José Luis Luaces: «Dicíanme que palillar é traballo de mulleres, pero sempre me dou igual»

MOS

Personas con historia | Este vecino de Dumbría intentó iniciar a su esposa en el arte del encaje y acabó él presentando sus creaciones en varios países de Europa
30 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.De madre vimiancesa y padre muxián, José Luis Luaces Tajes, trabaja en Cee y vive en Dumbría, por lo que, como él mismo reconoce, tiene sus raíces distribuidas por media Costa da Morte. Hasta los dos años vivió en Vimianzo, pero luego la familia se trasladó a Muxía, con lo que fue allí donde inició su pasión por el encaje, que no deja de ser un entretenimiento para él, aunque una de sus colecciones esté ahora mismo expuesta en el museo de Sofía, en Bulgaria, después de pasar antes por Portugal.
«Son bastante inquedo, sempre que teño que estar investigando, facendo algo, senón non estou tranquilo. Por iso xa de pequeniño vía a miña nai e andaba entre almofadas. Dicíanme -miña nai sobre todo- que palillar é traballo de mulleres. Digamos que non estaba ben visto, pero a min iso sempre me dou un pouco igual», relata Luaces, que profesionalmente se dedica al sector de los seguros, desde hace aproximadamente cuatro años en Santa Lucía de Cee.
De hecho, no es solo el encaje, porque trata de canalizar su creatividad desbordante a través de todo lo que tiene a mano, especialmente las flores, algo en lo que también trabajó a nivel profesional. «Estudiei en Santiago e máis en Cee. Naquela época había moitas folgas e eu ía sempre para unha florería ver como traballaban. Non sei, en vez de ir tomar uns viños, o meu sempre foi quedar na casa e facer cousas. O encaixe, por exemplo, téñoo como un entretemento, como unha forma de relaxación. Chegas á casa cansado, atacado de pelexar coa xente e é coma un descanso», detalla.
Aunque le llevó idea desde niño, realmente a palillar como tal empezó con 27 años, después de casarse. «Eu quería que a miña muller aprendese e compreille unha almofada, pero realmente collínlla eu sempre e chegou un momento no que se cabreou. Díxome: ‘a ver fas ti ou é para min’. Entón foi cando xa eu comprei a miña», recuerda con humor.
Por supuesto, los prejuicios, y esa concepción con mucha dosis de machismo de que el encaje es cosa de mujeres, siempre le resbalaron bastante, con lo que no ha parado de avanzar. De hecho, a parte de palillar todo personalmente, su fuerte son los diseños, para sí mismo y para gente que se los pide, sin una vocación comercial.
Conocer a la prestigiosa diseñadora Conchi Canoura resultó determinante, porque le pasó un par de diseños y le gustaron tanto que le invitó a colaborar en el libro Raizame do encaixe galego, una obra editada por la Xunta, con unas 120 ejemplos, de los que más de 60 son de Luaces.
«Despois, fai uns dous anos, coñecín a Estéban Freiría, que é de Vigo, pero está establecido en Marbella. Díxome que me apadriñaba el unha colección e collín o que eu controlaba máis que eran as flores. Fixen catro traxes así moi voluminosos, nos que meto liño, metal, hedras, follatos do millo, pelo natural... e encaixe claro. Era para presentalos eu só, pero ao final iso non podía ser e fíxeno baixo o nome del. É así unha cousa distinta, bastante extravagante», resume el creador, que, gracias a estas obras, conectó también con el presidente de Serra d’El-Rei, en el municipio portugués de Peniche, en el distrito de Leiría. Les invitó a él y a Edith del Valle a participar en la muestra de la localidad y eso tuvo tal repercusión en la revista que editaron y en las redes sociales, que llegó a oídos de Bistra Pisancheva, la conocida diseñadora búlgara, que le invitó a llevar sus creaciones hasta el museo de Sofía, que es donde se encuentran expuestas en estos momentos.
«Andando polo mundo coñeces xente bastante interesante, ven como traballas e os meus traxes chaman bastante á atención porque non son nada convencionais. De feito, agora xa estou invitado a ir a Serra d’El-Rei, contan comigo e máis teño que ir a Mos a un encontro de encaixeiras», señala Luaces, a quien, paradójicamente, no invitaron a la Mostra de Camariñas, algo que le llamó la atención.
Como su cabeza -los dedos tampoco- no para, ya tiene nueva colección, en forma de atrapasueños, que mezclan vinilos, metal, encaje y tul.
«Normalmente palillo todo eu, pero non me podes dicir: ‘quero isto para dentro de 15 días, porque non cho fago. Son bastante lento e moi perfeccionista. Vou ao meu ritmo, porque gústame que saia perfecto. Por exemplo, fíxenlle a Sara Lage [la conocida modista] con varias propostas de deseños para ela e aí si que encarguei parte, por cuestión de tempo, pero habitualmente fágoo todo eu», cuenta José Luis, a quien las propias piezas le van diciendo lo que tiene que hacer. «Primeiro deseño o encaixe e vexo a onde quero chegar e despois xa miro como se pode aplicar», incide. Mediante ese proceso es como determina si lo que necesita es un pequeño detalle o un trabajo bastante más complejo, de echarle muchas horas.
Lo que no le va demasiado es la farándula asociada a todo esto. Participó una vez en un programa de televisión presentado por Carlos Blanco, y luego lo invitaron a Madrid y Barcelona a concentraciones de encaje solo con hombres, pero lo rechazó. «Non, porque eu isto fágoo para min, como unha forma de entretemento», concluye.