Peregrinos en peligro en la curva de Oia: «Los ciclistas no respetan el límite de velocidad»

Monica Torres
mónica torres OIA / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

En el punto negro del vial de la costa ya no son los coches los que atropellan a los ciclistas, sino que estos arrollan a los caminantes que hacen la ruta jacobea

12 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los problemas de convivencia y seguridad vial en la PO-552 vienen de lejos. Durante años se ciñeron a la parte de la calzada de esta vía entre los municipios de Baiona y A Guarda y con puntos negros en los que se produjeron gravísimos accidentes. Uno de ellos fue el del conductor octogenario que en el 2016 arrolló a un pelotón de ciclistas y provocó dos muertes. La rehabilitación integral de la vía, incluyendo la retirada de los separadores de hormigón que delimitaban entonces el carril bici entre los kilómetros 21 y 46 cambiándolos por otros de 15 centímetros, ayudó a que se redujera la siniestralidad, pero ahora el problema se vive también en la senda de uso compartido que se habilitó ese año también.

La problemática es un secreto a voces. Además de quienes lo padecen, están los que lo describen con mayúsculas, en colores y a lo largo de todo el muro en la zona conocida como la Curva da Negra. Es el punto kilométrico 22 de la PO-552. Debe su nombre a la piedra negra del lugar, la que está en la zona de rocas entre Baiona y Oia y que también es un emplazamiento peligroso para los marineros.

En tierra firme, pero a la misma altura, entrando en el barrio de As Mariñas de la parroquia oiense de Mougás, los peregrinos están en peligro. Este mensaje se puede leer en inglés, sobre el muro. No es la primera pintada que hace este año, ya que Carreteras ha limpiado varias. «Pilgrim you are in danger» alude a los extranjeros que cubren a diario el concurrido Camino Portugués de la Costa. Hay otra pintada: «Los ciclistas no respetan la señal de límite a 10».

Quien avisa no anda muy desencaminado, según el testimonio de los lugareños. El bum de la ruta jacobea ha disparado el número de paseantes durante todo el año que utilizan esta senda mixta de 2,5 kilómetros, apta también para ciclistas que no superen los 10 kilómetros de velocidad. Por momentos hay overbooking. Ahora, ya no son los coches los que atropellan a conductores en la calzada, sino que las bicicletas son las que topan de golpe con los peregrinos. Para eludir los frenazos o impactos, cuando se pueden evitar, giran hacia la carretera multiplicándose las situaciones de riesgo.

 Pasa a diario. A dez por hora non vai ningún», confirma Teresa, una vecina habitual de este frecuentado paseo con privilegiadas vistas sobre el mar en las inmediaciones de cabo Silleiro. «Moitas veces os ciclistas non reducen e como os ciclistas veñen en grupo saen pola estrada para non chocar», advierte este lugareña. Se trata de una curva en la que se siguen sucediendo accidentes pese a las señalizaciones aunque los usuarios también extreman las medidas.