Las inmobiliarias coinciden en que «hay mucha demanda y muy poca oferta». La subida de los precios y el miedo de los dueños a la morosidad dificulta el acceso a la vivienda
29 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los precios del alquiler han subido un 54 % en los últimos diez años en Vigo. La curva asciende de récord en récord desde el 2015, ya que en ningún momento hacerse con una vivienda en la ciudad fue más barato que doce meses atrás. En estos momentos, el precio medio se sitúa en 634 euros al mes.
A pesar de que la subida de los alquileres sea notable, hay quienes consideran que la herramienta que se utiliza para colocar los precios de los inmuebles entra dentro del «sentido común». Un arrendador con varias propiedades en la ciudad, que pide no revelar su nombre, afirma que escoge el precio de sus inmuebles con esa fórmula y «viendo cómo está el mercado». «Esto es la ley de la oferta y la demanda. Cuando hay mucha demanda los precios suben», explica el propietario.
Los contratos de sus propiedades son semitemporales. «Lo puedo alquilar por años, por meses o semanas, dependiendo de lo que quiera la persona». Por eso, asegura que independientemente del precio, «siempre lo vas a alquilar».
Sin embargo, hay dueños que intentan conseguir contratos con mayor estabilidad. Miguel asegura que ha recibido muchas llamadas por su piso de dos habitaciones, cuyo precio se sitúa en los 750 euros, pero para el que todavía no ha encontrado inquilinos. «Me puse muy exigente al principio y ahora me arrepiento», dice, «creo que había gente que podía encajar».
Aunque la mayoría de las llamadas que recibe Miguel son de parejas con empleo y de familias, «muchos no disponen del seguro de alquiler o no pueden demostrar que podrán pagarlo», explica.
El miedo de los propietarios a enfrentarse a un inquilino que no abone sus mensualidades, provoca que muchos comiencen a solicitar lo que se denomina seguro de alquiler. Esta fórmula también ha contribuido a cambiar el paradigma del mercado inmobiliario. «La actual ley de vivienda desprotege a los propietarios en caso de impagos y acaba favoreciendo la morosidad», explica el director general del grupo inmobiliario Best House, Antonio Carballeda.
Este temor provoca dos consecuencias que hacen más difícil que aquellos vigueses que busquen alquilar encuentren su vivienda ideal. «Muchos suben el precio o ponen condiciones concretas para llegar a un inquilino determinado», explica Alba Pousa, la directora de la inmobiliaria InmoMaica.
«Ahora mismo los pisos de un dormitorio no bajan de los 550 euros y los de tres no los encuentras por menos de 800 euros», explica la agente. Por eso, en muchas ocasiones su inmobiliaria ha optado por limitar la publicidad que hacen de los inmuebles. «Hay pisos que no podemos colgar en redes por su precio, porque la consecuencia es una oleada de malos comentarios y odio».
En cuanto a la oferta, las agencias reciben inmuebles a cuenta gotas. «Antes un buen mes era tener entre diez y quince pisos, ahora cuando va bien como mucho tenemos siete».
Otros sin embargo, ni siquiera cuentan con stock que ofrecer. «Ahora mismo no tenemos ningún piso para alquilar», explica Delmiro Rodríguez. Sin embargo, asegura que las viviendas que han ofertado este año con tres habitaciones no han bajado de los 800 euros y aún así se han alquilado. «El problema del mercado es que siempre va a haber alguien que lo va a coger, por eso nadie va a escoger bajar el precio», explica.
Esto también ha cambiado la forma de trabajar de los agentes inmobiliarios. «Antes tenía que convencer al inquilino, ahora son los inquilinos los que me tienen que convencer a mí. Es una especie de casting», cuenta Jesús Montorio, el gerente de la inmobiliaria A’Vivenda.
Como el resto de grandes ciudades, Vigo ha sufrido también el aumento de residencias vacacionales. «No es el principal motivo, pero agrava la situación», explica Antonio Carballeda. En este aspecto, hay quienes dentro del sector inmobiliario visibilizan esta situación: «Noto avaricia. Te encuentras con dueños que quieren estudiantes desde septiembre a junio y en verano lo usan como alquiler vacacional. Y como en Navidades los jóvenes vuelven a sus casas, lo usan para el turismo de las luces», dice Lili Rodríguez, agente en Más Vivienda.
