El alcalde de Caminha advierte del riesgo para la seguridad y la navegación
03 oct 2024 . Actualizado a las 01:41 h.«La sedimentación crónica del río Miño ya está poniendo en riesgo la actuación de los servicios de emergencia en las acciones de rescate». La alerta parte del alcalde de Caminha, Rui Lages, que con su homólogo de A Guarda, Roberto Carrero, luchan por resolver el problema. Ya no se trata solo de conseguir liberar el canal de navegación para que el último ferri del Miño pueda volver a unir las dos orillas del estuario. Como se suele decir, la imagen del Santa Rita de Cassia sobre una montaña de áridos vale más que mil palabras. El volumen de sedimentos crece sin remedio y ya no solo afecta al barco que une las dos riberas de la Foz del Miño. «La colmatación de nuestro río tiene consecuencias sobre la actividad pesquera y a la marítimo-turística, pero también afecta mucho el salvamento,», advierte el regidor luso. Rui Lages confirmó que «tenemos a la autoridad marítima instalada en un puesto, con sus embarcaciones, en la desembocadura del río Miño, que también tiene grandes dificultades para poder operar y salir en situación de necesidad».
El transbordador cumple tres años en dique seco, en el puerto de Caminha, pero el impacto de la acumulación de áridos es tan fuerte que la imagen es impresionante. Lages lamenta que los gobiernos centrales hayan estado «haciendo oídos sordos a nuestras preocupaciones, pero llegará un momento en el que no podremos aplazarlo más», insiste el regidor visiblemente preocupado por una situación de no retorno.
«Todo esto tiene que ser examinado por nuestro gobierno y sé que implica a varios ministerios y a varias secretarías, pero el gobierno es uno solo y tiene que haber alguien que adopte una postura rápida y ágil para que podamos volver a tener este río en buen estado», defiende. «El canal del ferri está totalmente atascado por los áridos y sedimentos», explicaron Carrero y Lages, respectivamente. Ambos regidores se han reunido ya tres veces en los últimos meses para abordar la situación del Miño y los dos hacen un frente común para reclamar la intervención de los Gobiernos de ambos países. El dragado es inasumible para ninguna administración local. El último fue pequeño, acabó en enero del 2012 pero solo se sacaron 28.000 metros cúbicos de áridos porque se acometió de urgencia para salvar el ferri.