Simón Venzal, coronel jefe de la Guardia Civil de Pontevedra desde el 2019: «Siento un gran afecto por la provincia y los guardia civiles de la comandancia»

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO PONTEVEDRA / LA VOZ

VIGO

Simón Venzal, en la entrada de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra.
Simón Venzal, en la entrada de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra. Ramón Leiro

La labor de la Guardia Civil incrementa las denuncias por violencia de género; Venzal deja el cargo tras cinco años y pasa a la reserva

15 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El coronel Simón Venzal dejó en agosto la jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil en la provincia de Pontevedra tras un lustro. Pasa a la reserva tras 36 años de servicio, que comenzaron cerca de su Almería natal, en Huelva; donde empezó en 1988 de teniente, recién salido de la academia de oficiales. Luego llegaron Bilbao o La Rioja como piloto de helicópteros. Antes de mudarse a Pontevedra, ejercía de jefe del servicio central que tutela la seguridad de fronteras en la Guardia Civil. Recaló en la provincia por decisión propia: «Pontevedra o Galicia es una región que me gusta bastante y me apetecía». Cinco años después, aquel interés por la zona prevalece, hasta el punto de incluir en sus planes, al menos a medio plazo, permanecer en la comunidad.

—¿Habría seguido en activo?

—¿Me hubiera gustado seguir en activo? Pues sí, la verdad es que la normativa actual prevé que a los 61 pasemos a la situación de reserva. Y supongo que es algo que se cambiará en el corto plazo. Pero sí, me hubiera gustado seguir en activo.

—¿En la provincia u otro destino?

—De haberse dado esa posibilidad, en Pontevedra, pero si me hubieran sugerido otra comandancia, u otro destino, estaría a las órdenes de la institución.

—¿En qué ha cambiado la Comandancia con su gestión?

—Espero que para mejor. Es importante que la Guardia Civil siga siendo el cuerpo que es, pero con ligeras adaptaciones necesarias para mejorar el servicio al ciudadano. Algunas adaptaciones han sido iniciativas de aquí, de dentro de la comandancia; y otras surgieron como una necesidad a nivel nacional. En estos cinco años empezamos los equipos de violencia de género, y el Arroba, especializado en delitos informáticos. También creamos la oficina móvil de atención al peregrino e hicimos ajustes para mejorar el potencial del personal que presta servicio de seguridad ciudadana y trasladando sensación de seguridad. Pontevedra es una provincia con índices de seguridad bastante buenos.

—¿Qué necesita la Comandancia de Pontevedra para seguir mejorando? ¿Más personal?

—Es cierto que en la Guardia Civil, tradicionalmente, históricamente, nos ha tocado gestionar la escasez. No es algo de ahora, ni de antes. Es algo que hemos vivido. Que va en el ADN. Pero también es cierto que en los últimos años se ha mejorado mucho, tanto en medios humanos como tecnológicos. También es cierto, como a cualquier administración, que nos gustaría tener más personal en todas las especialidades para atender al ciudadano. Pero también tenemos que ajustarnos a unos presupuestos, a una realidad, y eso es lo que hemos hecho siempre y tenemos que seguir haciendo.

—¿Qué condicionantes tiene la provincia para garantizar la seguridad actual?

—En Pontevedra ha ido creciendo los turistas y peregrinos. Eso hace que la población crezca, sobre todo en verano. La media es que se multiplica por tres, pero la Guardia Civil mantiene el mismo personal, bueno, con menos porque en verano hay vacaciones.

—Hablaba antes de la violencia de género, ¿valoración de la problemática en la provincia?

—En muchos de los casos más recientes no había denuncia ni antecedentes. La violencia de género tiene una vertiente importante de educación, pero hay una parte que es ajena a nuestro control porque cualquier persona en su casa puede cometer un delito de esta naturaleza. En muchos de los casos más relevantes no había denuncia ni ningún antecedente. Pero la labor de los equipos ha sido importante por su cercanía con las víctimas, y esa labor tiene eco. Al final, la cantidad de casos fluctúa, pero sí que vemos una tendencia de mantener ese incremento de casos que pueda ser debido a que hay más denuncias, a que la labor de los equipos se aprecia y entonces también hemos hecho una labor divulgativa en los colegios.

—¿Valoración de los delitos telemáticos?

—En el 2020 empezó a crecer, sobre todo por la pandemia había mucha más actividad. Uno de cada tres delitos era telemático. Ahora estamos en el 25 %. Al final son modus operandi que se vienen repitiendo y la concienciación, la divulgación, es muy importante para evitarlos.

