Jacobo Gavira expone en Sabarís dibujos en los que recuerda su infancia en la ría

La sala multiusos de Sabarís, en Baiona, acoge por tercer año consecutivo una exposición colectiva organizada por Santiago Riera que contiene obras suyas y de los artistas Jacobo Gavira, Joaquín Arjona y Víctor Lorenzo. Riera es pintor de lienzos y sobre tabla; Gavira, pintor y diseñador gráfico; Arjona, fotógrafo; y Lorenzo, escultor.

Jacobo Gavira, madrileño, es otro de los artistas que exponen. Y uno reputado, con decenas de exposiciones individuales y colectivas a sus espaldas, la primera hace treinta años. Además de pintor, es diseñador gráfico. De hecho, es el responsable de imagen del Salón Gourmets de Madrid. En Sabarís expone una treintena de dibujos en papel, en los que retrata sus recuerdos de la infancia en la playa de Canido. «Antes estábamos más en contacto con la naturaleza: pescábamos anguilas, cazábamos vacalouras, criábamos renacuajos...», recuerda, nostálgico.

Estos dibujos no son las únicas obras que expone Gavira. También hay un cuadro surrealista, que realizó junto a su madre, Margarita Vázquez de Parga, llamado Canido, y un documental codirigido con Luis Mengs, de nombre Tentempié, gusto y memoria, que se proyectó el jueves pasado. Esta obra audiovisual explora «la vida a través de los alimentos» de las 22 personas entrevistadas.

Otro madrileño que está en Sabarís es el fotógrafo Joaquín Arjona: «Todas las fotografías de la exposición son de gente saltando, haciendo parkour o danza». Para conseguir modelos, se ha ido a La Habana. «En Cuba tienen otro ritmo de vida y la gente es más informal. Algunos modelos han llegado una hora y media tarde o no han venido. Otros, el día de la sesión me pedían cobrar cuando habíamos acordado hacer las fotos gratis (a cambio, les daba algunas para su uso personal). Aquí tuve incidentes similares pero allí fueron cuatro o cinco en un solo mes», recuerda. Sin embargo, Arjona no solo se dedica a exponer. «Me gano la vida haciendo fotos de bodas, de comuniones, de empresa y de productos comerciales en Albacete, donde vivo. La fotografía artística es una afición porque no es rentable», se lamenta.

Una de las obras que más interés suscita es la escultura de madera de un caballo a tamaño real realizada por el baionés Víctor Lorenzo, aunque no es su única pieza expuesta. «É unha escultura interactiva: facilito unha escaleira e animo á xente a subir», explica. El arista, que utiliza una motosierra para trabajar la madera, tardó mucho tiempo en acabar esta obra, pero no está satisfecho: «Quero facer unha composición con máis cabalos que adopten diferentes posturas».

El pintor tomiñés Santiago Riera no es ajeno a la precariedad del arte. «Fun xardineiro, mestre, profesor de instituto... Mesmo cheguei a traballar reparando táboas de esquí e de snowboard», cuenta. Su afición por la pintura le viene de lejos. «Cando era moi pequeno gustábame Dalí. Agora inspírome no neodadaísmo de Robert Rauschemberg», explica. Esa influencia se traslada a sus obras, varias de las cuales están expuestas en Sabarís. «Un día collín unha cadeira do lixo e descontextualiceina: púxenlle un paraugas e un teléfono enriba e utiliceina para facer actuacións», relata Riera.

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