Un laboratorio marino en Down Vigo

A.PASCUAL VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Quince investigadores del IEO enseñan a los jóvenes la acuicultura y la oceanografía

01 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un sand dollar es una especie de erizo de mar de forma redondeada y aplanada, como una moneda, que se desplaza lentamente por los fondos arenosos. Cuando muere, los dientes permanecen a cobijo en su carcasa corporal, de manera que al agitarla emiten un retintín. Lo comprobaron esta semana los usuarios de Down Vigo, quienes recibieron con una sonrisa de oreja a oreja a quince técnicos e investigadores del Instituto Español de Oceanografía en sus instalaciones en la avenida de Martínez Garrido para enseñarles los científicos su día a día. El equipo dedicado a las campañas pesqueras fue el que les descubrió este singular equinodermo, con el que tienen la suerte de encontrarse durante sus misiones en Terranova.

El encuentro que terminó siendo de aprendizaje mutuo entre el personal del IEO y los usuarios de Down Vigo se enmarca en el proyecto Cimar, desarrollado por el centro oceanográfico vigués junto con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, del Ministerio de Ciencia. El programa se gestó el año pasado con el objetivo de dar a conocer la actividad del centro oceanográfico entre «colectivos que ata entón non tiña acceso aos nosos talleres» como aquellos representados por personas con discapacidades física, intelectual o sensorial. Para ellos, los investigadores han diseñado una especie de laboratorio portátil para impartir cuatro talleres sensoriales con los que transmitir, a través de los sentidos, el concepto de contaminación marina y la oceanografía, la relevancia del cultivo de especies marinas o qué es una campaña pesquera.

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«O obxectivo do noso taller é explicar que é acuicultura, por que é importante, non só na produción de alimentos senón tamén no ámbito da restauración da biodiversidade», explica Fiz da Costa, investigador en el IEO. Su equipo se trajo consigo muestras y material representativo de su trabajo, como placas de petri con ejemplares de rodaballos que representan las distintas fases vitales de esta especie tan icónica de la acuicultura gallega. También mostraron y dieron a conocer entre los usuarios de Down Vigo las microalgas que alimentan a los animales durante su cultivo para terminar con «unha compañeira que ensina a través da lupa larvas de peixes, copépodos ou outros organismos que criamos ben como alimento ou coma cultivo final», cuenta da Costa.

«A mi no me gustan las islas Cíes porque hay demasiadas gaviotas». La revelación de uno de los jóvenes que participó en las jornadas del pasado miércoles movilizó una reflexión que no estaba prevista por parte de las investigadoras del taller de Oceanografía. «¡Hay que cuidarlas!», les advirtió para salpicar algunos datos sobre el descenso en el número de ejemplares de patiamarillas que se está registrando en Galicia. Ocurrió espontáneamente mientras aprendían sobre plásticos en las playas y al tiempo que descubrían que los huevos de rayas o de tiburones, pese a su aspecto, no son ningún tipo de material sintético, sino naturaleza en estado puro. En Down Vigo había un par de alumnos que ya lo sabían porque, confesaron, «lo hemos visto en el Museo del Mar en Alcabre». Una muestra de lo bien que casan la cultura y la ciencia.

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Para finalizar esta sesión, hablaron sobre la presión a la que están sometidos los océanos. Gracias a las cromatografías, todos alucinaron al ver que, los elementos químicos que contienen detergentes o tintes convierten al agua en un líquido fluorescente de aspecto artificial.

El mar de Ardora en las aulas de Martínez Garrido

Con el objetivo de transmitir la ciencia a través de los sentidos, investigadoras que conocen bien los cultivos bioluminiscentes decidieron trasladar el mar de Ardora a las aulas de Martínez Garrido para que calara el concepto. ¿Cómo lo hicieron? Durante aproximadamente dos semanas estuvieron engañando a un conjunto de microalgas, manteniéndolas a oscuras durante el día, para que el día de la cita con Down Vigo, al apagar la luz, estas emitieran sus llamativas chispas. El método funcionó y despertó la curiosidad entre los asistentes, que quisieron conocer más a cerca de este fenómeno que se repite con más frecuencia en el litoral gallego durante las noches de verano. «Ellos han tenido la oportunidad de acercarse a la ciencia no solo a través de la teoría, porque todas las sesiones han ido apoyadas de material audiovisual y manipulativo», agradece Olga Álvarez, técnica de la asociación.