
En los últimos días se ha disparado la demanda de los bares
11 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Desde que se aprobó la normativa que obliga a los restaurantes a colocar en sus establecimientos medidores de CO2, la empresa Rodavigo, ubicada en Mos, ya vendió más de 400 aparatos. Los establecimientos no se arriesgan a recibir una multa y menos aún con los precios económicos que tienen los medidores. De hecho, los más vendidos han sido los que oscilan entre 70 y 80 euros.
«Solo en esta mañana hemos tenido siete u ocho pedidos, casi todos han sido adquiridos para la hostelería, es una pena que no se lleven para otros locales porque permiten controlar la situación. Yo tengo amistad con un club deportivo y les regalé uno», comenta el gerente de la empresa, Nazario Correa.
Cree que al no ser obligatorio para todos los locales no se colocan, sin darse cuenta de la confianza y seguridad que da a la clientela.
«Si el medidor está por debajo de 750 es que la calidad del aire está bien», indica el responsable de Rodavigo. Es otra de las ventajas, que cualquiera puede comprobar la situación en el interior de un establecimiento, ya que la mayoría de los medidores están situados a la vista.
Pese a la gran demanda, no tiene lista de espera porque ya contaba con ello. «Esto no es como las mascarillas, con uno llega, no hay que estar reponiendo», añade Nazario Correa.