—Se marcha con la mayoría de homicidios y asesinatos cometidos en demarcación de la Guardia Civil ya resueltos...

—Eso también demuestra un muy buen hacer. Hay gente muy buena, gente que trabaja muy bien, que se investigan los más mínimos detalles que pueden dar luz sobre una investigación de este tipo de delitos y se hace un trabajo muy exhaustivo. Especialmente brillante fue la investigación del chico asesinado en Salceda, llegar mucho tiempo después al considerado autor. Es un ejemplo de un trabajo muy exhaustivo, de hormiguita, de hablar con mucha gente para tratar de encontrar una pista que dé luz sobre el posible autor.

—Le coincidió otra investigación sonada, la del naufragio del Villa de Pitanxo, ¿la iniciaron de oficio?

—Nosotros tenemos la competencia en el mar, incluso en otros territorios, como fue esto, que ocurrió en aguas internacionales. Pero como el barco tiene su sede aquí, su puerto base en Marín, iniciamos la investigación hasta su judicialización en la Audiencia Nacional.

—¿Qué consejo le daría al coronel que le releve en al frente de la Guardia Civil en la provincia?

—No me atrevo yo a dar consejos. Tenemos una forma de actuar que es bastante común sobre la seguridad ciudadana y de muchísimas misiones, en el rural, en el mar, en los núcleos de población donde estamos, con distintas especialidades y al final lo que identifica a la Guardia Civil es esa forma de trabajar. Para nosotros, al final, la Guardia Civil es como nuestra empresa, la sentimos como muy propia y el que venga detrás hará lo mismo, hará por mantener la esencia de la Guardia Civil y pequeños ajustes que al final es lo que se hace con el ejercicio del mando; pequeños ajustes para dar un servicio con más prontitud. Por ejemplo se modificó el despliegue que había en el puesto de Vilagarcía, que pasó a Vilanova, una ubicación más lógica.

—¿Qué recuerdo le deja Pontevedra y su población?

—Un gran cariño, han sido cinco años de mucho trabajo pero me voy sintiendo un gran afecto por la provincia y en particular por los guardia civiles de esta comandancia, por todas las administraciones y entidades que colaboran con nosotros y con el afecto de las personas que conocí aquí.

«Me disgusta que se piense por error que el narcotráfico es algo generalizado en la zona»

Simón Venzal visitó por primera vez la provincia en el marco de una investigación por delito fiscal derivado del contrabando de tabaco. Tres décadas después, como responsable de la Comandancia de la Guardia Civil en la provincia, conoció de primera mano el bum mundial que vive el narcotráfico a través de la idiosincrasia de las Rías Baixas. Al tratar el tema, Venzal confiesa: «Me disgusta que esa delincuencia manche el nombre de la provincia o la gente piense erróneamente que es algo generalizado o aceptado en la zona. Es una tierra con muchas cosas positivas, pero bueno, tiene eso... un tejido que se dedica a eso, sí, que es una actividad muy lucrativa y genera mucha riqueza».

—Las aprehensiones y organizaciones desmanteladas en el último lustro han sido constantes...

—Cuando llegué aquí había un ECO (Equipo contra el Crimen Organizado) y un EDOA (Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga) que trabajaban los dos de maravilla. El primero participó de forma mucho más intensa, más directa, en la famosa operación del semisumergible hallado en la ría de Aldán. Fue la primera operación, digamos, mediática, muy mediática, que me encuentro cuando llego aquí. Pero yo le doy mucho valor al trabajo que hizo y hace el EDOA.

—¿Puede concretar alguna del EDOA?

—La hecha al inicio del primer confinamiento de la pandemia, operación Tuneladora, con la interceptación de dos lanchas con casi cuatro toneladas. Sobre todo como se investigó luego, cómo se llegó a un velero hundido y cómo se obtuvieron imágenes de ese barco hundido. Fue una investigación preciosa de la que ya hay sentencia. Esta provincia tiene las rías y tiene un tejido. Es una realidad que por ahí entra y la Guardia Civil tiene un sistema de vigilancia en el que nos apoyamos para detectar la entrada de esas embarcaciones cargadas. Al final es muy importante la investigación, dada la sobreactividad que tiene esta gente, porque eso es un hecho.

—¿Cree que esta variedad de crimen organizado solo se contiene aportando más medios?

—Por supuesto que si hubiera más gente dedicada a investigación, es decir, si pudiéramos dedicar más gente a investigación, pues haríamos más. Pero todo hay que ponerlo en consonancia con la gestión que se ha de hacer de unos recursos humanos y materiales.