Tres personas la engañaron con billetes de lotería supuestamente premiados
22 ago 2024 . Actualizado a las 01:13 h.En el domicilio, en la calle, en el banco, en internet o en un viaje. Las nuevas tecnologías y la Red han multiplicado las sofisticadas estafas que tienen en jaque a los cuerpos y fuerzas de seguridad, pero ni de lejos han desterrado a las tradicionales. Los populares timos de la estampita o del tocomocho siguen a la orden del día y una vecina de O Morrazo ha sido unas de las últimas víctimas de esta estafa que se remonta a los años 50 y 60 y que Pedro Lazaga y Mariano Ozores llevaron a la gran pantalla en películas como Los tramposos o La llamaban la madrina. El método es exactamente el mismo, aunque se ha ido modernizando con el tiempo y tiene muchas versiones.
En Moaña se ha ejecutado con un elenco y guion propio de película una de las estafas más arraigadas. Han conseguido llevarse unos 30.000 euros de una vecina en cuestión de horas. Se trata del timo del décimo premiado o tocomocho, porque deriva de la expresión «tocó mucho» y se ejecuta cuando se consiguen vender décimos o cupones supuestamente premiados y que realmente no lo están.
Como es habitual, la víctima fue abordada por sus estafadores en la vía pública y actuaron con un gancho, que es el que interrumpe en la conversación cuando el primero ya captó la atención del objetivo. Ocurrió esta semana en el municipio morracense. Eran las doce del mediodía cuando una mujer a la que jamás había visto delante se le acercó y le contó que tenía una tira completa de la ONCE para cobrar, pero que no sabía ni dónde debía hacerlo ni cómo.
Poco después apareció la cómplice en escena, siempre en plena calle y a la vista de otros viandantes. Otra supuesta desconocida para la estafadora, pero con la que actuaba en connivencia para desplumar a su víctima, se ofreció a ayudar llamando a una de las oficinas de la organización. Posiblemente ni llegó a marcar pero, con la misma, aseguró que le acababan de decir que los diez décimos de la serie estaban premiados con una suculenta cantidad de dinero que podrían repartir entre las tres. El tercer actor de la película fue un señor que se hizo pasar por el padre de la mujer que actuó de gancho y que amablemente se brindó para llevar a la víctima hasta la entidad bancaria para que pudiera reunir el dinero.
La vecina podría quedarse los décimos premiados y que la estafadora alegó que no podía cobrar porque no sabría cómo. La víctima aceptó la atractiva transacción y, en cuanto entregó el dinero, vio cómo el trío de personas con las que había negociado esa mañana, desaparecían del escenario tras haberla despistado haciéndole creer que una de ellas había sufrido una indisposición.
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Los estafadores son de auténticos profesionales que actúan rápido y son muy creíbles, por lo que puede ser fácil caer en la trampa. A su favo juega la reticencia de las víctimas, reacias por vergüenza o por miedo a conflictos con la familia, a denunciar estos delitos.
La Guardia Civil de Pontevedra confirmó que ya están investigando esta denuncia por estafa de unos 30.000 euro y se remiten a la web oficial en la que explican los consejos y precauciones a tomar para intentar no caer en las manos ni en las redes de los timadores.