Veinticuatro hierbas para el «cacho» de Cangas

J. Santos CANGAS/LA VOZ.

CANGAS

24 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Cangas mantiene muy viva la tradición de lavarse con el agua de las hierbas del cacho el día de San Xoán. El manojo se deja la noche anterior al rocío, en una tina, corriendo el riesgo de que alguien lo robe o, peor aún, que orine en el recipiente. Es, con el robo de portales o soltar animales presos, una costumbre que todavía pervive.

Hace años, los vecinos iban a buscar las hierbas al monte y les añadían plantas olorosas del jardín. Hay quien lo sigue haciendo, pero son pocos. La mayoría compra el cacho a las mujeres de la aldea, que desde hace cerca de medio siglo lo venden en el mercadillo. «O mundo de agora non é o de antes. De rapaza iamos todas durante todo o día. Era o noso relax. Ibamos polas aldeas a buscar as herbas. Agora, comprámolas», decía una señora mientras adquiría un manojo frente a la plaza.

Son, dicen las más puristas, 24 hierbas. Tiene que llevar hierba luisa, tomillo, lavanda, romero, orégano, malva rosa, incienso, hierba de San Xoán, peineta, manzanilla, abrótano, hojas de laurel, nogal, higuera y viña, madreselva, botón de oro (conocido en Cangas como chopo o, en gallego, saxa) y distintas variedades de menta (poleo, limonera o melisa y hierba buena). Debe llevar ruda, muy eficaz contra el mal de ojo, pero algunas aldeanas no se la ponen porque no les gusta su olor. Otras le incorporan hortensias, flor de la zarza y hojas de roble

El tomillo que se utiliza habitualmente en el cacho crece en el monte. Se conoce como tromentelo y es, al parecer, bueno para el pelo: «Rapazas dalá de riba/con que lavades o pelo/cunha herba que hai no monte/que se chama tromentelo».

Luci Gallego lleva más de 30 años vendiendo el cacho en el mercado. «Hai que patear moito para coller as herbas», dice. Ayer llevó un centenar de manojos, que vendió a 2 euros, como otras mujeres que montaron su mercadillo de cachos frente a la plaza.