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Un susto con final feliz para el refugio de animales de la Isla de Tali en Nigrán

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

NIGRÁN

Isla de Tali

Su barca desapareció, dos días después la encontraron y le acaban de donar otra

15 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cerca de la desembocadura del río Miñor en Nigrán hay una isla en la que viven casi 200 animales. Es la Isla de Tali, un refugio fundado por Natalia Rodríguez (Tali) para dar una segunda oportunidad a los animales que han sido abandonados o maltratados. Su cuidado requiere muchos alimentos y, al estar en una isla, la logística se complica más. En el refugio suelen trabajar con una barca a motor con la que, normalmente, hacen un viaje al día. Algunas veces, cuando reciben grandes donaciones de comida, deben cruzar hasta la isla en bastantes más viajes.

Esa barca, «indispensable para nuestro trabajo», explica Tali, desapareció durante dos días la semana pasada. Sin ella, los viajes para llevar comida a los animales los tienen que hacer andando y solo cuando la marea está baja, «lo que dificulta mucho más todo», indica la fundadora.

«Fue un susto. Ya nos la movieron o se fue con la marea en más de una ocasión, pero esta vez no la encontrábamos por ningún sitio», recuerda Tali. Desde sus cuentas en redes sociales comenzaron una campaña solicitando ayuda e información para averiguar el destino de su barca. «La verdad es que en las redes se volcaron con nosotras», reconoce. Dos días después, la barca apareció. Se la entregó una persona que se la había encontrado en el río y se la había llevado. «Dijo que vio la publicación que hicimos y nos la trajo», explica Tali.

Durante aquellas dos jornadas de búsqueda, además de recorrer varias veces el río y recibir miles de mensajes, también apareció Diego. «Había visto nuestro problema y nos decía que donaba una barca que tenía parada», explica Tali. Cuando le respondieron, ya habían recuperado la otra, pero «Diego insistió en que nos cedía la suya. Decía que prefería donarla antes que venderla».

Gracias a Diego, la Isla de Tali ha pasado de perder su único medio de transporte a tener dos. «El regalo de Diego nos ayuda un montón. Nos hace el trabajo mucho más fácil», destaca Tali, que ha compartido en varias ocasiones cómo es un reparto de comida en el refugio.

Primero, descargan la furgoneta con los cientos de kilos de alimentos que reciben con las donaciones, después los separan en diferentes capachos para no mezclar las dietas de las diez especies que conviven en el refugio, luego los cargan en la barca y navegan hasta la isla. Los perros son los primeros en recibirlos. Ya los saludan antes de llegar, cuando los ven acercarse con la barca. Al llegar, comienza el reparto de los alimentos con todos los animales que viven en el principal refugio animal de O Val Miñor.