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Y tras el séptimo año toca descanso

MOS

XOAN CARLOS GIL

Telmo González, que formó y llevó al Mos desde el fútbol 7 a Primera Nacional, deja el banquillo temporalmente

29 jun 2021 . Actualizado a las 01:10 h.

Telmo González Dasilva (Vigo, 1977) deja el balompié. Temporalmente y por asuntos familiares. Pone punto y aparte una década en los banquillos, la mayoría en el fútbol femenino. Lo hace después de certificar la permanencia en Primera Nacional de un Mos que sacó del anonimato hasta la tercera categoría. Telmo tampoco se va del club, ejercerá de coordinador, pero sin que su ausencia signifique un socavón en el funcionamiento de una entidad que no para de crecer en los últimos años.

«Son temas familiares que me obligan a desconectar por un tiempo del fútbol», explica el entrenador que ha llevado a la UD Mos desde la testimonialidad a la Primera Nacional, en donde lo deja después de salvarse con mucha holgura, a cuatro jornadas del final.

Telmo lleva toda la vida dándole patadas al balón de un modo u otro. «Desde los cinco años», rememora. Los últimos siete, en el Mos. La trayectoria como jugador le llevó a pasar por equipos como el Choco, en donde empezó, o Xuvenil de Ponteareas. Con 29 años lo dejó y arrancó como entrenador en fútbol 7. Pasó por equipos masculinos como el Candeán, en el femenino se estrenó en Pazos y poco después se asentó en Mos. Apunta que su paso a los banquillos fue una sorpresa hasta para él «porque nunca valoré ese opción. Nunca pensé que me iba a gustar».

La conexión con el fútbol femenino llega de familia. Primero, porque sus hermanas jugaban, igual que más tarde la que hoy es su esposa. Todo comenzó cuando el Pazos de fútbol sala echó el cierre. «No tenían muchas ayudas y tenían que dejarlo, por eso decidimos montar un equipo de fútbol 7 allí y como mi esposa era integrante del equipo de fútbol sala, me pidieron si las podía entrenar y así empezó todo», recuerda.

La llegada a Mos fue una consecuencia. El Pazos había ganado la Liga Metropolitana en su categoría tres años seguidos, se planteaba dejarlo y apareció la opción de fusionarse con la entidad mosense. Ahí comenzó la UD en su versión femenina.

Telmo reconoce que la eclosión en As Baloutas fue «más rápido de lo que nos esperábamos». Jugaron dos años en el fútbol 7, de nuevo con dos títulos, y ahí se planteó pasar al campo grande buscando nuevos retos «y el primer año que era de prueba, porque teníamos muy pocas jugadoras de fútbol 11, competimos, ganamos la liga y la copa a nivel gallego en esa categoría».

Ahí se afianzó el proyecto, que mantuvo la base pero que fue añadiendo jugadoras importantes a la entidad. Dicen de Telmo, en este sentido, que su poder de convicción es absoluto. «Soy un poco pesado. Había que hacer de todo en el club y una de mis funciones era romperles la cabeza a las jugadoras», reconoce. Pero ese empecinamiento ha sido clave para que un club que comenzó con siete futbolistas hoy cuente con 120. «Ahora es fácil traer jugadoras, pero antes llamabas para que fichasen en el Mos y alguna preguntaba en dónde quedaba el equipo ese», bromea. Un aspecto clave para el crecimiento fue para el técnico contar con «un presidente que nos apoyó cuando nadie daba un duro por nosotros».

En este momento del impás, Telmo hace balance de su paso por los banquillos: «Destacaría los inicios de este equipo porque tuve la suerte de encontrarme un grupo con el que estuve durante cinco o seis años y uno de los motivos por los que creció el club fue por el ambiente familiar que se creó. Yo aquí me encuentro como en mi casa, aunque suene a tópico». Al mismo tiempo se ha sentido valorado «por el club, que siempre apoyó todas mis decisiones y en todo lo que me pudieron ayudar, lo hicieron». El domingo pasado, además, recibió un homenaje por parte de las jugadoras.

Que deje el banquillo no quiere decir que abandone la entidad. «Voy a seguir en un club, estaré llevando la coordinación con los equipos femeninos, ayudando al primer equipo en lo que haga falta, pero en un segundo plano, sin compromiso. Si tengo que faltar, que no pase nada», precisa sobre su nueva función, que en teoría le permitirá disfrutar de alguna hora más de sueño, la parte más sacrificada de su ajetreada vida hasta el momento.

Telmo ha sido protagonista en primera persona del despertar del fútbol femenino. «Ha dado un paso adelante, pero creo que es un paso corto y para que el fútbol femenino siga creciendo tiene que avanzar más. Hay que confiar en él», reclama mientras admite que lo único malo es la falta de proyecto sólido que agarre los cimientos. En ese sentido no tiene ninguna duda de que «tarde o temprano el Celta se va a involucrar, que es lo que todos deseamos». Sería la guinda al crecimiento de una disciplina deportiva en la que Telmo puso no un grano, sino una montaña de arena.