Aún sabiendo cuáles son los principales factores de que esta nueva burbuja inmobiliaria y económica siga creciendo, desde el sector no se visualiza una solución ni concreta ni ejecutable a corto plazo. Por una parte, en muchos casos se piensa que establecer límites en los precios o controlar las residencias vacacionales no es el camino correcto. «No puedes derivar al particular un servicio que debería ser social», explica Carballeda. Para el gerente de Best House, la solución es la construcción pública, pero no será algo inmediato. «En Vigo se necesitan más de 10.000 viviendas sociales», concluye.
Según el Observatorio de Vivenda de Galicia, el importe medio de los nuevos contratos de alquiler firmados durante el 2024 se sitúa en 634 euros, mientras que el año pasado no llegaba a los 612. Las diferencias con los años anteriores son todavía más notorias. En el año 2022 el precio medio se situaba en casi 562 euros. Si se retrocede hasta cifras pre pandemia, en el 2019 la media era de 495,4 euros. Los datos revelan que en cinco años se paga 138,6 euros más por acceder a una nueva vivienda en la ciudad más grande de Galicia. Además, hace diez años, alquilar una vivienda en Vigo costaba de media 410,60 euros.
Por otra parte, se alquilan menos propiedades. El número de contratos firmados ha descendido en el 2024 con respecto al año anterior. Mientras que en el año 2023 se firmaron 5.458 fianzas, en lo que va del 2024 tan solo un total de 2.997. Actualmente, la zona más cara de Vigo para alquilar una vivienda es el barrio de Coruxo. En lo que va de año, su precio medio se sitúa en 1.285,3 euros. Se han firmado un total de diecisiete contratos en esta zona.
Vivir este año en el centro de la ciudad cuesta de media unos 686,30 euros. Esta zona ha registrado un total de 914 fianzas nuevas. La lista del precio medio del alquiler la cierra el barrio de Candeán y se coloca como el más barato para vivir en Vigo en estos momentos. Alquilar una vivienda en esta zona cuesta de media 491,70 euros. Sin embargo, en este distrito solo se han firmaron nueve fianzas en lo que va de año.
El presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la provincia de Pontevedra (Aproin), Javier Garrido, opina en la línea de las inmobiliarias. «Llevamos muchos años sin que se construya nueva vivienda y la suspensión del Plan General ha dificultado que se pueda llevar a cabo la ejecución de nuevas obras».
Desde el Sindicato das Inquilinas e da Vivenda de Vigo, señalan a los responsables de la subida de los precios: «El precio del alquiler es imparable y se debe a la usura de los rentistas», declara Alfonso Telmo, vocal del sindicato. «Dentro de años miraremos con horror que en estos días se haga este negocio con un bien que es de primera necesidad». Telmo asegura que no es válido el argumento de que hay poca oferta ya que «se destinan muchos pisos para uso turístico».
Desde el sindicato aseguran que a esto se suma el acaparamiento de la vivienda vacía: «No es solo construir nueva vivienda. Hay muchas casas vacías y no hay voluntad política de ponerlas en el mercado». Frente a una de las principales preocupaciones de los propietarios, el sindicato asegura que «no se sustenta que la ocupación sea un problema grave porque ahora mismo se sitúa en el 0,01 %».
En la misma línea, el pasado 25 de marzo, el Bloque Nacionalista Galego de Vigo, pidió limitar el precio de los alquileres y la proliferación de pisos turísticos.
El portavoz, Xabier Pérez Igrexas, señaló que en Vigo es necesario «mobilizar ás máis de 20.000 vivendas baleiras que existen na cidade e logo poñelas ao servicio da xente». Estas demandas estaban enmarcadas dentro de la petición de declarar la urbe gallega como zona tensionada ante la subida del precio del alquiler.
