Borrué, el último fotógrafo minutero de las Rías Baixas

Monica Torres
MÓNICA TORRES TUI / LA VOZ

COVELO

XOAN CARLOS GIL

El artista afincado en Covelo retrata a decenas de vecinos a la antigua usanza

11 may 2022 . Actualizado a las 01:20 h.

Decenas de covelenses consiguieron ayer retratarse a la antigua usanza. En pareja, en familia o en grupo, pero para siempre. Ángel Borrué, el último fotógrafo minutero que queda en la provincia de Pontevedra, retrató a sus nuevos vecinos con la técnica que mantiene la esencia del oficio artesanal que nació a finales de los XIX, cuando no existían los teléfonos móviles y la gente hacía posados en las alamedas.

Licenciado en Bellas Artes, fotógrafo, artista, profesor y vecino de Covelo desde octubre, Ángel Borrué sacó ayer a la Praza Mestre Cerviño la cámara que él mismo ha montado e inmortalizó, como se hacía antaño, a cuantos se pusieron ante su objetivo. Con una máquina minutera, con técnica analógica y atrezo de época, Borrué dio una clase magistral sobre el oficio de quienes entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, democratizaron la imagen fotográfica, ya que su técnica nació como una alternativa a las sesiones de estudio, demasiado caras para la mayoría de la población.

La de ayer fue casi mágica. En la era de los selfis, Instagram y las cámaras digitales, el arte sigue reconociéndose a cualquier edad. La cara de los más pequeños, sorprendidos ante el desconocido artilugio, y la de los mayores, embelesados por la nostalgia, era todo un cuadro. Imposible perder la oportunidad de ponerse ante el objetivo.

«Yo siempre digo que el mejor regalo que me hizo mi padre, después de enseñarme a leer, fue mostrarme cómo aparecía una imagen en la cubeta del revelador. Fue de muy niño y eso me dejó marcado para los restos, porque es magia pura», explica el artista, natural de Zamora pero «nacionalizado en Galicia desde hace veinte años».

La pandemia supuso el empujón definitivo para abandonar la ciudad y, con su mujer, María Sánchez, ya se ha empadronado en Covelo.

Su cámara de cajón, que permite el revelado en pocos minutos y en el mismo lugar, tiene originales de la de su tío abuelo, sobre el que Borrué descubrió hace tan solo unos años que fue uno de aquellos ambulantes que recorría plazas y pueblos de España con la promesa de entregar una imagen blanco y negro en minutos. Recuperó el frontal de la de su familiar, Pepe Borrué y se lo incorporó al cajón de la que hizo él mismo en el 2012. También incluyó un retrato de su antecesor y otro de su autoría que encontró en el fallado de la casa de su abuela.

«Esto no es un selfi si no un ritual. Es comparar la alta cocina con la comida rápida y además la foto es de verdad, porque es de gelatina de plata y probablemente sobreviva al retratado», señala Borrué que, aunque tuvo en Vigo un espacio de fotografía analógica, al estar centrado en la docencia, solo saca su minutera «de forma puntual». «La usamos de vez en cuando, en cumpleaños o ahora en la Feria de Covelo», explica el artista, profesor en Fornelos de Montes.