Cristina González: «El juego es fundamental para aprender»

ainhoa pérez VIGO / LA VOZ

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Cristina González es historiado de arte. Creó Arte y Garabato en el año 2017. Tras siete años en activo, el proyecto ya ha llegado a colegios pero también a la universidad. Lo que más motiva a esta artista es que cada uno encuentre su propia faceta creativa.
Cristina González es historiado de arte. Creó Arte y Garabato en el año 2017. Tras siete años en activo, el proyecto ya ha llegado a colegios pero también a la universidad. Lo que más motiva a esta artista es que cada uno encuentre su propia faceta creativa. M.MORALEJO

Creadora del proyecto itinerante Arte y Garabato, saca el lado más creativo de niños y adultos

09 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«El arte para niños no tiene por qué reducirse a hacer manualidades». Con esa premisa, Cristina González creó Arte y Garabato en el año 2017, con la idea de que niños y adultos aprendan a explorar su lado más creativo. Esta historiadora del arte, acostumbrada a trabajar en visitas guiadas y actividades dirigidas en lugares como el museo Marco, decidió emprender su propio proyecto en el que combina arte y educación.

Lo que empezó como una actividad extraescolar para acercar el arte a los más pequeños se ha convertido en una iniciativa en la que cada sesión se vuelve una experiencia única. «No son clases de pintura ni tampoco replicamos obras concretas de artistas famosos», explica. Por eso no hay dos sesiones de Arte y Garabato que sean iguales. Los materiales, la disciplina, el resultado, incluso el lugar, varían dependiendo del taller o laboratorio artístico en el que participen los asistentes.

Además, uno de los aspectos más importante es que este proyecto es itinerante y el espacio juega un papel muy relevante para la realización de las distintas dinámicas artísticas. Aunque en alguna ocasión se ha planteado asentarse en un lugar fijo y propio, a día de hoy da rienda suelta a sus ideas gracias a los diferentes espacios que va descubriendo en la ciudad. «Voy a un sitio nuevo y, si me inspira, le empiezo a dar vueltas a la propuesta artística que me encaja para ese espacio».

Arte y Garabato está dividido en dos ramas. Por una parte prepara talleres en los que, a través de unas pautas, va guiando la actividad artística para que cada uno consiga desarrollar la pieza final que se explica en la sesión. «Presento cómo sería la pieza artística final y cada uno llega a ella cómo quiera y como sepa», detalla. Para Cristina es muy importante que todo fluya sin presión. Por eso, a pesar de que inicialmente los asistentes las soliciten en sus actividades, no hay gomas de borrar: «Es una metáfora de que todo es válido».

Por otra parte, existe una segunda dinámica que son lo que denomina laboratorios artísticos. «Aquí solo expongo y explico los materiales que se van a usar pero el fin es abierto, a veces no es ni algo material, sino que el arte es el propio desarrollo de la actividad», cuenta Cristina.

La base de Arte y Garabato está definida por el método Reggio Emilia. «El objetivo es aprender desde el juego, la experimentación y la autonomía», señala González. El gran reto no siempre es con los niños. «A los adultos muchas veces les cuesta desbloquearse porque lo primero que piensan es que no van a saber hacerlo». Sin embargo, gracias a que propone talleres y laboratorios en los que niños y mayores conviven durante la experiencia, muchos se acaban soltando y descubriendo su faceta más original y creativa. «Me hace mucha ilusión ver algunos resultados, porque descubres que hay gente que tiene mucho mundo interior y que no lo sabían», asegura.

Cristina González

Con Arte y Garabato también ha conseguido meterse de lleno en las aulas de colegios o incluso de facultades de la Universidad de Vigo, como la de Educación en el campus de Pontevedra. Siguiendo las directrices del método italiano, ella ejerce la figura de la atelierista. «Mi misión es provocar procesos de aprendizaje para que las escuelas no caigan en la rutina», dice la fundadora del proyecto.

Pero, ¿qué hace que sus sesiones sean especiales? «Suelo utilizar materiales relacionados con el espacio en el que estamos. Si lo hago en una biblioteca pues utilizaré hojas, guillotinas y troqueladoras», explica. Pero si sus eventos son en la fundación Sales, en el festival Sinsal o en una casa a las afueras de la ciudad, la dinámica estará caracterizada por elementos de la naturaleza. «Que los materiales sean sostenibles, reciclados y reutilizables también es una parte esencial del proyecto y está relacionado con mis propios principios», apunta.

«Lo más importante de todo es el carácter lúdico. Para mí, el juego es fundamental para aprender». Cristina buscaba romper con la rigidez del día a día y conseguir espacios donde las familias compartan un lugar en el que experimentar y descubrir una parte de ellos mismos que desconocían. Detalla que «nunca hacen todos lo mismo al mismo tiempo, por eso es interesante ver cómo cada persona interactúa con los materiales y sus resultados finales».

Este proyecto educativo, que cumple ya siete años de vida, no deja de sorprender a su propia impulsora: «Muchas veces me doy cuenta de que prejuzgamos mucho y rápido, ponemos etiquetas. El arte te ayuda a romper con todo esto».