La reconciliación entre Caballero y Rueda se desinfla seis meses después

Carlos Punzón
C. Punzón VIGO

VIGO

M.Moralejo

De los compromisos alcanzados, solo el desarrollo de la ETEA se antoja factible a corto plazo

04 ene 2025 . Actualizado a las 01:37 h.

El apretón de manos, las amplias sonrisas y el anuncio de una nueva etapa de diálogo entre Ayuntamiento de Vigo y Xunta han perdido nitidez cumplidos seis meses desde que Alfonso Rueda y Abel Caballero se reunieron por primera vez como presidente y alcalde, una cita que no se registraba entre el regidor y un titular del Gobierno gallego desde el 2015. La decena de compromisos del encuentro celebrado entre ambos el 25 de junio se van diluyendo en su mayoría, sepultados bajo los reproches del alcalde, «Rueda es peor que Feijoo», dijo recientemente, mientras la estrategia del PP minan también la relación, al tratar de enfrentar al alcalde con el Gobierno central de su mismo partido a cuenta del AVE.

Solo el proyecto para hacer de la ETEA un nuevo espacio urbano, sede del Campus del Mar y ubicación de la residencia de mayores de la Fundación Amancio Ortega, semeja no languidecer, eso sí, tras 22 años de respiración asistida. El mes pasado, la Consellería de Vivenda sacó a concurso las obras para urbanizar la primera fase del antiguo espacio de la Armada. El desarrollo de las obras precisa de un convenio a tres bandas con Zona Franca y Concello, que las fuentes consultadas consideran que aunque se está demorando, no corre excesivo peligro de atascarse.

Los demás temas tratados entre Rueda y Caballero no han avanzado nada. La reforma de las pistas de atletismo anexas a Balaídos es el ejemplo más evidente. Tras adjudicar el Ayuntamiento hace un año la redacción del proyecto y anunciar Rueda la disposición de la Administración autonómica a cubrir la mitad de los gastos, nada ha vuelto a trascender.

El anuncio conjunto que hicieron también hace seis meses Rueda y Caballero sobre la colaboración de ambos en el proyecto para prolongar el túnel de Beiramar corre la misma suerte. La Xunta remitió al Ayuntamiento el mes pasado un informe sobre el coste de las obras, pero el alcalde optó por no dar por válida la misiva, al asegurar que más allá de la estimación del coste (unos cien millones de euros) desde Santiago no concretan ni qué tipo de túnel contemplan, ni con qué servicios o conexiones, por lo que Caballero estimó que el paso dado por el Gobierno gallego no es más que una maniobra dilatoria para un proyecto en el que el Puerto ya ha rechazado participar económicamente. No hay tampoco acuerdo, de momento, para concluir el túnel diseñado desde Porta do Sol a Torrecedeira.

El grupo de trabajo anunciado para dotar a Vigo de más viviendas protegidas ha dado paso a que la Xunta publicite por su lado las construcciones que se desarrollarán en las nuevas fases de Navia y que el alcalde haga lo propio anunciando acuerdos con el Gobierno central para crear más edificaciones con protección pública en Barreiro y Santa Cristina. Cada administración, por su lado.

Tampoco ha habido por parte de la Xunta retirada de su propuesta para que las Illas Atlánticas sean declaradas Patrimonio de la Humanidad, como exigía Caballero para que no se perjudiquen las opciones de las Cíes al mismo galardón. Esta partida está en tablas, pues tampoco el regidor ha variado su postura de integrarse en el plan de transporte metropolitano, como le reclamaba Rueda que hiciese como el resto de las urbes gallegas.

En la señalización del Camino, el gobierno municipal no ha dado ni un paso, tampoco la Xunta en dar a Vigo más fondos europeos o en variar su postura de negarse a explotar a medias el antiguo cine Fraga, junto a la Diputación y la Zona Franca.

Pero donde la cordialidad ha saltado definitivamente por los aires es en materia de grandes infraestructuras. Caballero ha retomado su discurso más ácido contra Rueda tras avanzar la Xunta su intención de hacer en Vigo el pasado diciembre un «gran acto cívico» para reclamar el AVE a Oporto. La respuesta del alcalde a la invitación a tomar parte en el encuentro fue convocar dos manifestaciones-concierto y acusar al presidente gallego de oponerse a una salida más directa para el tren rápido a Madrid y rechazar una nueva autovía a O Porriño. Las grandes obras llamadas a unir han vuelto a separar a Rueda y a Caballero.