La plaga de los plumachos viaja por el área de Vigo en mochilas de peregrinos

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

VIGO

Galicia Ambiental

«En el Camino Portugués se usa de adorno», advierte Galicia Ambiental

07 sep 2024 . Actualizado a las 01:39 h.

La plaga del plumero de la Pampa viaja en las mochilas de miles de peregrinos del Camino Portugués La asociación Galicia Ambiental pone en marcha una campaña para intentar cortar de raíz la peligrosa moda que se está arraigando con fuerza en la ruta jacobea, advierten. «Se trata de adornar sus mochilas con los plumachos de la hierba de la Pampa, como si fuera una flor típica de Galicia», explica el presidente de la asociación, Benito García. Esta práctica es el medio de transporte ideal para el avance de esta plaga que ya invade también la zona costera hasta A Guarda, donde este fin de semana arrancó su programa de concienciación. En Oia, porque la ruta de la costa es la que más ha crecido, fulminando todos los registros, pero también en la que más camino ha ganado esta invasora cuya brotación comienza justo ahora.

Los peregrinos andan de media unos 20 kilómetros al día, pero las semillas de la Cortaderia selloana, catalogada como una de las veinte más dañinas en España, son desplazadas fácilmente por el viento a distancias de hasta 30 kilómetros y una sola planta adulta puede tener más de un millón de esas semillas, advierte la organización. El resultado de la ecuación salta a la vista, porque esta invasora ha colonizado ya gran parte de la ruta marítima. «La mayoría de las costumbres inventadas como seudotradiciones no son inocuas desde el punto de vista medioambiental», señala Galicia Ambiental. Entre las tradiciones peregrinas «más graves desde 1993» destacan la de quemar zapatos en Finisterre, lo que ya provocó hasta incendios, y esta de las invasoras, dependiendo de la ruta. «Donde más extendida está la plaga de la Pampa es en el Camino Portugués y con el espectacular incremento de esta vía es la que más nos preocupa», insisten, A estas alturas del año no floreció ni el 30 % del plumacho y a partir de mediados de septiembre es cuando tienen mayor capacidad reproductiva», explican.

La ruta es la que marca el camino. «El peregrino se coloca el plumacho en Oia, suelta semillas en Baiona y llega a Nigrán, que es una zona de mucha planta nueva por la combinación de los movimientos de tierra de Porto do Molle», indican. La semilla se suelta el último trimestre del año y, si no llueve, viaja hasta zonas que pueda colonizar, «como es el caso de O Baixo Miño y O Val Miñor, que se ven contaminadas por semilla que antes prendió en la península de O Morrazo».

Esta especie que se utilizó en los años 70 y 80, cuando aún no era invasora, para evitar deslumbramientos y separar carriles en la autopista de Santiago a A Coruña, apunta García, ha avanzado siguiendo los ramales. «Primero Barbanza, luego O Salnés, después O Morrazo y a medida que se hacían ramales con la costa, la semilla fue colonizando todo lo que hay alrededor de la AP-9 hasta llegar a O Val Miñor». Indica que con la campaña Stop Cortadeira ya se empezó a notar y advertir el hábito de llevar este plumacho en la mochila, pero que la costumbre se ha convertido ahora en una moda que hay que atajar antes de que acabe la brotación. Recuerda que su comercialización está prohibida y sostiene que en Galicia «no se están haciendo programas de control salvo excepciones puntuales promovidas por la Xunta».