Fallece a los 94 años Edmundo Reboredo, un padre orgulloso y defensor de las causas justas

VIGO

Oscar Vazquez

El activista e intérprete luchó en Vigo por el indulto de su hijo David, que ingresó en la cárcel pese a estar rehabilitado

04 dic 2024 . Actualizado a las 01:21 h.

«Adeus, adiós, farewell, au revoir, tschüss». Edmundo Reboredo se podía despedir en cualquiera de estos cinco idomas (galego, castellano, inglés, francés y alemán). Probablemente, lo haría con la sonrisa y la energía que lo caracterizaba. Este lunes murió en Vigo a los 94 años. Sus ojos, ciegos pero muy vivos, fueron testigos de múltiples batallas. La mayor de ellas, la que emprendió junto a su hijo David Reboredo para conseguir dos indultos.

La droga se coló en el hogar de Enrique cuando David tenía 16 años. Como le ocurre a tantos otros, su adicción le obligó a traficar para poder consumir. A David lo detuvieron en 2006, un año después, la Audiencia de Pontevedra le impuso una condena de tres años y medio de cárcel, en 2009 lo volvieron a pillar, otra pena similar, y, finalmente, en 2012 ingresó en prisión. Aquel año, David ya no consumía. Era usuario de la asociación Érguete y de Cedro y había conseguido recuperar su vida. Lo hizo gracias a su familia. La noticia de su ingreso en prisión fue un batacazo que consideraban injusto. «Con todo lo que había luchado para salir del mundo de las drogas toda la familia se sintió en la obligación de ayudarlo», recordaba Edmundo.

El padre de David abanderó la lucha para conseguir el indulto de las dos condenas de su hijo. Su movimiento, poco a poco, fue creciendo hasta que se convirtió en una corriente que movilizó a ciudadanos de todo el país. 100.000 personas firmaron a favor de su absolución, el escritor Willy Uribe se declaró en huelga de hambre y Edmundo concedió entrevistas y habló de su hijo en cualquier lugar en el que hiciera falta. Durante aquellos días, ya ciego tras sufrir un glaucoma que lo obligó a dejar antes de tiempo su trabajo como intérprete en el puerto de Vigo, visitaba a David todos los domingos en la cárcel de A Lama. Además, contaba orgulloso, que, pese a estar ciego, también le escribía una carta diaria para que sintiera que «estaba cerca de él».

Al final, tanto esfuerzo, mereció la pena. En 2013 el Gobierno de España le concedió el primer indulto. El lunes 18 de marzo salió de la cárcel. Fuera lo esperaba su familia con Edmundo a la cabeza. Su hijo se iba a cumplir un tercer grado a Vigo y quedaban pendientes del segundo indulto, que nunca llegó. A David le detectaron un tumor cerebral muy agresivo y falleció en noviembre del 2014. Por y gracias a él no dejó de luchar nunca. «Él no se rendía jamás», decía Edmundo.

Tras el adiós de su hijo, siguió militando para cambiar el artículo 189 del Código Penal, el que había condenado a David. La pena de siete años y medio era «por vender una papelina que no llegaba a los cuatrocientos miligramos» y, la ley, imponía penas independientemente de las cantidades. Además, también se unió a Os Ninguéns para defender a capa y espada a las personas sin hogar y en riesgo de exclusión. El colectivo lo nombró en 2018 Veciño de Honra de Vigo por sus «28 años de trabajo y entrega a las causas sociales, en especial a la defensa de las personas más enfermas y empobrecidas de la ciudad, a las que intenta dar visibilidad», destacaban. En aquella ceremonia, emocionado, recordó que seguía luchando con el mismo ánimo que antes. Su receta para estar siempre a pie del cañón era «tener ilusión para que la vida sea más justa y razonar en positivo», una idea que también perseguía David. Juntos ganaron una batalla y abrieron un camino para los que vendrán detrás.

El velatorio de Edmundo Reboredo es en la sala 9 del tanatorio de Pereiró. Hoy, a las 18.00 horas, será incinerado.