Baiona pierde a sus hermanas franciscanas tras 111 años

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

BAIONA

Oscar Vázquez

Las últimas religiosas de la congregación que ayudó a criar a varias generaciones tuvieron que irse por falta de vocaciones

02 feb 2022 . Actualizado a las 01:13 h.

Baiona ha perdido a una familia de honda raigambre. Las Hermanas Franciscanas Hospitaleiras de la Inmaculada Concepción han tenido que irse tras 111 años formando parte activa de la villa, en la que edificaron su segunda casa, por la falta de vocaciones.

«Es una sensación muy agridulce. Yo vuelvo a Tui, que es donde nací y estoy muy contenta y feliz, pero dejo a mi amada Baiona», explica la hermana Rita Pérez Piñeiro.

Sería difícil encontrar a un baionés que no haya tenido relación directa con la congregación que un 2 de febrero, como el de mañana, pero de hace 111 años, abrió en el centro de Baiona su primera escuela.

«Pusimos toda la carne en el asador para cuidar a todos los baioneses desde 1911», afirma la hermana Rita sin permitir que decaiga ni un ápice la «ilusión con la que mantiene su vocación, porque «donde haya un bien a hacer, hágase», recuerda que enseñó el padre Raimundo dos Anjos. La hermana Rita, que pasó cuarenta de sus 83 años en Baiona, y la hermana Isabel Costas Montenegro, viguesa de 84 años, seguirán ahora haciendo ese bien en su comunidad de Tui.

Las Hermanas Franciscanas Hospitaleiras guiaron los primeros pasos de varias generaciones de baioneses porque mantuvieron la guardería hasta el 2009. Hace cuatro años falleció la religiosa María del Cristal y no consiguieron desde entonces el relevo que le permitiera volver a establecer una comunidad mínima de tres hermanas, por lo que no les ha quedado más remedio que hacer las maletas.

«No dejamos de todo Baiona porque allí tenemos aún mucho trabajo», aseguraba la hermana Rita al día siguiente de una misa que celebró el párroco para despedirlas. Entre sus propósitos está el de poder retomar los viajes que cada año organizan a Lisboa para visitar la tumba de la madre María Clara, fundadora de su congregación.

La última novicia profesó hace más de treinta años. «Creo que fallan las familias y la educación en valores. No hay espíritu de sacrificio, de entrega ni de compromiso serio», advierte la hermana Rita. Tanto ella como la hermana Isabel Costas hablan de su alegría.

«Si la gente supiera lo felices que somos, los conventos estarían llenos porque la felicidad la da Dios», aseguran tras más de sesenta años de dedicación religiosa.

«Siempre he sido muy feliz como monja y el espíritu nunca envejece», defiende Isabel. Ambas se deshacen en elogios y cumplidos hacia Baiona, «aunque aquí estamos muy contentas y con ganas de seguir». De su discurso se desprende el cariño hacia la real villa y especialmente hacia sus gentes porque con ellos sobrevivieron a varias guerras, incluyendo la del covid. «La gente de Baiona es encantadora. Me querían mucho, aunque en esta etapa solo estuve cuatro años», indica la hermana Isabel. La congregación siempre ha estado presente en la vida de Baiona, pero se ha ido con la misma discreción y austeridad con la que han acompañado a sus gentes durante más de un siglo. Las imágenes de la celebración del domingo fueron las que hicieron que muchos baioneses se enteraran de su partida y volcaran en las redes mensajes de «agradecimiento y cariño» a las «monjas maestras».