Moaña muestra su dolor y repulsa por el presunto crimen de Fadoua

MOAÑA

Xoán Carlos Gil

El conductor del coche en el que viajaba fue detenido por un delito de homicidio en el hospital donde permanece ingresado, y está previsto que este lunes pase a disposición judicial tras recibir el alta. La alcaldesa de la localidad, Leticia Santos, leyó un manifiesto de rechazo a la violencia machista

09 oct 2024 . Actualizado a las 17:56 h.

El salón de plenos del Concello de Moaña se quedó pequeño para acoger a los vecinos que quisieron sumarse al acto de repulsa por el presunto crimen de Fadoua, la mujer de nacionalidad marroquí y vecina de Pontevedra que falleció en Domaio la madrugada del sábado. Acompañando a la corporación moañesa, presidida por su alcaldesa, Leticia Santos, estuvieron presentes una representación de la corporación de Cangas, con su alcaldesa, Araceli Gestido, al frente, así como concejales de O Rosal y Redondela.

La alcaldesa de Moaña leyó un manifiesto en el que se solidarizó con la familia y amigos de la fallecida, a quienes trasladó el pesar de la población moañesa, de donde es vecino el único detenido en relación con la muerte de Fadoua. «Como sociedade, precisamos tomar conciencia de que vivimos nun sistema capitalista e patriarcal que loita como un lobo ferido fronte a cada avance do feminismo. Temos que rebelarnos frente a este sistema que fai que as persoas suframos e as mulleres acabemos sendo asasinadas», afirmó la alcaldesa.

Leticia Santos abogó por un cambio en la educación de los niños y niñas, basado en la igualdad y la no violencia, para evitar que formen su personalidad «escoitando mensaxes machistas, agresivas e negacionistas da violencia contra a muller, verquidas con total impunidade nas redes sociais».

La alcaldesa recalcó que ninguna mujer está libre de la violencia machista por lo que animó a los presentes a ser intransigentes con el machismo. «Somos o berro das que non teñen voz; cando asasinan a unha muller matan un pouco de cada unha de nós», concluyó Leticia Santos.

A disposición judicial

A. C. T., vecino de Moaña, de 47 años, continuaba este domingo ingresado en el Hospital Povisa de Vigo, custodiado por la Guardia Civil. Está detenido como presunto autor de la muerte de Fadoua Akkar, de 41 años, de nacionalidad marroquí y vecina de Salcedo, en Pontevedra, ocurrida la madrugada del sábado en las inmediaciones del puerto de Domaio. El instituto armado investiga la muerte de Fadoua Akkar como un presunto crimen machista. Según informó el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada, el detenido ya había cumplido una pena de prisión tras una sentencia de la Audiencia Provincial del 2012 por violencia sobre una mujer de la que también tuvo una orden de alejamiento hasta el 2020.

Está previsto que este lunes, una vez que sea dado de alta en el hospital, el detenido sea puesto a disposición del Juzgado de Cangas, encargado de instruir el caso.

El presunto autor del crimen fue detenido el sábado a las nueve de la noche cuando estaba siendo atendido en el hospital vigués por hipotermia y pérdida de consciencia tras precipitarse al mar en Domaio con el vehículo que conducía y en el que viajaba la fallecida.

Varios testigos relataron que, a las cinco de la madrugada, el vehículo conducido por el detenido circulaba por un paseo peatonal próximo al puerto, y que se metió por una zona de césped para girar después hacia el mar y precipitarse. Añadió Abel Losada que «el vehículo aceler«»ó cuando llegó al mar», circunstancia que refuerza la tesis de la intencionalidad.

Los testigos alertaron a la Policía Local de Moaña, que dio aviso al 112 Galicia, desde donde se activó un servicio de rescate en el que participaron Policía Local de Moaña, Protección Civil, Bomberos y Guardia Civil, además de la Salvamar Mirach y Gardacostas de Galicia.

Mientras que el ahora detenido logró salir del vehículo y se encaramó a su techo, el cuerpo de la mujer fue hallado flotando en el mar en las inmediaciones del lugar. El cadáver presentaba un golpe en su rostro, lo que abrió la posibilidad de que no fuera causado por la caída del vehículo al mar.

Según vecinos de Fadoua Akkar, la relación que mantenía con A. C. T. era relativamente reciente. Ella vivía desde hacía año y medio con su hijo, de 13 años, en la parroquia de Salcedo, en Pontevedra. Cuando llegó de Marruecos, hace dos años, estuvo viviendo con unos familiares en el municipio de Vilaboa.

Fadoua, la mujer «siempre sonriente y de diez» que deja un niño de 13 años

Llegó de Marruecos con su hijo hace dos años y tenía familia en Vilaboa

Ch. C.

En el edificio de apartamentos en el que Fadoua Akkar, la víctima, de 41 años, vivía desde el 27 de febrero del 2023 la sensación ayer era de una mezcla de rabia e incredulidad. «Ayer mismo estuve hablando con ella aquí fuera», señala su casera. «Era un diez, una chica excelente, educada, trabajadora... Siempre sonriente». Aunque tiene familia que vive desde hace más de veinte años en Vilaboa, ella no había llegado desde Marruecos hasta hace un par de años, junto a su hijo, de trece años. Ambos vivían en un pequeño apartamento de una habitación en la parroquia de Salcedo, en Pontevedra, donde el hijo va a la escuela. Un hermano y una hermana de Fadoua serán presumiblemente quienes se encarguen de él tras el trágico suceso que lo ha dejado huérfano.

Al parecer, la relación con el hombre que conducía el vehículo en el que viajaba cuando cayó al mar era relativamente reciente. «Alguna vez venía por aquí, la recogía en su coche, pero poco más», explica el propietario del edificio.

En el apartamento vivían solo la madre y el hijo. «Tenía el piso como una rosa», explican los dueños del inmueble, a los que sorprendió que él intentase hacer algunos cambios en él sin hablarlo antes con ellos. «A veces venía a las doce, otras a las cinco, pero no se quedaba más que un par de horas. No sabemos a qué se dedica él».

Ella salía cada día de casa para cumplir con su trabajo. «Iba siempre muy bien vestida», señala Azucena, su casera, quien destaca que vestía como «cualquier chica de aquí. Nunca la vi con pañuelo». «Ella era muy buena persona —dice un vecino, también marroquí—. Él, no».