«Queremos que su calidad de vida mejore», dice el regidor socialista
02 oct 2017 . Actualizado a las 23:18 h.«Lo que haga falta por mi hijo». Esa fue la respuesta que Juan Antonio González dio a los médicos cuando le indicaron que era la persona más compatible para donar un riñón a su primogénito, de 16 años. La intervención tuvo lugar el pasado 20 de septiembre y, afortunadamente, ha salido bien. Padre e hijo se recuperan sin contratiempos en el el Hospital de La Paz, en Madrid.
Juan González ha tenido que abrir un paréntesis en su actividad como alcalde de Nigrán para centrarse en la salud de su vástago, pero confía en regresar la próxima semana. Es algo para los que su compañeros de equipo de gobierno ya estaban preparados. «Antes de presentarme a las elecciones hablé con mi equipo y les avisé de que en algún momento de que tendría que ausentarme porque mi hijo necesitaba un trasplante de riñón y durante estos días me han llamado lo mínimo», explicaba ayer.
Su hijo Juan fue diagnosticado a los dos años de anemia de Fanconi y hace seis años se sometió a un trasplante de médula que fue un éxito. Pero uno de los efectos colaterales que tiene esta enfermedad rara son daños a otros órganos vitales. Y Juan llevaba mucho tiempo arrastrando una insuficiencia renal que le impedía hacer una vida completamente normal. Una vez superada la prueba del trasplante de médula, afrontaron la que esperan que sea la última entrada en el quirófano. Juan González no se lo pensó dos veces cuando estuvo en juego la salud de su hijo. Y eso que reconoce que es bastante aprensivo y que cuando ve una bata blanca le tiemblan las piernas.
«Quisieron explicarme en qué consistía la operación, pero yo les dije que no me contaran nada, que estaba para lo que hiciera falta», afirma.
Reconoce que donar un riñón a su hijo es algo que no le ha quitado el sueño ni un solo día. «Cualquier padre haría lo mismo. Cierras los ojos y no te preocupas de nada, es algo que no te da ni medio dolor de cabeza». Ayer confesaba que le daba más miedo que le quitaran las grapas con las que le cosieron después de la operación que subirse a la mesa de operaciones. Durante dos años estuvieron realizando pruebas para garantizar el éxito de la intervención quirúrgica. Se iba a haber realizado el pasado mes de julio. De hecho, ya tenían las maletas preparadas para viajar a Madrid, pero en el último momento paralizaron la operación por un posible problema hepático que al final no lo fue.
El alcalde de Nigrán está satisfecho porque su hijo mejorará su calidad de vida después de haberle donado un riñón. Sus órganos solo funcionaban a un diez por ciento su capacidad y eso le limitaba mucho a la hora de hacer deporte, a pesar de que tanto el padre como el hijo son grandes aficionados al atletismo y no se pierden ninguna cita deportiva. «Me apetece hacer una vida normal, como mis amigos, y creo que me va a ayudar a mejorar en el atletismo, que es lo que me más me gusta», afirmaba ayer Juan junior desde el Hospital de La Paz. Esta semana tuvo la visita de tres compañeros del club de atletismo Val Miñor, así como de su entrenador y del presidente de la entidad y le dieron muchos ánimos para poder ser dado de alta lo antes posible. Fue una inyección de moral, puesto que los primeros días no resultaron nada fáciles. Permaneció seis días ingresado en la UCI y estuvo «fastidiadillo», reconocía ayer Juan González.
«Si todo funciona como soñamos, podrá competir y tener posibilidades», asegura su padre. Otra de las ventajas de su nueva vida será poder llevar una dieta variada y poder comer lo que le apetezca. Con la insuficiencia renal que ha padecido hasta ahora tenía unos menús demasiado rigurosos, sin poder probar la carne y comiendo pasta a diario. «La alimentación es muy importante para él y a partir de ahora podrá comer como cualquier otro niño», agradecía ayer Juan González. Su hijo permanecerá todavía una temporada en Madrid, dado que tras ser dado de alta, tendrá que someterse a revisiones periódicas para que los médicos comprueben como avanza su salud.