Los peregrinos de la Mochila da Luz pasaron ayer por Redondela con una mochila cargada de memorias
20 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Reza el poema que el camino se hace al andar, y en la Mochila da Luz se lo toman muy en serio. La asociación se creó durante la pandemia de covid-19 con el objetivo de rendir homenaje a las víctimas del coronavirus. El viernes 10 de julio del 2020, María Jesús Soto (la actual presidenta) y otras 20 personas se lanzaron a caminar desde Oporto con una luz dentro de una mochila para recordar a los fallecidos por el coronavirus, especialmente a todas aquellas personas que lo hicieron durante su peregrinaje.
Simultáneamente, otro grupo de caminantes lo hacía desde la localidad de Roncesvalles, en Navarra, para encontrarse el 24 de julio en la catedral de Santiago de Compostela y asistir a la misa del apóstol. Desde entonces, aunque ya no se haga desde el camino francés, la Mochila da Luz sigue brillando de Oporto a Santiago, y la mochila del camino francés está en el Museo das Peregrinacións e de Santiago.
Dentro de la mochila hay varios libros donde los viajeros pueden escribir sus experiencias y sensaciones, aunque «para entendelo, hai que vivilo», asegura Soto. La mochila va decorada con agasajos de los peregrinos de distintos países y con una concha de gran tamaño pintada por «una persona especial», según cuenta César Crespo, uno de los caminantes. En el 2020 fue la de Julia, una niña de siete años, para recordar la importancia de la labor de los sanitarios; este, por Consuelo Corral, una mujer de 102 años del centro de atención a la tercera edad Boas Apertas, en Arcade.
Al pasar por una población, personas mayores de centros de día, que previamente han pintado las conchas que los peregrinos de la asociación les enviaron, acompañan a los caminantes de la Mochila da Luz junto a un grupo de gaiteiros durante el trozo de camino de la localidad. Según Soto, «os maiores estannos esperando porque é unha atmosfera que os transporta á súa infancia, cos gaiteiros».
En la asociación se alegran de que los concellos suelen ser muy colaborativos con el proyecto y de que reciben ayudas del Gobierno gallego: «En Pontevedra tenemos una oficina que la Xunta nos cedió durante cuatro años donde albergamos todos los regalos de los peregrinos que no caben en la mochila», asegura Crespo.
La iniciativa ha traspasado fronteras y, «aunque no somos muchas personas, llegamos a mucha gente», asegura su presidenta. «En países como Irlanda o Portugal y ciudades como Toledo o Madrid hay gente promoviendo estas actividades», dice satisfecha. En Irlanda, por ejemplo, se organiza una ruta de cinco días a 20 kilómetros cada día. «Hay incluso convalidaciones de tramos del Camino de Santiago. Si haces determinadas rutas, aunque sea en otros países, te dan el certificado de ciertas partes del camino», aseguran en la Mochila da Luz.
Este año, el quinto consecutivo desde 2020, los peregrinos han decidido escoger un itinerario diferente. Al llegar a Pontevedra, no van a ir por el camino habitual, sino que tomarán la conocida como variante espiritual. Se trata de una ruta alternativa habilitada desde hace poco tiempo que va por Armenteira, Vilanova, Pontecesures y Padrón. Según los caminantes de la asociación, esta ruta ha ido ganando popularidad en los últimos años porque es una ruta «muy bonita» que incluye paradas como el monasterio de Armenteira y un trayecto en barco por la ría de Arousa, donde «se cuenta que se llevaron los restos del apóstol».
Los peregrinos de la Mochila da Luz pasaron ayer Redondela y cuentan con llegar el próximo miércoles, 24 de julio, a la catedral de Santiago para que la mochila reciba su segunda bendición, tras la recibida en Oporto, como ya es tradición.