La familia Cabello, del Náutico de Vigo, tuvo un inicio atípico en el agua
29 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Pablo Cabello y sus dos hijas, Teresa e Isa, conforman una familia deportista que compagina la vela y el baloncesto a las mil maravillas. El pasado fin de semana, Pablo e Isa se llevaron la medalla de bronce en el Mundial de Vaurien en Eslovaquia.
La pasión por los deportes de vela les has sido inculcada desde muy pequeñas, «les cambiaba los pañales encima del barco» cuenta su padre. Sin embargo, el origen de esta devoción viene de años atrás. Hijo de marinero, de pequeño, Pablo se enfrentó a su miedo al agua apuntándose a vela. Actualmente, no puede vivir sin estar todo el día el mar.
Cuenta que el legendario regatista vigués Cholo Armada, fallecido en 2021, tuvo gran parte de culpa, junto a su madre, de su enamoramiento del mar. «Cholo compraba en la farmacia de mi madre y siempre quería llevarme con él al agua», relata Cabello.
Sus hijas, Teresa (2006) e Isa (2008), han visto de cerca el mar desde muy pequeñas. En el anterior mundial de Eslovaquia, la mayor tenía cuatro años y la pequeña «todavía iba en el carro», pero acompañaron a su padre en un viaje de 6.000 kilómetros. «Para un padre, es lo máximo, es mi mayor triunfo y me queda para toda la vida», afirma Pablo sobre haber podido transmitirle a sus hijas su gran pasión.
En este último campeonato, volvió a quedar sorprendido con ellas, que fueron las impulsoras de realizar el complicado viaje a nivel logístico hasta Eslovaquia. Sin embargo, aseguran que la pieza fundamental está en tierra, su madre, Isabel Cañas. «Ella es la que organiza todo, dónde comemos, dónde dormimos, sin ella no sería posible».
En el este europeo, compitieron en un lago, algo poco habitual en Galicia, dónde lo hacen en el mar. Además, comenzaban las regatas cuando llegaban las tormentas. «En cuanto me bajé del avión, me llegaron avisos de tormentas e inundaciones», dice la mayor de las hermanas.
A mediados del mes de agosto, disputarán, de nuevo en interior, el Campeonato de España en León, donde Isa repetirá junto a su padre. Mientras, Teresa lo hará junto a un amigo, al igual que en Eslovaquia, donde compitió con Alba Abril, del club As Pontes, llevándose el oro en la categoría femenina. «Vamos rotando», afirman las hermanas sobre tripular junto a Pablo. A pesar de su buena relación, ambas aseguran que compitiendo en el mar, no se aguantan. El fuerte carácter de Teresa le ha hecho chocar con su padre en varias ocasiones.
El futuro de los Cabello
Pablo asegura que deben navegar con gente de su edad, ya que «hacerlo con su padre está muy bien, pero también tienen que estar con deportistas de su año». Además, Teresa comenzará este año su etapa de universitaria en Santiago, donde estudiará Farmacia, al igual que su tía y su abuela.
Desde allí le será más complicado compaginar el vaurien, aunque su padre asegura que los picos de la vela son en verano, por lo que todavía lo ve compatible. Pese a participar desde pequeñas en múltiples regatas junto a su progenitor, las Cabello cuentan también con otra adoración deportiva, el baloncesto.
Del mar a crecer en las pistas del Celta y Novobasket
Compaginándolo con el vaurien, Teresa e Isa juegan al baloncesto en el Celta. A esta nueva pasión se suma el último miembro de la familia Cabello, Pablo (2011). Su paso por la vela fue anecdótico, ya que, a pesar de ser el pequeño de los tres hermanos, mide 1.83 metros, lo que le priva de navegar en vela ligera. «No hay dónde meterlo», añade su padre.
Pablo juega en el Novobasket y, al igual que sus hermanas, es un habitual en las convocatorias de la selección gallega, yendo con categorías superiores en alguna ocasión. Además, la próxima semana viajará a Íscar (Valladolid) tras ser seleccionado por la española.«Pasas de ser un crack en Galicia a ser uno más allí, es una dosis de realidad», advierte su padre. Sus hermanas afirman que en su categoría va muy por delante de lo demás a nivel físico.
Entre ellas se definen como «ágil y rápida», en referencia a Isa, y «alta y fuerte», sobre Teresa. La mayor dejó el Celta este verano por estudios y por proyección, ya que «no podía seguir avanzando», pues el primer equipo le quedaba muy grande, dice Teresa. Su próximo equipo será el Cortegada, donde estará en dinámica del primer equipo en Liga 2.
Ambas coinciden en que su prioridad está en la pista, no en el mar. Aunque de momento pueden compaginar ambas, lo que su padre «aprovecha» para tener triupulantes muy bien preparadas físicamente. A pesar de estar separadas por una categoría, Isa y Tere han coincidido en campeonatos de España con sus respectivas selecciones. Lo que aprovechan sus padres para hacer viajes familiares a los diferentes destinos por España, Huelva, su favorito.
Al igual que en el mar, guardan grandes recuerdos de su experiencia en el baloncesto, Teresa destaca «la final gallega ante el Ensino» disputada este año dónde, por fin, ganaron a las lucenses. Mientras, Isa y su padre recuerdan el campeonato de España en Salou disputado por el «pequeño» Pablo, que reunió a toda la familia. Concluyen que la cultura de esfuerzo que transmiten deportes como el baloncesto o el vaurien «te da una disciplina que no te da nada más».
¿Por qué el número 33?
Pablo, Teresa y su padre comparten el dorsal 33 en sus disciplinas por un motivo muy peculiar. «Gané el mundial júnior con el 33, me tocó ese número allí y le cogí cariño» cuenta el progenitor.
Desde entonces, todos, menos Isa, que usa el 15, lucen el dorsal familiar en la espalda. La pequeña de las hermanas tuvo que escoger otro número, ya que, al coincidir en el mismo equipo que su hermana en partidos concretos, se solapaban. Esta es la historia de como un número de proa, que llegó por casualidad, se ha instaurado en los miembros de la familia, convirtiéndose en un marca personal.