Los primeros humanos llegaron a la comarca de Vigo, vía Portugal, hace unos 100.000 años
VIGO
La herramienta más común de aquella época es el bifaz
17 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Del albor de los tiempos en la feraz comarca viguesa de O Val do Fragoso es más lo que ignoramos que lo que conocemos. Es opinión extendida entre los arqueólogos que el primer humano penetró en la Galicia actual por el sur (otra sería la cornisa cantábrica) desde Portugal siguiendo el curso de la costa y de los valles fluviales (Louro, Tea) en un continuo vagar el busca de subsistencia. Se trataba de bandas de cazadores-recolectores, con una organización social muy flexible.
Eran nómadas, desplazándose a pequeñas distancias en procura de alimento, y solían cazar en las zonas donde hubiese un curso de agua, pues allí abrevaban los animales y los frutos eran más prolíficos. Una dieta monótona para una esperanza de vida baja.
Conocían la fabricación de rudimentarios utensilios de piedra trabajada, si bien es cierto que otros (astas, madera) pudieron haber desaparecido por la alta acidez del suelo granítico. En el Val do Fragoso únicamente se han encontrado unas pocas piezas de esta época. Los más abundantes son los bifaces. De un núcleo de canto rodado de cuarzo o cuarcita -parte prensil- por percusión se van extrayendo lascas por las dos caras hasta obtener un instrumento afilado con el que poder herir o matar a sus presas salvajes; las «escamas» desprendidas se usarían para cortar.
Los yacimientos más próximos se sitúan en As Gándaras de Budiño (O Porriño) y en Chan do Cereixo (entre Gondomar y Tomiño) ambos prospectados, y el primero excavado en tres campañas. Desafortunadamente, en la comarca viguesa no se descubierto ni un solo asentamiento de esta época, por lo que resulta muy difícil su datación, pero por su tipología cabe situarlos en el Paleolítico Inferior, yendo desde el complejo Achelense hasta el Musteriense, por lo que su cronología sería de 100 000 años, para algunos más reciente, y no deja de ser una especulación genérica, aunque se les reconocen miles de años de antigüedad.
Las piezas talladas paleolíticas se han encontrado por azar y totalmente descontextualizadas, siendo meritoria la labor que desde la década de 1950 han llevado a cabo los en aquel entonces amantes de la arqueología José María Álvarez Blázquez, cronista oficial de Vigo, y el erudito Pedro Díaz Álvarez, quienes recuperaron estos valiosos utensilios de origen prehistórico, y los depositaron en el Museo Municipal Quiñones de León, donde hoy pueden contemplarse.
Destacan los bifaces de cuarcita, materia prima muy abundante en la zona, de Oia, 2 de Coruxo -uno excepcional-, 2 en Navia, San Amaro (Vigo), O Rocío-Coia de ignorada procedencia (apareció en tierras de relleno para un camino) Comesaña y en la zona arqueológicamente estéril de As Torres de Padín (Teis), todos no lejos de arroyos. Probablemente, la lasca de sílex de A Calzoa (Coruxo) debió pertenecer a una etapa paleolítica más reciente.
Es necesario advertir que las piedras talladas aparecidas sobre todo en poblados castreños (Castro de Vigo, isla de Toralla) son objetos que se consideran reutilizados por culturas posteriores.
El citado Pedro Díaz halló en las islas Cíes dos piezas, lo cual en un principio nos podría llamar poderosamente la atención, pero hay que tener en cuenta que en los últimos miles de años el nivel de las aguas ha sufrido grandes variaciones, llegando a descender hasta 120 metros por debajo del actual, de modo que la ría no era sino un valle fluvial y las islas Cíes una elevación importante frente a una línea de costa recta, semejante a la portuguesa.
En las inmediaciones de la playa de Figueras, encontró Díaz una pieza lítica de cuarzo lechoso posiblemente reutilizada como raedera (raspador); y en el inicio del camino que va desde el convento a la playa de Rodas, un bifaz de cuarcita sepia, cuyas características denotan bastante antigüedad. Añadir que en la prospección de 1992 se halló en el camino que va al faro de O Peito un canto bifacial, cuya talla llega a invadir un tercio de una de las caras.
El territorio no estaba falto de atractivos, pues no carecía la caza y antes de la repoblación forestal contaba con 29 manantiales. En resumen, se atestigua la presencia del ser humano en estas hoy islas del Atlántico desde el remoto Paleolítico, lo que se remonta a muchos miles de años atrás.
Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses