Los microplásticos que desprende la señalización vial

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

M. MORALEJO

Las pinturas de las carreteras generan partículas que se desgastan con los neumáticos y acaban en el mar

26 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unas semanas iniciábamos una serie de artículos sobre la contaminación marina por microplásticos y sus orígenes. Hoy terminamos la serie con otra vía de emisión de este contaminante a nuestro entorno urbano y al mar que probablemente nos resulte sorprendente: la señalización vial. Las pinturas termoplásticas que utilizamos en las calles y carreteras también se desgastan y degradan con la rodadura de los neumáticos y van desprendiendo partículas de microplásticos que, incorporadas al polvo urbano, son posteriormente arrastradas por el viento o la lluvia hasta llegar al mar pues, recordemos, las aguas pluviales se vierten directamente a la ría sin ningún tipo de tratamiento.

Podría parecer que la cantidad de microplásticos que se incorporan a la contaminación global y local por esta vía de las pinturas de las carreteras resulta poco importante, pero alcanza nada menos que el 7 % del total según estima la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Tendríamos que añadir la pintura de instalaciones deportivas al aire libre, que en ocasiones utiliza productos similares y el aeropuerto. Serían aproximadamente unos cuatro gramos por persona al año. Esta cifra debe sumarse a los entre 230 y 470 gramos por cabeza calculados por la Federación Europea de Carreteras.

La señalización vial se degrada menos que otras pinturas convencionales al incorporar microesferas de vidrio que la protegen de la erosión pero que finalmente desembocan en el mar. Un inciso: no olvidemos la contaminación por metales pesados derivada del cromato de plomo que incorporaban las pinturas amarillas de las carreteras que se utilizaban antaño para señalizar obras vados o desvíos provisionales. No olvidemos tampoco que muchas de estas pinturas incorporan en sus disolventes compuestos orgánicos volátiles (COV), que la Unión Europea llevan años intentando limitar porque contribuyen al efecto invernadero y la emergencia climática.

La ciudad con más vehículos por habitante

Podría resultar arriesgado calcular el volumen de esta contaminación en Vigo. Pero hay dos factores reseñables que permiten estimar que provocamos en la ría un importante impacto contaminente por microplásticos y a través de esta vía. La olívica es la ciudad con más vehículos por habitante de toda la Península Ibérica. Y esta ciudad está dividida en 1.800 calles. De esta forma, sumando por orden de volumen las fibras textiles sintéticas que se desprenden al lavar la ropa (35 %), el desgaste de neumáticos por la erosión en las carreteras (28 %), el polvo de las ciudades que viento y lluvia arrastran al mar (24 %) y la señalización vial (7 %) permitirían identificar el origen de la contaminación por microplásticos que llegan a los océanos. Este impacto se completaría con porcentajes menores, como los que producen los revestimientos marinos (3,7 %), productos de cuidado personal como las microesferas de algunas cremas cosméticas y pastas de dientes (2 %) y otros gránulos de plástico (0,3 %).

No existe en este momento ninguna tecnología eficaz para recuperar los microplásticos que ya hemos esparcido por el medio ambiente y que están presentes en todos los lugares y ecosistemas de este planeta (incluyendo nuestros cuerpos). Por tanto, nuestra prioridad debería ser generar menos residuos o al menos evitar que aumente el problema. Cambiemos la forma de pensar. En lugar de qué hacer con los residuos, prioricemos cómo no producirlos.