Lucas García, inquilino: «El día que íbamos a firmar el casero nos rechazó por correo»
Además de la subida de los precios del alquiler, algunos inquilinos también sufren los daños colaterales de la incertidumbre de los propietarios. «El día que íbamos a firmar y a entrar en el piso, el casero nos rechazó por correo electrónico», cuenta Lucas García.
Lucas tiene 30 años y lleva trabajando en la misma empresa desde hace seis. A pesar de que asegura que su puesto es estable, no tiene la capacidad de vivir solo. Por eso, lleva desde agosto buscando piso para compartir con dos amigos.
Cuando les rechazaron del piso en el que iban a entrar el mes pasado, sus compañeros todavía vivían con sus padres, sin embargo, no fue su caso. «Yo vivía en otro piso y me vi yendo de prestado a las casas de mis amigos». Su final de verano lo define como «una odisea inmobiliaria»: tres mudanzas en un mes.
Tras casi dos meses buscando una nueva vivienda, parece que ya puede cantar victoria, aunque es cauto: «Ya no me fio, hasta que firmemos no lo digo muy alto».
Cuando comenzaron su búsqueda lo tenían claro: «Decíamos que si llegábamos a pagar 800 euros tendría que ser con gastos incluidos». Sin embargo, tras visitar casi diez inmuebles, su idea ha cambiado. «Ahora vamos a entrar en uno por el que pagaremos 850 euros solo de alquiler».
El precio y los requisitos para ser los escogidos eran dos hándicaps importantes. «En algunas inmobiliarias nos dijeron que si no cobrábamos 2.000 euros no nos iban a aceptar el seguro de alquiler».
Se encontraron en otras situaciones en las que ni siquiera pudieron llegar a ver las viviendas porque «el casero solo quería familias pero no lo especificaba en el portal web».
Estos tres vigueses visitaron diferentes pisos sin importar las condiciones en las que estuvieran. «Entramos en uno en el que la chica de la agencia nos dijo que nos iba a enseñar primero lo peor». Lucas define la cocina como «ruinosa» ya que abrió la puerta de un armario y se cayó. «Ahora me tomo con risa pero tuve que colocarla yo en el sitio».
Ana Giménez busca piso: «Con los pisos turísticos hacer vida de barrio se va a acabar»
Ana Giménez lleva trece años en el mismo piso, pero este año lo tendrá que dejar.
Después de dos caseros diferentes a los que define como «estupendos», ya que en todos estos años «nunca me han subido el alquiler», la búsqueda de un nuevo hogar le ha mostrado cuál es la realidad actual.
«Me estoy encontrando con unas condiciones que son abusivas».
A pesar de que ha vivido toda la vida en el Casco Vello y que su prioridad era encontrar un vivienda en su barrio, «ahora ya ni miro las zonas, solo busco algo que sea habitable».
Ana ha visitado tantos pisos que no le es posible recordar el número, sin embargo no encuentra algo que se pueda permitir: «Yo soy mileurista y es inviable que destine la mitad de mi suelo solo en alquiler».
Uno de los principales problemas que identifica ella es el uso de la vivienda residencial como turística. «Solo veo pisos que en verano usan para turistas. ¿Por qué tendría que dejar mi casa en junio?»
Su prioridad es encontrar una vivienda con un contrato de larga duración. «Yo busco estabilidad y tranquilidad. Con el bum de los pisos turísticos hacer vida de barrio se va perdiendo». A pesar de llevar veinte años trabajando, Ana necesita pedir la ayuda para el alquiler: «La vivienda no es un capricho es un derecho constitucional».
Aunque busca pisos de solo una habitación, asegura que no encuentra algo asequible a lo que pueda llamar hogar. «Que pidan 600 por estudios interiores en los que la cama está separada del resto por una mampara de cristal es un despropósito», explica.
Es la primera vez que se enfrenta de manera tan directa al mercado inmobiliario pero eso no ha impedido que se implique más allá de su situación: «Como digo yo, estamos en la lucha por una vivienda digna para todos».
