
Presume de tener un puesto de trabajo con una de las mejores vistas de Galicia
04 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Casi todos los días del año, haga frío o calor, José Luis Pousa siempre está ahí, al pie de la Virgen de la Roca, al servicio de los visitantes que quieran subir al mirador de la barca y contemplar una de las panorámicas más espectaculares de Galicia. Su puesto de trabajo se encuentra en uno de los rincones más bellos de Baiona. Las horas transcurren aquí con sosiego, sobre todo en invierno, cuando pocas personas se acercan a este emblemático monumento de la villa diseñado por Antonio Palacios.
-¿En que consiste su trabajo?
-Aparte de estar atendiendo a la gente que quiere subir, por las tardes ando con la desbrozadora, a lo que manden los jefes. Estoy pendiente de que la gente no se lastime. A veces vienen y llegan fatigados y siempre les ofrezco agua. Soy el relaciones publicas de la empresa.
-¿Pasa mucho tiempo en soledad en invierno?
-La verdad es que por la semana no se ve a nadie y los sábados y domingos si hace buen tiempo, la gente se anima. Hace poco hubo un domingo que llegué a tener aquí a cien personas. Para verlo otra vez habrá que esperar al verano.
-¿Y entonces cómo aprovecha el tiempo?
-Traigo un librito para leer, pero siempre hay trabajos de mantenimiento que hacer.
-¿Y qué pasa los días que hay temporal?
-No me dejan venir mis jefes. Dicen que lo primero es la salud. Me tratan muy bien.
-¿Entonces se estresa poco?
-Estar aquí es muy relajante. Muchas veces cierro un poco los ojos, me relajo y me olvido del mundo durante unas horas. Los domingos escuchaba a José Luis Pérez de Arteaga, en Radio Clásica, que en paz descanse. Nunca lo conocí en persona, pero me encantaba su forma de hablar y cómo se emocionaba cuando presentaba su programas.
-Vamos, que tiene el trabajo ideal.
-Una vez un señor de Madrid me dijo «Tú te vas a mi oficina y yo me quedo aquí». Me encanta mi trabajo. El contacto con la gente me fue abriendo, me transformó en otra persona, a mejor, creo yo. No cambio esto por nada del mundo.
-Seguro que tiene tiempo para pensar.
-Concluyo que del pueblo borraría muchos edificios si me dejaran. Haría otros dos aparcamientos, uno para autocares y otro para coches, además de un hotel grande.
-¿Qué le parece el monumento?
-Que siendo tan bonito, no es tan conocido como debería. Tendría que ser como la torre de Hércules o más porque es más bonita. Está en un entorno estupendo. Viene la gente de fuera y queda flipando y nosotros aquí no le damos importancia ninguna.
-Con miles de personas que visitan la escultura, seguro que guarda alguna anécdota.
-Hace años un chaval holandés que vino con unos españoles se quedó encajado porque no cabía por la puerta. A la hora de bajar no sabía qué posición coger. Era un hombre muy ancho, un tiarrón. Se escucharon carcajadas.
-¿La gente se anima a subir al mirador?
-Muchos tienen reparo por vértigo o claustrofobia. Si les dices que hay que pagar, entonces ya sí que no suben.
-¿Qué opinan los visitantes cuando visitan la Virgen de la Roca?
-Dicen que es un monumento bonito. Les doy la razón y a parte les digo que tienen que subir a A Groba. Si tuviera una cámara de fotos cambiaría la tarjeta todos los días porque estaría usándola seguido. Los días de lluvia he visto cada cosa bonita. Una vez un arcoíris y otro más montando encima. Tengo ganas de comprar una cámara. Estoy ahorrando para eso.
-¿Qué es lo que más le preguntan?
-Por las sujeciones de los dedos de la Virgen. A veces se oyen burradas, como que está fumando, pero entonces yo se lo explico. Poca gente se da cuenta de que la Virgen de la Roca está sin acabar, que no llegó a alcanzar la altura que había sido proyectada por Antonio Palacios.