







Las nuevas directrices católicas tuvieron una gran repercusión en las formas arquitectónicas de los templos
15 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El Concilio Vaticano II (1962-1965) no solo supuso un profundo cambio en la forma de relacionarse la Iglesia Católica con el mundo de finales del siglo XX, también tuvo sus consecuencias en la manera de entender los templos. La reforma dirigida por Juan XXIII estableció directrices para la construcción de los nuevos espacios de culto católicos que se levantaron a partir de ese momento. La idea principal que dirigió esa nueva arquitectura religiosa fue el fomento del espíritu comunitario y el acercamiento entre los sacerdotes y los fieles, que vino acompañado de la desaparición del latín como lengua oficial de la liturgia y de la posición del sacerdote en las misas, a partir de ese momento ya mirando a sus feligreses.
Para ello, se potenciaron los espacios amplios, ya liberados de las antiguas estructuras longitudinales y separadas por columnas. Accesibilidad, visibilidad, luminosidad y acústica fueron elementos que tuvieron en cuenta los arquitectos cuando diseñaron las nuevas iglesias. Con ello llegó a la arquitectura religiosa las tendencias estilísticas propias de la contemporaneidad.
En Vigo hay numerosos ejemplos del giro radical pactado por los participantes en el concilio vaticano. Algunos de ellos ofrecen espectaculares diseños formales, como es el caso de la iglesia de los Picos o Inmaculada Concepción, en O Calvario (1970). Es una de las numerosas obras dejadas en la ciudad por Antonio Román Conde, el mismo que realizó la ya desaparecida grada de Gol en Balaídos. Tiene un aspecto de tienda, con un guiño a la papiroflexia, estructurada por barras de hormigón, y dotadas de una enorme luminosidad interior potenciada por la presencia de celosías, que pronto serán cambiadas por vidrieras. Cumple todos los requisitos marcados por el concilio.
Este mismo arquitecto vigués vuelve a repetir el esquema de las estructuras laminares de hormigón armado en San Paio de Navia. El proyecto fue redactado en 1968 y también participaron los arquitectos madrileños Ricardo Urgoiti y José Enrique Ruiz-Castillo.
En Coia, la creación de la nueva urbanización en los años sesenta permitió la renovación del templo parroquial de San Martiño y la creación de tres nuevas iglesias, las de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, El Rocío y el Cristo de la Victoria. San Martiño de Coia. 1981. San Martiño se levantó sobre la antigua iglesia parroquial en un largo proceso que debía haber empezado en los años cincuenta y que no concluyó hasta 1981. Esta sencilla iglesia fue proyectada por el arquitecto Arturo Fraga Framil. Los expertos destacan su estructura, conformada por seis pórticos metálicos, que fueron ocultados posteriormente. Frente al templo se situó la espadaña de la antigua iglesia.
Desiderio Pernas afrontó en los años setenta la construcción de la iglesia de El Rocío, también en Coia. Es un edificio dividido entre la zona de cultos y la dedicada a servicios parroquiales.
Los arquitectos Francisco Yáñez Ulloa y Tomás Pérez- Lorente Quirós proyectaron el templo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la calle Lalín. En su interior, luminoso y espaciado, trabajó el escultor Xoán Piñeiro
Francisco Coello de Portugal Acuña realizó la iglesia del Cristo de la Victoria, en Coia, un templo para ser utilizado. De hecho, este arquitecto se ordenó sacerdote y es el profesional que ha proyectado más iglesias en España en el siglo XX. Nuevamente, el hormigón es el soporte de la estructura. Su interior es apabullante.
El arquitecto vigués Xosé Bar Boo también dejó una obra religiosa. Fue cuando nació la parroquia de Teis de Nosa Señora das Neves, en la avenida de Galicia. El arquitecto vigués, que donó su trabajo, se inspiró en este caso en alguna obra religiosa realizada por el norteamericano Lloyd Wright.
Otro ejemplo de renovación arquitectónica en Vigo fue la aparición de la iglesia Los Apóstoles, perteneciente a la Compañía de Jesús. Sus proyectistas fueron los arquitectos vigueses Tomás Pérez-Lorente y Francisco Yáñez Ulloa. En el bajo de un edificio, con cierto aire brutalista, abrieron un templo protagonizado por soportes y vigas de hormigón y bañado de una potente luz natural procedente de amplios ventanales.
Xoán Piñeiro
A mediados de los años sesenta, el arquitecto Fernando Araújo firmó el proyecto de la iglesia de San Xosé Obreiro, en Santa Rita. Es uno de los templos más rompedores de cuantos se hicieron en esa época. La gran altura del edificio tiene su apogeo en la fachada, en donde destaca una escultura de Xoán Piñeiro. Ya en este siglo, el edificio experimentó reformas bajo la mano del arquitecto Ramiro Lamas.
La renovación arquitectónica en la ciudad de Vigo también se dejó notar en templos de menor entidad que los anteriores, como la iglesia de los Capuchinos, en Vázquez Varela; San Antonio de A Florida; y los más sencillos de Santo Cura de Ars, en la calle de Aragón, y Santa Clara, en Ramón Nieto. Finalmente, también se incluye en esta renovación de parque de iglesias el templo de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.