Aunque asegura que esta situación puede llegar a ser frustrante en muchas ocasiones, se muestra optimista «yo mantengo la esperanza de encontrar piso».
Ana García, que consiguió alquilar una vivienda en abril: «Me rechazaron en un piso por tener un hijo»
Al igual que Lucas, Ana García también fue rechazada pero esta vez ella sí recibió un motivo. «Es muy triste pero me rechazaron por tener un hijo. El motivo que me dio es que prefería escoger su otra opción que era un chico que iba a vivir solo», cuenta. «En estos momentos te escogen ellos a ti».
Tras casi tres meses buscando activamente, consiguió una vivienda y desde abril está instalada en un piso de una habitación con su hijo de cuatro años. «La cocina es pequeña y no tiene garaje ».
Durante su búsqueda, ante la imposibilidad de conseguir algo asequible contempló la idea de salir de la ciudad. «Me planteé buscar por fuera de Vigo porque veía que no me iba a poder permitir vivir aquí».
Sin embargo, desechó rápidamente esa opción porque «mi hijo va al colegio aquí, tiene su vida aquí y yo trabajo en Vigo, era inviable. Levantarlo a las seis de la mañana para venir es quitarle a él calidad de vida».
En estos momentos está pagando un alquiler 530 euros al mes, aunque sigue teniendo un ojo puesto en el mercado. «Mi objetivo es conseguir un piso de dos habitaciones pero viendo los precios, ahora mismo no me lo puedo permitir».
Sin embargo, los pocos que ofertan las inmobiliarias que se ajustan a lo que podría permitirse los pierde rápido: «A veces veo alguno que me puede encajar y en horas vuela».
Ana asegura que con lo que está destinando al alquiler actualmente se deja casi la mitad de su sueldo.
Durante nueve meses, ella y su hijo vivieron en casa de su madre : «Me permitió ahorrar pero llegó un momento que necesitábamos nuestro espacio». Sin embargo, se planteó compartir piso con una amiga de su misma edad, que no tiene capacidad de independizarse sola, pero «con un niño tan pequeño lo mejor es que estemos él y yo a nuestro aire».
De cara al año 2025, Ana tratará de conseguir algún tipo de ayuda autonómica para el alquiler porque cree que será complicado que encuentre una vivienda de dos habitaciones por menos de 600 euros. «Para mí treinta euros más hoy en día es muy importante, es una compra».
«En estos momentos si encuentras una ganga, que en realidad no lo es, sino que es un precio justo, es porque tienes mucha suerte», explica. En su situación, se sumó el desembolso inicial para conseguir su actual vivienda. «Por mucho que ahorres es bastante dinero de primeras porque es el mes por adelantado, la fianza y a mí también me pidieron el seguro del alquiler», cuenta Ana.
A pesar de que en este caso sus circunstancias con respecto a los requisitos del seguro del alquiler le han permitido conseguir la vivienda, está convencida de que si el precio fuera un poco más elevado tal vez no habría tenido la misma suerte. «Yo pienso que si en vez de 530 es un poco más, a lo mejor no me lo aceptan».
359 viviendas ya en marcha en Navia serán para alquiler
Frente a la situación actual del mercado en cuanto a la subida de los precios del alquiler en la ciudad, la Xunta de Galicia ha comenzado con la ampliación del barrio de Navia. En esta zona, en la que se prevé la construcción de 1.600 viviendas protegidas de promoción pública y privada, ya se han iniciado las obras.
Desde la Consellería de Vivienda e Planificación de Infraestructuras, han confirmado que en el Polígono 1 se harán 359 viviendas destinadas al alquiler. No se descarta que este número incremente en cuanto se licite el resto del territorio y el correspondiente a los polígonos 2 y 3.
Desde la consellería aseguran que se seguirán impulsando ayudas, especialmente centradas en las menores de 36 años. Estas ayudas se otorgan para facilitar la adquisición y el alquiler, pero también para acceder a las viviendas protegidas que se están edificando en estos momentos. «Ofrecemos axudas para compra de vivenda e avais ata o 20% do coste da vivenda», explica la consellería.