
El comportamiento, el trabajo y los valores priman sobre el resultado en el Nigrán Panxón Fútbol Sala
29 may 2018 . Actualizado a las 12:15 h.Un grupo de padres entre los que se encontraba Ramón Pérez Fernández crearon el Panxón Nigrán FS. Venían rebotados, según su misma expresión, de otro club en donde el propio Ramón era el coordinador. En Nigrán vieron potencial para poder llevar a cabo su filosofía: «Desarrollar a los niños, sin carácter competitivo, tratando de formar a jóvenes y a personas sin necesidad de tener que sacrificar la parte creativa y lúdica para conseguir los resultados».
La idea, pura y que forma parte de la esencia del deporte, prendió. Desde el 2014 el club ha ido creciendo, ya cuenta con un equipo infantil femenino en liga provincial, con dos cadetes, un infantil masculino, dos alevines, dos benjamines, dos prebenjamín y un mini. En total, un centenar de niños de los que solo un 10 % son mujeres. «Tratamos de traer niñas, pero hay un problema de base, cuando son pequeñitas sus padres las llevan a otras actividades con un poco más de cliché de chicas y cuando descubren que le gusta el fútbol ya están en edades un poco más avanzadas», relata Ramón. No obstante, una de sus jugadoras, Patricia Otero, ya ha sido convocada con la selección gallega infantil.
En el Panxón Nigrán desarrollan su método partiendo de la base de la formación de sus entrenadores, todos ellos con la titulación específica de fútbol sala. En las primeras etapas impera el trabajo de tipo técnico, y la táctica queda para fases más avanzadas del aprendizaje. La idea es que «todos los equipos de la escuela jueguen de la misma manera (el 3-1 y el 4-0 es el sello táctico del club en contacto permanente con el balón y desterrando el pelotazo) y que tengan los conceptos bien formados del fútbol sala», un deporte que en absoluto se parece al fútbol aunque comparta parte del nombre. De hecho, para el coordinador del Paxón Nigrán tiene más similitudes con otros deportes de sala. «Son deportes totalmente distintos, solo comparten el objetivo de meter una pelota en la portería. Con el baloncesto o el balonmano se pueden compartir más cosas», apunta Ramón Pérez.
Aunque no lo parezca por falta de un equipo de referencia en la comarca, el fútbol sala cuenta con unos cimientos sólidos no solo en el área, sino incluso en la provincia. «La comarca de Vigo y Pontevedra tiene muchísimo nivel de jugadores, pero es cierto que por problemas de coordinación entre clubes, por la falta de un equipo de referencia, cuesta atraer a los niños y que no se vayan en algunas etapas al fútbol, que a nosotros nos pasa», relata Ramiro mientras desvela que cuando algún chico destaca en el fútbol sala ya están los clubes de fútbol al acecho: «Cuando descubren que tenemos a un niño con cierto talento vienen a buscarlo y muchas veces se van atraídos por la imagen que tiene el fútbol».
Uno de lo diques de contención para conservar la materia prima en el fútbol está en la apuesta humana que hace el Panxón Nigrán. «Nosotros -dice el coordinador- hacemos lo posible por tratar bien a las familias, por tratar bien a los niños y por inculcarle valores que vean que lo importante es lo que nosotros le estamos tratando de dar, aunque al final la decisión es de los niños y de sus padres».
En el mismo sentido apuestan muchos por las actividades sociales que van más allá de la cancha. «Desde el primer año hemos tratado de desarrollar un proyecto social», que pasa por charlas de diversos temas como las actuación en redes sociales, el bullying, la nutrición, las drogas o la sexualidad. «Nosotros usamos el fútbol sala como medio porque es algo que nos gusta y creemos que es positivo para los niños, pero la razón fundamental es crear personas con valores».
Una apuesta que no está reñida con el apartado competitivo, aunque desde un punto de vista motivacional. «Si los niños por tener una competición se van a esforzar más, entonces sí que le damos importancia. No voy a decir que nos da igual ganar o perder, porque siempre gusta ganar, pero para nosotros lo importante es el resultado del trabajo, no la victoria en sí». Por eso no conciben que en determinados partidos otros no utilicen a todos sus jugadores. Algo impensable en el Panxón Nigrán si los niños cumplen dos requisitos: entrenar y comportarse.