 años —cumplirá los 29 el mes que viene— que se ve «na liña das tempadas anteriores»; de hecho, hace ahora un año, celebraba el centenar de goles con el equipo vigués, al que legó en el 2019. Y la cifra no ha dejado de crecer. «Somos un equipo moi ofensivo, xeramos moitas ocasións e, polas miñas características, son a que finalizo, quen as materializo. É a miña tarefa», asume con naturalidad y desde la premisa de que el mérito es colectivo.
Se fija la ala-pívot en que el equipo está «metendo bastantes goles», pero tampoco pasa por alto el condicionante del calendario, que admite que ha sido «favorable» en este tramo inicial. «Xogamos contra os tres recén ascendidos e contra equipos que, en teoría, estarán na zona de abaixo ou na metade da táboa», expone. Se trata de «contextualizar», aclara, sin quitar mérito «ao traballo ben feito, porque os partidos hai que xogalos e outras tempadas tamén temos deixado puntos contra equipos da zona media, algo que, por agora, non nos está a pasar», valora.
Una vez que están en lo más alto, la idea no puede ser otra permanecer ahí el máximo tiempo posible. «Por suposto que queremos manter o primeiro posto e que non renunciamos a nada. Pero o obxectivo debe ser alcanzar a praza de play-off, unha das catro primeiras», apunta. Ve a un equipo mejor que las campañas anteriores por el factor del poso acumulado. «Cada ano incorpórase calidade ao equipo, pero a clave está en que o núcleo gaña experiencia e iso nótase á hora de competir», analiza.
Es el cuarto año consecutivo que militan en categoría nacional y cree que eso les permite subir el listón respecto a cuando la mayoría del grupo eran debutantes en estas lides. Aparte del factor Pitu, su entrenador, un clásico del fútbol sala al que define como «un superdotado, alguén que ve o fútbol sala de forma moi fácil e sabe transmitilo». Entiende que eso es «unha vantaxe competitiva», pero con la que ya venían contando en los cursos anteriores.
Descarta Claudia que el grupo pueda sentir una presión extra por verse en lo más alto de la clasificación. «Eu creo que está o medo a virnos arriba. Aínda non gañamos a ningún rival directo e é importante que non se nos suba á cabeza», plantea. Tener que jugar semana a semana por seguir defendiendo el liderato no sería problema. «Oxalá. Esa é a presión que nos gusta. Somos un equipo con máis madurez que cando nos vimos o segundo ano entre o primeiro e o terceiro posto e si puido haber unha presión mal entendida», desgrana.
No le gusta valorarse a sí misma ni compararse con etapas anteriores, de modo que no se atreve ni a señalar el actual como su mejor momento ni a atribuirse el papel de líder en el vestuario. «Non sabería dicilo, pero estou disfrutando moito en cada entreno e en cada partido. Estou ben, con moitas ganas», zanja.
Del atletismo al fútbol sala
Martínez califica su caso de «curioso» porque comenzó en el atletismo, que fue su deporte principal hasta los 15 años. «Aí empecei a xogar na base do Olivo pola miña irmá», recuerda. De la entidad viguesa pasó al Poio, con el que llegó a jugar en la máxima categoría, si bien tuvo que dejarlo de manera prematura, con 21, por la imposibilidad de compaginarlo con su trabajo de auditora financiera, profesión a la que se sigue dedicando.
Pero las categorías pesan mucho en esto y en Primera era «totalmente imposible» compatibilizar las dos actividades. Sin embargo, pasó el tiempo y, tras tres años y medio parada y echándolo mucho de menos, contactó con el Bembrive con la idea de entrenar, aunque enseguida dio el paso de jugar. «Era en Preferente, xogando por Galicia, con outra esixencia. Quería liberarme un pouco do estrés mental pola carga de traballo», recuerda.
Comenzó «sen ningunha expectativa, nin boa nin mala» y el balance, ascenso de por medio, no puede ser mejor. «Non esperaba para nada que as cousas fosen así. É o típico caso de volver sen ningunha ambición máis ca manterme en forma», relata. Ni de lejos podía imaginar lo que vendría después. «Sinto que lle debo moito ao Bembrive e que lle estou eternamente agradecida ao club», finaliza.