Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada facilitan la observación del cielo estrellado
04 ago 2024 . Actualizado a las 23:28 h.Las miles de personas que visitan todas las semanas las Illas Atlánticas de Galicia tienen en agosto una oportunidad de convertirse en astrónomos por una noche, en el marco de una actividad organizada por el Parque Nacional, en colaboración con la Federación Galega de Astronomía e Radioastronomía (Fegar). Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada conforman el destino turístico Starlight y la Consellería de Medio Ambiente, gestora del Parque Nacional, invita a vecinos y visitantes a aprovechar esta oportunidad única en el año para poder disfrutar de la observación astronómica.
La oferta en Cíes incluye experiencias Starlight todos los días de este mes más el 1 y el 2 de septiembre. En Ons, la programación va del día 9 al 12. En Cortegada y en Sálvora, donde no es posible pernoctar por carecer de instalaciones para dormir, se dan charlas, pero no observaciones nocturnas, en el primer caso el día 14 y en el segundo el jueves 15.
El presidente de Fegar, el astrónomo Jesús Pérez, explica que las personas interesadas tienen que apuntarse gratuitamente en las casetas de información cuando desembarcan en Cíes o en Ons. «Tenemos un aforo máximo de 50 personas por visita cuando estamos dos monitores, y si está uno solo es de 25», incide.
Los participantes reciben una charla previa donde se les dan nociones básicas de astronomía y se les explica lo que van a ver y cómo se emplean los telescopios que se pondrán a su disposición bajo la tutela de los guías.
En cada isla hay un lugar habilitado para garantizar una observación buena. «En Ons está Caniveliñas, más que nada porque también hay allí un planisferio y sirve para poder explicar la mecánica celeste antes de hacer las observaciones», resalta Pérez. En Cíes, «está la piedra de la Campá, que también tiene un planisferio y les explicamos cómo funciona. Le pones fecha, hora, mes y día y sabes en cada momento las estrellas que tienes encima tuya en el cielo, las que ves, y a partir de ahí empezamos con la actividad», sostiene.
Sin contaminación lumínica
Esta actividad está recomendada a partir de los cinco años. Los menores tienen que asistir acompañados de un familiar o un adulto responsable. Y por arriba no hay límite. «Hasta los cien años como digo yo», bromea Pérez.
«Hay gente que repite, hay quien está en el cámping una semana y repite hasta dos veces consecutivas, y hay quien viene específicamente para ver el cielo y las observaciones del Parque Nacional, porque no todo el mundo puede tener un cielo tan despejado, sobre todo en el oeste», aclara. «La contaminación lumínica en el Parque Nacional es nula», porque sin grandes núcleos de población como pasa en el resto de la costa, la cara oeste de las islas, que mira hacia el mar abierto, es todo un privilegio. «Tenemos el cielo totalmente libre de contaminación lumínica y sigue siendo de los mejores sitios sin lugar a dudas», sostiene.
En una noche despejada que reúna buenas condiciones, una personas que nunca haya participado en una actividad de este estilo, «podrá ver los planetas que están en ese momento en el cielo y como tenemos telescopios, pueden ver objetos del cielo profundo, objetos muy sensibles».
A los niños, «las dos cosas que les gusta más son los anillos de Saturno y la luna, les da la sensación de que es algo que parece que los ratones la han mordido y la han dejado con agujeros. A los niños les encanta». ¿Y a los adultos? «Les gustan las cosas que no se pueden ver a simple vista y que están ahí, formas muy extrañas, sobre todo algunas nebulosas planetarias que han explotado y han dejado unas formas caprichosas», resalta. «La vida de las estrellas les llama mucho la curiosidad también», concluye.