Tras ser telonero de Myke Towers y granjearse una comunidad de fans en España y Latinoamericana, el artista vigués lanzará su tercer álbum en septiembre
28 ago 2024 . Actualizado a las 02:36 h.Diego Muiños, conocido por el nombre artístico de Kyotto, es un vigués de 29 años que se adentró en el mundo de la música cuando solo tenía 10. Tras colaborar con artistas nacionales como Zetazen, ha cruzado el charco para tocar en Ciudad de México. Su próximo disco saldrá el 13 de septiembre y con él aspira a girar de nuevo por España y Latinoamérica.
Kyotto empezó a interesarse por el rap siendo un niño, pero fue en el 2017 cuando realmente se tomó la música como algo más que una afición: «Era pastelero y saqué una mixtape ese año y de un día para otro tuve un bum». Con aquel trabajo consiguió labrarse una pequeña comunidad de fans no solo de España sino también en Argentina y México. Fue ahí cuando decidió escribir los catorce temas que componen su primer álbum, Deidad. «Fue un proceso duro, porque yo no estaba en una buena época y los temas suenan más tristes», explica. Sin embargo, le hizo crear una conexión con su público, le permitió entender que «si alguien se sentía identificado con mis letras, significaba que sentía lo mismo o que estaba pasando por lo mismo».
Tras este disco, en el 2022 llevó a cabo su primera gira por el país. Consiguió llenar salas en Madrid, Barcelona, Málaga y Vigo. Sin embargo, el trabajo de un el artista independiente como él está lleno de altibajos y contrastes, ya que en otras ciudades no cubrió el aforo: «Por desconocimiento quisimos abarcar más de lo que deberíamos».
En julio del año 2023 recibió una oferta que no pudo rechazar: ser telonero de Myke Towers en el Coliseum de A Coruña. El artista puertorriqueño actuó el verano pasado en Galicia y Kyotto fue el encargado de abrir su espectáculo. «Me llegó un correo con la propuesta y pensé que era una broma», señala. Tras subirse al escenario y vencer los nervios iniciales, lo tuvo claro: «Me lo planteé como una carta de presentación y una oportunidad para hacerlo lo mejor que sabía».
Tras finalizar su primera gira, Diego se encerró en el estudio para sacar su segundo disco, Por si no vuelvo a casa. En este álbum, Vigo y Galicia ganan mucho protagonismo. «Nació a raíz de estar viajando el año anterior y sentir la morriña». Esta vez quiso transformar esos sentimientos en nueve canciones que le llevaron no solo a recorrerse de nuevo el país, sino a conocer al público de Ciudad de México. «Fuimos a tiro fijo y salió muy bien, sobre todo en Madrid y Barcelona». Atravesar el Atlántico fue algo que, reconoce, vivió con miedo. Una vez superado, asegura en esos conciertos «parecía famoso de verdad». Se costeó el viaje y no se arrepiente: «Es una oportunidad que me alegra haber aprovechado».
En cuanto a Hanahaki, su nuevo trabajo, espera volver a viajar al país de las rancheras. «Este nuevo disco es de reguetón, son sonidos alegres y creo que la gente que me sigue lo puede aceptar bien porque nunca me han encasillado. Para crecer siendo independiente es importante tener contactos y esa es la parte que a mí me cuesta», dice. Ha conocido a uno de los artistas más populares del panorama nacional, Zetazen. «Rubén y yo nos conocimos hace muchos años y ya lo considero mi amigo». Juntos compusieron varios temas y compartieron escenario en la capital. «Siento que su público y el mío, aunque son diferentes, desprenden la misma energía», apunta Kyotto.
Aunque ha contemplado la idea de dar el salto a Madrid y darle un empujón a su carrera, su plan perfecto es «vivir siempre en Vigo y viajar allí de vez en cuando para grabar porque, aunque parezca un cliché, vivimos en el paraíso». Pero sabe que el de la música es un mundo inestable. «No es un puesto normal en el que cobras un día concreto. Vives con mucha incertidumbre y hay que tener puesto el mono de trabajo cada día», dice. Él tiene claro que no se equivocó: «Este es mi sueño y me siento muy afortunado».