La compañía podrá replantear su proyecto en la vieja Aucosa al hacerse ya con un frigorífico de 85.000 metros cúbicos que le permitirá multiplicar su negocio
25 ene 2024 . Actualizado a las 09:21 h.Wofco llevaba años sobrevolando Domaio. Primero incorporó a responsables de distintas divisiones de Fandicosta, como la comercial, y después supo ver una oportunidad clave para seguir creciendo. La pesquera comandada por Borja Tenorio y Alberto Barreiro realizó la auditoría más extensa sobre la empresa moañesa una vez que se supo que estaba en venta, asfixiada con una deuda de más de 90 millones de euros. Iba en serio. Era el momento y se daban las circunstancias adecuadas: Wofco tenía la solvencia necesaria y necesitaba un gran frigorífico. La Voz adelantó el órdago el 30 de septiembre y finalmente se ha consumado.
¿Cuál es la trascendencia de la operación? Por lo pronto, Wofco se va a dotar de 85.000 metros cúbicos en Rande. Una capacidad para almacenar más de 50.000 toneladas de pescado a pie de autopista. Esto hará que, necesariamente, se replantee su proyecto en las viejas instalaciones de Aucosa en Punta Chapelisa que ya había comprado y donde se propuso conjugar la actividad frigorífica con el procesado de productos del mar. Está pendiente de los permisos por parte del Concello de Redondela, que tiene pendiente de aprobación su Plan Xeral del Ordenación Municipal (PXOM).
Más a medio plazo, el reto de Wofco es asaltar el podio de las grandes pesqueras nacionales. Nueva Pescanova, Profand e Iberconsa son las compañías que lo ocupan. Worldwide Fishing Company SL (Wofco) es la cuarta del ránking pero está en disposición de subir un puesto. En el primer semestre del 2023, disparó un 30 % sus ventas, alcanzando una cifra de negocio de 183 millones de euros. Iberconsa ha tenido que refinanciar su deuda (380 millones) y recibir una nueva inyección del fondo Platinum para blindarse. Confía en cerrar las cuentas del 2023 superando los 470 millones de facturación.
Wofco ya está presente en más de 40 países de todo el planeta y el buque insignia, junto con Profand, de una nueva generación de pesqueras que han roto con el negocio tradicional creciendo como comercializadoras sin necesidad de tener una gran flota de barcos propia.
Lo que hace Wofco, de momento, es asumir buena parte de la deuda de Fandicosta a cargo de unas cuentas saneadas. En eso consistirá básicamente su desembolso. Para facilitar que se mantuviesen el 90 % de los empleos en Domaio, la Xunta de Galicia renunció a la parte económica de las acciones y allano el camino.
La empresa que surgió del frió y acabó quemada
El último escollo que hubo que salvar para cerrar la venta de Fandicosta a Wofco fueron las reticencias de Ángel Martínez, presidente de Fandicosta. No dio el visto bueno hasta el jueves por la noche. Había jugado la partida, pero sus cartas parecían marcadas desde el primer momento. Poco después de que este periódico desvelase el interés de Wofco por hacerse con el frigorífico de Domaio, a finales de septiembre del pasado año, Martínez llegó a decir públicamente que no vendería y que tenía hasta cinco ofertas sobre la mesa. Eso, mientras la empresa era incapaz de pagar a sus proveedores y acumulaba una deuda a corto plazo de 72 millones de euros (36 de los bancos y otros tantos con los acreedores. La mayoría en el sector daba por hecho en plena feria de Conxemar, a comienzos de octubre, que su caída, salvo inesperado milagro, era solo cuestión de tiempo. La compañía presentaba un fondo de comercio negativo. Es decir, vendía a pérdidas. Para poder seguir compitiendo en el mercado, estaba comercializando sus productos por debajo del precio que debería para resultar rentable.
¿Qué demonios pasó para que uno de los principales productores europeos de pescados salvajes ultracongelados y, al mismo tiempo en una de las firmas líderes del sector en Galicia, llegase a esta situación? Casi todo el mundo coincide: el grupo Fandicosta, creado en 1989 de la fusión de Frigoríficos Fandiño y Frigomos (al que más tarde se unió Casa Botas) tuvo día más aciago el 9 de mayo del 2016. Un fuego arrasó más de la mitad de las instalaciones de la fábrica, que hubo que rehacer en los años siguientes tras solicitar un ERE por causa mayor para la plantilla cuyo impacto logró minimizar. «No he tenido tiempo de levantar Fandicosta tras el incendio», reconoció Ángel Martínez cuando la situación financiera se hizo insoportable y trascendió a la posible venta de la empresa. Los problemas se arrastraron desde entonces, ya que había perdido momentáneamente el 50 % de su capacidad productiva.
En aquel momento fue cuando la Xunta, a través de una inyección de capital de Xesgalicia, se convirtió en accionista del grupo. Ahora, el Gobierno autonómico se retira, dejando el camino expedito a Wofco, que escribirá una nueva historia a la altura de Rande, la suya.