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Isa y Sara, madre e hija y compañeras de clase en el instituto: «Es una experiencia única»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

GONDOMAR

XOAN CARLOS GIL

Ambas estudian segundo de bachillerato en el IES Santa Irene de Vigo en horario nocturno

20 abr 2023 . Actualizado a las 11:14 h.

Isa Pérez y Sara Sanromán, de 44 y 20 años, son madre e hija y también compañeras de clase. Ambas estudian segundo de Bachillerato científico en el turno de noche del IES Santa Irene. Las dos están felices de compartir pupitre y de hacerlo en este centro educativo fuera del horario convencional, donde el ambiente es mucho más distendido, relajado, donde se vive un gran compañerismo y una excelente relación con los profesores. Las dos han confluido en el mismo aula desde diferentes caminos. Isa dejó sus estudios cuando terminó la EGB. Ya adulta, decidió continuar formándose y se matriculó en la Educación Secundaria de Alumnos en el IES Proval de Nigrán. Al obtener el título de la ESO, le recomendaron matricularse en la institución académica viguesa. Mientras tanto, Sara hizo el primer curso de Bachillerato en el IES Auga da Laxe de Gondomar. Estaba en el horario ordinario, pero lo quería dejar. El ambiente escolar le parecía muy competitivo y no lo aguantaba. «Le dije que viniera para aquí, que le iba a volver a coger el gusto a estudiar. La siento a mi lado para que no se duerma en matemáticas», bromea la madre. Isa reconoce que está encantada en el instituto y de tener a su hija como compañera. «Es una experiencia única», asegura. Viven en Gondomar y todas las tardes cogen el coche para asistir a clase. Si vivieran más lejos, les daría igual. «Vienes aquí y eres feliz», afirma la madre.

En casa, no hablan mucho de los estudios. Tienen métodos diferentes. «Nos copiamos un poco en los pupitres cuando hay que hacer algún deber», afirma Isa. Sara Sanromán recuerda que cuando estudiaba primero de la ESO en horario diurno «todo era muy agobiante y competitivo, todo es para la EBAU». Ella no quería hacer la prueba de acceso a la universidad y, como ya había terminado primero de bachillerato, decidió terminar sus estudios con su madre para acceder a un ciclo superior en el futuro. Sara afirma que en la relación con su madre como compañera de estudios hay «muchas risas». La profesora Montse Fernández, que dirige el taller de lectura afirma que también hay mucha seriedad y trabajo, ya que hay tiempo para todo. «Hacen muy buen equipo. Al principio era ella la que tiraba a Sara, pero ahora no», dice.

El alumnado del turno de noche es muy diverso. Confluyen diferentes perfiles. Por ejemplo, Sonia, otra de las alumnas, explica que no tiene nada que ver con el horario diurno, que no le motivaba en absoluto. «Ves que no das y, o abandonas, o sigues estresándote y ahora es una pasada porque sigues formándote en un ambiente escolar pero de otra forma. Creces más como persona», dice. Rolando es otro de los compañeros de clase. A sus 54 años, aspira a terminar el Bachillerato y estudiar un ciclo superior que le permita reinsertarse en el mundo laboral. «Hoy en día, si no tienes un título, no te quieren», afirma.

XOAN CARLOS GIL

«A veces, las segundas oportunidades son muy necesarias. La autoestima vuelve para arriba», afirma la profesora Montse Fernández. Y el IES Santa Irene ofrece esa oportunidad a aquellos estudiantes que no se han adaptado a la dinámica del horario diurno. Una ventaja del nocturno es que permite matricularse por materias, como en la Universidad. No hay que repetir un curso entero por haber suspendido dos asignaturas.

Susana Ferreiro, jefa de estudios, destaca que lo interesante del turno nocturno no solo es la labor didáctica, sino también su valor de reinserción social. El ambiente es de unión y de apoyo entre los estudiantes. «Somos como una gran familia», afirma. A las cinco de la tarde se abren las aulas para unos alumnos que acuden muy motivados. «Conocí este horario y aún me enamoré más de la vida del estudio», dice Isa, la madre alumna.