Fallece a los 59 años la escritora Begoña Gil, una de las voces más singulares de la novela negra de Vigo

AINHOA PÉREZ VIGO / LA VOZ

VIGO

Begoña Gil con su última novela en el edificio de la Xunta de Galicia en Vigo.
Begoña Gil con su última novela en el edificio de la Xunta de Galicia en Vigo. Oscar Vázquez

Funcionaria de la Xunta, su personaje Lila Madrigal nació tras ser diagnosticada de cáncer y protagonizó una trilogía

07 ago 2024 . Actualizado a las 12:13 h.

La escritora Begoña Gil falleció el pasado domingo a los 59 años a causa de un cáncer de mama que le diagnosticaron el 2020. Fue entonces cuando esta socióloga de formación y funcionaria de profesión decidió empezar a escribir su primera novela: Esto no es el CSI. Tras el confinamiento obligatorio, tuvo que seguir aislada de la vida social por su enfermedad, lo que la aferró a lo que más le gustaba, la escritura. «Cuando quise darme cuenta, ya la había terminado», contó sobre ese libro inicial. Fue así como consiguió presentar a Lila Madrigal, una teniente de la Guardia Civil de un lugar ficticio llamado Luanova dispuesta a resolver cualquier crimen que se le pusiera por delante.

Begoña continuó las andanzas de Lila, siempre acompañada de sus ayudantes Zahe y Gala, con dos novelas negras más: Los deseos oscuros y El correveidile. Ningún crimen se resistió a su pluma. Ni siquiera el que se cometió en donde ella trabajó más de treinta años, el edificio de la Xunta de Galicia en Vigo, donde coló a los lectores para descubrir todos sus misterios, gracias a la historia de El correveidile. En esa tercera aventura literaria, Begoña no pudo resistirse a hacerle otro guiño a la ciudad, mencionando sus luces navideñas.

No habrá nuevas aventuras de Lila después del asesinato en Montero Ríos. Carlos, un amigo personal, utilizó ayer la propia cuenta de Begoña Gil en Instagram para comunicar el fallecimiento y agradecer el apoyo que recibió, revelando que ella «nunca terminó de creerse del todo» que realmente fuese escritora. La foto de despedida que incluía el texto no podía ser otra que la captada el día de su última firma de libros, con una sonrisa que demuestra qué es lo que más apasionaba a Begoña hacer en la vida: escribir y disfrutar de los libros y sus lectores.

Carlos habló en nombre de Zahe para darle el último adiós a su amiga: «Sus personajes nos quedamos un poco huérfanos, pero estamos seguros de que nos la encontraremos por alguno de los rincones de Luanova». Pero sus historias no se acabarán: como ella misma dijo en La Voz, «el final no lo puedo contar».