Las secuoyas del 500 aniversario del viaje de Colón echan raíces en Nigrán

Monica Torres
m.torres NIGRÁN / LA VOZ

NIGRÁN

cedida

El nuevo bosque nace de hijos de ejemplares enviados por Estados Unidos

12 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El Concello de Nigrán inaugura, con motivo de la celebración del 12 de octubre, «el primer bosque de secuoyas gallegas». Este novedoso espacio se ubica en la parroquia de Priegue y los ocho ejemplares que ya echan raíces con hijos del medio millar de ejemplares de auténticas secuoyas californianas que se plantaron en Poio y Baiona en el año 1992. Aquella actividad fue un homenaje del gobierno de los Estados Unidos con motivo del 500 aniversario del Descubrimiento de América. La llevaron a cabo miembros de la expedición The Colombus Kids, que días antes habían sido ser recibidos por el rey Juan Carlos, dentro de los actos conmemorativos de tan importante efeméride.

Esta plantación con vistas al océano Atlántico, se ubica en e barrio de Pedrosas y ha sido posible, indica el gobierno local de Nigrán, gracias al rescate hace 5 años de los brotes en Baiona por parte de José Manuel Rodríguez. Ahora, este vecino que es defensor de la tesis del Colón gallego, las dona al Concello para conmemorar oficialmente desde Nigrán el encuentro entre los dos mundos. «É a árbore máis emblemática de EEUU, suxire beleza e inmortalidade. Mediante este pequeno bosque con vistas cara o Atlántico, queremos reivindicar a paz e a irmandade trasoceánica», explica el alcalde, Juan González, quien agradece especialmente esta donación al patrimonio público.

Las secuoyas pueden llegar a vivir miles de años y superar los cien metros de altura. Los ejemplares que la delegación estudiantil americana plantó hace 31 años en Baiona se adaptaron muy bien al clima, hasta el punto de que la especie se ha extendido en otras zonas del monte.

«Grazas ao microclima do Val Miñor, as secuioas de Baiona se reproduciron espontáneamente, algo moi estrano debido a escasa viabilidade da semente», explica José Manuel Rodríguez.

Algunos de aquellos jóvenes que participaron en la plantación de 1992 regresaron en el 2018 a Baiona para reencontrarse con las secuoyas. Viajaron especialmente para comprobar cómo aquellas plantas que tuvieron en sus manos se convirtieron con el paso del tiempo en unos árboles majestuosos que se levantan a más de 15 metros de altura. Con ellos también se trasladó el profesor de la universidad de Tucson, John Harmon MacElroy, que agradeció a la comunidad escolar que cuidara de los ejemplares. Tuvieron que protegerlos con unos tubos de plástico para que aguantaran en las primeras fases de crecimiento. A punto estuvieron de echarse a perder en octubre del 2017 por los incendios que asolaron el monte y, aunque resultaron dañados, pudieron sobrevivir y brotaron nuevamente.